Capítulo 15

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En el transcurso del camino, puedo ver que está bien dormido y la verdad ni como negar que se ve demasiado guapo con ese semblante tan tranquilo y relajado, por primera vez no luce como un arrogante ni nada de eso. Cuando me percato mi celular está vibrando y la verdad no soy muy buena manejando y agradezco que las calles estén muy solas por el horario, pero de todas maneras no me quiero arriesgar y que una patrulla me orille por usar el celular; me concentro en el camino y cuando estoy por llegar a mi casa escucho a Ezio empezar hablar.

-¿Dónde estamos? -Se le ve un poco confundido y con justa razón, a pesar de que diga que no estaba ebrio, ya viéndolo bien está muy borracho, que agradezco infinitamente que lo pudiera sacar de ese lugar del cual puedo asegurar que en su condición terminaría en una pelea.

-Estamos en mi casa profe, lo que pasa es que quería llevarme a mi casa y por su condición actual opte que sería más apropiado que yo manejara. -Espero y no recuerde lo que paso hace un rato, ya que sin duda fue algo muy comprometedor y no me sentiría cómoda de platicarlo.

-Pero yo podía haber manejado, no estoy borracho señorita. -Se le ve un poco molesto, pero debe reconocer sus errores y aprender de ello, así que no seguiré este absurdo juego y se harán las cosas como yo digo.

-Bueno maestro no voy a ponerme a discutir si esta o no borracho, así que sea tan amable de acompañarme al interior de mi casa y pues es obvio que en esta condición no se puede ir a su casa, así que dormirá en mi casa, -Se sorprende ante mis palabras y cuando veo que esta por decirme algo sin pensarlo me bajo de su camioneta para que pueda entrar; no estoy lista para para que toque el tema o que piense que lo invite a mi casa con otros fines y es que es obvio que ese no es el plan.

En el momento que me bajo, veo como empieza a bajar y se tambalea un poco, así que no me queda de otra más que ir en su auxilio y meterlo en la casa. Ya cuando le ofrezco mi ayuda me mira de manera molesta, como si el nunca necesitara ayuda de alguien más y eso sin duda irrita; al darse cuenta de mi mirada ante su actitud cambia su mirada y me regala una sonrisa y pasa su brazo por mis hombros para ayudarme a sostenerlo. Ya una vez que logramos entrar, lo situó en el sillón mientras voy por un café bien cargado para que le baje un poco la borrachera.

-¿Cielo a dónde vas? -Me giro a mirarlo y cuando veo que esta por levantarse me apresuro a llegar a su lado ya que no quiero que se vaya a tambalear y se haga daño.

-Maestro voy a la cocina, iré a prepararle un café bien cargado, así que espéreme aquí por favor. -Me ve un poco dudoso, pero le regalo una sonrisa y eso lo hace quedarse sentando.

Me dirijo a la cocina y pongo la cafetera y en lo que esta voy poniendo las tazas y en mi caso que no me gusta el café, saco una bolsita de té; ya en la espera le mando un mensaje a Jan diciéndole que le avise a Sebastián que me tuve que ir, que no se preocupe ya que un taxi me vino a traer.

Mientras estoy absorta en mis pensamientos, oigo que alguien se acerca y volteo para encararlo y por supuesto regañarlo, pero una vez lo miro a los ojos me quedo helada ya que no es la manera en la que me gustaría verlo.

-Cielo necesito hablar contigo, y quiero que sea ahora mismo. -Se le escucha preocupado y mentiría si no digo que hasta pálido se ve

-Claro profesor, pero por favor tome asiento, ¿está todo bien? -Al sentarse lo miro a los ojos y puedo decir que están llenos de culpa, pero no diré nada lo dejare hablar, el solo se limita a mirarme y sonreír de una manera melancólica

-Cielo yo te debo muchas disculpas y es que desde que llegaste me he comportado como un verdadero idiota, pero todo tiene una explicación y sé que en el peor de los escenarios me dirás que no es tu culpa y es la verdad, solo espero y me puedas comprender un poco. -Al decir esto levanta su mirada y es raro porque con un simple contacto visual me hace estremecer y es algo totalmente nuevo para mí esa sensación que provoca en mí.

Odio amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora