Hacer lo correcto

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Lordbug estaba de pie sobre el tejado del edificio donde vivían Natalia y su familia, un silbido avisó a sus sentidos que debían ponerse alerta. Giró la vista hacia el cielo que estaba a punto de oscurecer y distinguió una figura sobre una farola. No lo iba a dejar escapar. Tomó su yoyo y se lanzó detrás de Volpe, quien empezó la carrera sobre los tejados de París.

Era ciertamente como cazar un zorro, uno escurridizo y burlón. Al cabo de un rato Volpe dejó de huir y se dejó caer en un callejón, Marín estaba seguro de que era una trampa, ¿Y?

Aterrizó con pesadez en el suelo y escudriñó con la mirada cada centímetro del callejón. Frente a él salió de la oscuridad tocando una flauta su enemigo.

—Te tengo, Carletti. No intentes huir.

—Siempre eres así de aburrido, Jackie Chan?— dijo mientras giraba la flauta entre sus dedos.— Debes alejarte de Adrianna Agreste, por lo menos sentimentalmente.

Había escuchado correctamente? Si antes sospechaba que Luca quería quitarle a Adrianna, ahora estaba seguro.

—Piensas que voy a hacerlo si me amenazas?

—Las amenazas son sólo palabras, yo por otra parte,— dijo mientras acercaba su flauta a su boca— soy un hombre de acciones.
Comenzó a tocar su flauta, una aura negra comenzó a emanar de Volpe y a rodear a ambos, Marín solo distinguía una estela naranja brillante que se movía alrededor de él, como jugueteando en la oscuridad.

—Lordbug...

Marín reconoció esa voz, no era de Luca, era Hawk Moth, sólo una vez había escuchado su voz y por desgracia no era fácil de olvidar. Su voz era profunda, grave, en cada palabra parecía irradiar odio, todo lo que estaba mal en el mundo se escuchaba en esa voz.

—Te alejarás de Adrianna Agreste...

—Porque tú me lo dices?

—Para que ella no sufra cuando mueras.

—Me sorprende no haber preguntado esto antes, ¿Porqué te importa Adrianna?

—Todo lo que necesitas saber es que si no te alejas de ella te haré sufrir.— la voz de Hawk Moth no dejaba de sonar tranquila, como si la maldad fluyera tan normalmente en su cuerpo como el respirar.

—No creo que puedas repetir lo del Bandido, debo suponer que fue pura suerte.

—No hablo de lastimar tu cuerpo. Volpe, muéstrale...

Frente a Marín se formaron dos figuras, el jóven héroe quedó sin aliento, comenzó a llorar. Delante suyo habían dos imágenes horribles, unas imitaciones ofensivas, unas sátiras terribles en las que Marín pudo distinguir los ojos de sus padres.

—Comenzaré con tu hermosa familia, convertidos en un amasijo de carne, irreconocibles— para un monstruo como Hawk Moth nada era sagrado, ni siquiera la familia. — Después iré por tu patético amigo— ahora delante de Marín se mostraba a Alim, no sabría decir si estaba vivo. Sus anteojos estaban rotos, tenía heridas sangrantes por todo el cuerpo y finalmente, tenía un letrero en el pecho que decía: El último fan de Lordbug.

—Y dejaré lo mejor para el final...— Marín estaba convencido, fuera lo que fuera Hawk Moth, no podía ser humano, era un monstruo. Marín ya intuía lo peor.

—Tu querida artista...— Delante de él estaba algo que Marín no podía soportar. Gritaba el nombre de Natalia una y otra vez, pero era inútil, no podía hacer nada, ni en la mente más retorcida siquiera figuraba hacerle algo como eso a alguien tan pura como Natalia. Cerró los ojos y se cubría los oídos. Sin embargo no bastaba para sofocar las súplicas de Natalia, quien sollozaba por la ayuda de Marín.

—No es real, ¡no es real!...— comenzó a repetirse Marín mientras su mente se rompía.

—Hoy mismo te alejarás de Adrianna, o entre más tiempo me des...más maneras de hacerte sufrir se me ocurrirán.

El aura negra desapareció, Lordbug se encontraba en posición fetal mientras su atormentado cerebro intentaba recomponer las piezas de la realidad.

Volpe se paró frente a Lordbug y lo observaba en el suelo. Realmente le provocaba lástima, había una línea entre ser malo y lo que era Hawk Moth.

Al cabo de una hora Lordbug recuperó la razón, se levantó del suelo y siguió llorando, con los ojos rojos y el corazón destrozado.

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Marín, o mejor dicho Lordbug, estaba sentado a la orilla de un tejado. Contemplaba la luna, recordaba viejas épocas, cuando su vida era más simple. Desde que ocurrió lo del suicidio, Marín conocía una verdad indiscutible: a veces, ser héroe apestaba.

Una sensación lo sacó de sus pensamientos, las tiras que colgaban de su espalda se sentían tensas. No tardó mucho en deducir lo que ocurría. Tenía compañía.

—Hola...

—Cómo supiste que era yo?— preguntó Kitty Noir con un tono de voz tranquilo.

—Creo que Natalia fué a discutir contigo, verdad? O no... no lo sé, no me quedé a averiguarlo.

—No estoy aquí para hablar de ella.— dijo sentándose a su lado.— Marín...yo...

—Disculpa aceptada.— sentenció Marín con la mirada clavada en la luna.

—No, espera. Necesito que lo escuches...

—No quiero escucharlo, no quiero pensar en eso. Sólo olvidemoslo, ¿Quieres?

—...De acuerdo... Entonces...¿Estamos bien?— era la pregunta que temía hacer.

Marín se puso en pie. No estaban bien.
Necesitaba hablar con ella, que mejor momento? Que mejor lugar?

Marín se quitó el antifaz y tomó un gran suspiro.
Comenzó a hablar, en cada palabra que flotaba hasta los oídos de Kitty, Marín dejaba ir un pedazo de si mismo. Abrió su corazón, había sido su primera relación, su primer corazón roto, su primer beso, el primer “Te amo”, su primera cita, su primera vez.

A medida que Marín continuaba hablando el semblante de Kitty se iba oscureciendo más, sus ojos se volvían un poco más cristalinos y su corazón se hundía más y más profundo dentro de su pecho.

-Lo hago para protegerla- era el pensamiento que acolchaba la consciencia de Marín.

—Lo lamento, gatita...

Adrianna no dijo nada, intentaba ocultarlo, pero sus sollozos cobraban fuerza. Sin separar la mirada del piso palpó con su mano en busca de los pies de Lordbug, pero no los encontró. La había dejado sola, Adrianna se quitó el antifaz y comenzó a llorar. Si de cualquier manera iba a sufrir, qué mejor que empezar de una vez?

Lordbug subió a lo más alto de la Torre Eiffel, ahí donde nadie lo vería ni lo escucharía. Se destransformó y se desplomó en el piso. Quedó de rodillas mirando a la luna, llorando estruendosamente. Estaba haciendo lo correcto, Entonces: ¿Porqué se sentía tan mal?

Era de esos días en que se preguntaba porque le había tocado a él ser Lordbug.

Hero. Miraculous Lordbug (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora