Capítulo 1

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9 De Junio. Penúltima Semana de Clase.

Era temprano y sonó el despertador.

Me levanté, como cada mañana, y pensé que ésta sería una buena semana pero como siempre, me equivocaba.

Me fui al instituto contenta para ser un lunes.

En pocos minutos empezaron las clases y ya empezábamos mal: Nos cambiaron de sitio y me pusieron con el 'friki' (no es por él, sólo que soy muy habladora y claro no es lo mismo) y suspendí el examen de sociales que necesitaba aprobar.

¿Me podría ir peor? Sí.

Después de una larga mañana llegué a casa y mis padres estaban muy raros, y opté por preguntarles.

-Es difícil, Celia, pero es necesario para nuestro futuro y para el tuyo.-Terminó de explicarme mi madre.

La conversación me deprimió bastante ya que trasladaban a mi madre, que era abogada, a Sevilla y nos iríamos este mismo Viernes.

Me fui directamente a mi cuarto, del que no salí en lo que quedaba de día.

Al día siguiente, la mañana me fue mejor.

Les conté a mis amigos que me iba a mudar, algo que no les hizo mucha gracia. Los profesores me dieron ánimo, pero aún así yo estaba demasiado mal.

Esta semana se me pasó volando.

Llegó el viernes, no fui a clase ya que el avión salía a las cuatro de la tarde y tenía que preparar las cosas.

Nos dirigimos hacia el aeropuerto donde cogeríamos nuestro avión hacia Sevilla.

Cuando llegamos me encontré con una sorpresa.

Allí se encontraban todos mis amigos: Lucía, Paula, María, Sergio, Javi y mi mejor amiga, Andrea, con una pancarta de despedida. No pude aguantarme y me puse a llorar, todos me abrazaron y me dieron un regalo de recuerdo.

Tras la emotiva despedida subimos al avión, despegó y al ver todo desde allí arriba me derrumbé.

No sabía lo que me iba a encontrar tan lejos de mi casa, de mi familia y de mis amigos.

Llegamos sobre las ocho de la tarde y solo queríamos descansar.

Entramos en mi nueva casa, la cual me parecía pequeña pero al entrar era todo lo contrario. Tenía 2 plantas y sótano.

Corrí a elegir cuarto y me pedí una de las habitaciones más grandes; tenía un ventanal con un banco debajo, un armario muy amplio y unas vistas increíbles a un increíble jardín.

Mi hermano se escogió la habitación de al lado que era muy parecida a la mía.

Mis padres nos avisaron de que mañana colocaríamos los muebles de cada habitación, de la cocina, los baños y del salón; la ropa en los armarios y los objetos personales en cada habitación propia.

Fue un día muy largo, la verdad.

Cenamos y nos acostamos, había sido un día muy duro para todos.

Acaba siendo interminable (Gemeliers). #T1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora