Otra vez...

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Natalia estaba buscando a Marín, tenía algo muy importante que decirle. Seguro que Marín tenía sus razones para haberle abandonado así en el café, le llamó por teléfono en esa misma noche, Marín no contestó. El joven se encontró con sus padres esperándole en la sala, ambos habían estado tan preocupados que incluso habían considerado llamar a la policía, afortunadamente llamaron primero a sus amigos y cuando el turno de llamar a Nina llegó ella pudo confirmarles que lo había visto sano y salvo. El chico había pensado en una excusa de camino así que puso todo su empeño en convencer a sus padres que había encontrado a Lordbug y que había necesitado ayuda de un civil para atrapar a unos ladrones que actuaban en pandilla, claro que sus padres le creyeron, no quitaba la preocupación de sus padres quienes ahora dirigían su interrogatorio hacia si su hijo se había puesto en peligro, la preocupación de los amorosos señores Dupain era más que su enojo, no pasó de un regaño y una advertencia. Ojalá Adrianna tuviera la misma suerte.

Cuando llegó a la mansión Agreste su padre tenía unos oficiales de seguridad privada tomando notas para una investigación, incluso para el señor Agreste eso era extremo. Adrianna realmente recibió la reprimenda de su vida, su padre exigía explicaciones y al mismo tiempo no daba tiempo a Adrianna para darlas antes de soltarle una nueva reprimenda. Al final quedó confinada a su cuarto por un mes, un mes de sus vacaciones en su cuarto, solo podía salir para sus sesiones de modelaje y además le habían asignado un guardaespaldas que la vigilara.

Marín yacía recostado en su cama mirando la luna, no podía dormir. Su teléfono vibró, un mensaje de Adrianna.

Mi entierro es mañana a las 3:00 no faltes, no puedo salir de mi habitación en un mes.

Te voy a extrañar.

Marín no pudo reprimir una pequeña sonrisa.

Por cierto, ¿crees que la torre Eiffel tenga cámaras de seguridad?, sería un lindo recuerdo.

De pronto la vergüenza invadió a Marín, realizó en que había tenido relaciones en la cima de la torre Eiffel, ¿cómo habían sido capaces de tal tontería? Aun así, no se arrepentía en lo más mínimo. Otro mensaje, no era de Adrianna.

Realmente necesito hablar contigo, es algo importante, ¿podemos vernos en el café de ayer?

Natalia.

De pronto Marín sintió un nudo en la garganta. No tenía idea de lo que se trataba la charla pero realmente esa clase de petición misteriosa nunca trae buenas noticias. Sobre todo estaba preocupado porque las cosas se habían tensado entre Natalia y él desde esa noche, si Natalia seguía sintiendo algo por Marín entonces le rompería el corazón el enterarse de la relación del chico con Adrianna. No quería herirla, sobre todo debía contárselo a Adrianna, ¿debería? Probablemente le traería problemas. Eso lo decidiría al día siguiente, ahora estaba exhausto y de seguro se resfriaría.

Al día siguiente su padre subió a despertarle, su madre y él debían salir por todo el día, por lo tanto Marín debía encargarse de la Pastelería. Eso solo significaba una cosa para el chico, ya no podría dormir más. Una vez su cansancio le permitió ponerse de pie y darse un baño, bajó las escaleras y encontró a sus padres dejando las cosas dispuestas para que el chico no tuviera más dificultades de las necesarias. Sobre todo le dejaron una instrucción muy específica: No salir.

El chico realmente podía manejarlo, en la mañana era el horario más ocupado, generalmente se llenaba de personas haciendo fila para comprar pan caliente. Estaba aburrido, subió rápidamente por su libreta para seguir con un par de diseños. Entonces entró por la puerta un hombre a quien Marín ya conocía, el chofer de Adrianna, el hombre entró y le dio una lista a Marín, un pedido bastante surtido de diversos postres. Marín miró la lista un momento mientras fruncía el entrecejo y miró al hombre, quien sólo se limitó a explicar:

-A la señorita Agreste le gustan los dulces.

Eran para Adrianna, Marín se dispuso gustoso a atender el pedido de la lista, una vez hubo terminado le entregó el pedido al hombre, quien junto con el dinero del pago le entregó un sobre.

-A la señorita Agreste también le gusta el joven que los hace.

-P-perdón?

El hombre se retiró con una sonrisa burlona y se marchó. Marín abrió inmediatamente el sobre, al romper el sello le llegó un aroma conocido, de seguro Adrianna le había perfumado el sobre, dentro había una foto de ella y una carta.

Espero esos dulces los hayas hecho tú, supongo que tendré que revisar cada uno para ver si tienen tu marca.

Si no los hiciste tú los botaré y mandaré a otro empleado a comprar más hasta que consiga unos hechos por ti.

Por cierto, pensé que tal vez te gustaría una foto mía, y no, no me refiero a todas las que tienes pegadas en tu cuarto.

Pd. Te extraño.

Conforme iba leyendo cada línea su sonrisa se iba ensanchando más y más. Una sensación curiosa en su estómago crecía, una sensación que no sentía por nadie más que por Kitty, ahora sabiendo que eran la misma la disfrutaba mucho más.

En ese momento alguien lo sacó de su trance, la campana de la puerta sonó, indicando que había entrado un cliente, Marín guardó rápidamente el sobre y fue hacia el mostrador. Encontró a quien menos esperaba en ese momento.

-Natalia...hola

-Yo...no respondiste mis llamadas ayer...ni mi mensaje...¿estás bien?

-Si...sí, yo estoy bien. Gracias por preocuparte.

Natalia sentía algo fuera de lugar, aun así tomó un fuerte respiro y siguió hablando.

-En fin...yo...

Natalia estaba más nerviosa que de costumbre.

-Marín...estoy bastante segura de que...sabes lo que siento por ti...

A Marín cada palabra le hacía temblar las piernas.

-Y creo...creo que sientes lo mismo por mí. Pero necesito que me lo digas Marín.

-Natalia...yo...creo que te has confundido...

-Marín, no me mientas, te conozco lo suficiente. Tú me has dejado conocerte bastante en los últimos meses

Dudó en decir lo siguiente pero tras tomar valor lo soltó.

-Marín...mi padre ha conseguido pagar una escuela de arte...es en América...iré después de graduarme...- Ahora no había marcha atrás.

-Y creía que era lo que más quería, pero la verdad es que me doy cuenta ahora...lo que más me gustaría es tenerte a mi lado...por eso- Intentó tomar la mano que Marín había dejado sobre el mostrador, pero Marín la retiró.

-....bueno...por eso...estoy dispuesta a quedarme Marín...por ti. Sólo dime que sientes lo mismo que yo y me quedaré.

Un silencio de solo segundos, a ambos les pareció eterno.

-Natalia...no puedo negarte que llegué a sentir algo más fuerte por ti...no puedo mentirte...por eso- Miró a los ojos turquesas y brillantes de la chica que tenía enfrente.

-Pero no puedo decirte lo que quieres oír Natalia. Sigo enamorado de Adrianna.- Cada palabra hundía un poco más a Natalia.

-Pero....-Estaba haciendo un esfuerzo por contener las lágrimas, pero su voz delataba lo que sentía.

-¡¿Pero por qué ella?! Yo...yo...ella te rompió el corazón... ¿no significa nada?

Marín no tuvo nada que decir. Natalia no quería romper en llanto frente a Marín.

-Yo...yo creía que...-Natalia no pudo aguantar más, se retiró caminando de prisa y salió del local.

Marín quedó ahí, no era una sensación que alguien debería experimentar más de una vez, la de romper un corazón.

Felicidades Marín- Pensó- Lo volviste a hacer.

Hero. Miraculous Lordbug (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora