¿Qué fue de nuestra amistad?

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¿QUÉ FUE DE NUESTRA AMISTAD?
Autora: Belu

Estaba en esa grandísima fiesta, llegaban chicos y chicas, todos me felicitaban… de pronto lo vi entrar a él junto con mi hermano, él sólo me saludo de lejos, ya que cuando iba a saludarlo una de mis amigas me abrazo impidiéndome pasar. Después de cómo una hora de estarlo buscando, salí de entre la multitud y pude verlo. Ahí, sólo, sentado en una de las banquetas mientras se fumaba un cigarro, comencé a caminar hasta sentarme a su lado. Le sonreí él hizo lo mismo.

- ¿Qué onda? – le dije mientras le golpeaba el hombro.
- ¿Qué onda? – me respondió con una sonrisa falsa y con un tonito de deprimido.
- ¿Qué paso? ¿Cómo te sientes? – le pregunté
- Mal, Susan y yo terminamos – respondió, debo de decir que eso me asombró, pero a la vez hizo que me sintiera feliz, con esperanzas.
- Y ahogas tus penas en... eso – le señalé el cigarrillo, él se río. – No me hace gracia – le dije seria.
- Eres graciosa Alison – dijo mientras daba otra calada, ¿Alison? Por qué me llama Alison, siempre es sido Ali para él, definitivamente eso me preocupaba. – Alison... Tengo que decirte algo – dijo mientras apagaba el cigarrillo, su tono me preocupo aún más.
- Habla – le dije - ¿Qué ocurre? Sabes que puedes contarme cualquier cosa, hasta la más estúpida – dije riendo, tratando de mejorar el ambiente.

Ahora parecía que Lalo no sabía que decir. Agachó la cabeza y sonrió. Miró hacia arriba y sonrió ampliamente.

- Sabes que… eres increíble – dijo mientras me miraba. 
- Ahh tú también eres increíble, eres muy…- estaba a punto de decir que era muy lindo, pero él me interrumpió en seco.
- No lo entiendes ¿verdad? – su rostro cambió – Tú.... tú eres... por tu culpa... – comenzó a reírse en burla.
- ¿Por mi culpa qué? Habla bien, ¿qué hice? – le pregunté muy asustada.
- Por tu culpa terminamos Sus y yo – me gritó.
- ¿Cómo? ¿Qué te pasa? ¿Estás loco? ¿Por qué por mi culpa? – pregunté muy alterada y al borde del llanto, ¿cómo por mi culpa?, el chico que me gustaba desde pequeños me odiaba porque por alguna razón pensaba que había hecho que él y su novia cortaran, eso no era justo.
- No entiendes, no sé, cómo, cuándo, dónde ni por qué, pero creo que siento algo por ti, es por eso que terminé con Susan – me gritó aún más desesperado. Me helé al oír esa información.

Él se paró y empezó a dar vueltas. Yo me le acerque e intente hablarle.

- Oye Lalo, yo… mira yo debo de decirt…- estaba a punto de decirle mis sentimientos y le me interrumpió empujándome, haciéndome a un lado.
- Sabes que no quiero ni estar cerca de ti en estos momentos, sólo déjame solo – me dijo muy enojado, yo tenía ganas de llorar.
- Ok, entonces quédate solo – le grite mientras corría hacia el gran árbol del jardín de la casa de mis abuelos. Era un patán ¿cómo se atrevía a hacerme eso? Yo no tenía la culpa de nada de lo que le estaba pasando… los sentimientos no son culpa de nadie.

Corrí, me abrace del árbol, luego me senté y comencé a llorar. Pasó como veinte minutos, mi celular no paraba de sonar, eran mis amigas y mi hermano… seguramente se preguntaban ¿dónde estará la cumpleañera?

- Genial Alison... – me dije – Te pasas el día de tu cumpleaños llorando por un imbécil.
- ¿Tan imbécil soy? – escuché su voz, me giré bruscamente y vi su rostro. Estaba serio. Se sentó frente a mí y me miró.
- Sí, tan imbécil eres – respondí sin mirarlo a ver. 
- Ok. Tienes razón, de verdad que la tienes, ciertamente soy un imbécil – me secundó él.

Hubo un incómodo silencio, como por cinco minutos, ninguno de los dos se veía a los ojos, de pronto me decidí a romper el silencio.

- ¿Qué fue para ti nuestra amistad Eduardo? – le pregunté - ¿Un juego? ¿Una broma? ¿¡Que!? – le pregunté otra vez al borde del llanto.
- Nada... Porque yo jamás quise ser tu amigo – me dijo riendo, lo conocía tan bien que sabía que esa era su risa de nervios.

Sonaba duro. Me levanté y comencé a caminar. No quería estar en esta casa ni quería estar cerca de él. No quería estar cerca de Eduardo Montes.

- ¡Porque lo que quería era ser más que un simple amigo! – gritó

Paré en seco mientras reaccionaba. Los de la fiesta seguían bailando, la música estaba sonando y todos estaban prestando atención al interior de la fiesta, pero yo no podía moverme, eso, eso que él dijo y yo quería escuchar desde hace un par de años, eso me lo estaba diciendo ahora.

- Te quiero Alison... te quiero desde el primer momento en que te vi... Intenté olvidarte por el bien de ambos pero... jamás lo he podido hacer – me gritó de nuevo.

Yo seguía dándole la espalda, estaba totalmente inmóvil. Me giré poco a poco y pude ver como se acercaba a mí mientras se rascaba la cabeza.

- Te quiero más de lo que debería Ali – dijo cogiéndome de la cintura
- Entonces.... ¿Qué fue para ti nuestra amistad? – le susurré en el oído.

La pregunta le hizo reír. A mí también ya que nadie se espera de que cuando te declaren tu amor preguntes por una amistad.

- Ha sido lo mejor de mi vida... Y entiendo que quieras seguir siendo solo mi amiga...- dijo empezando a soltarme de la cintura.
- ¿Quién ha dicho que yo quiera ser solo tu amiga? – dije mientras me acercaba a su rostro.

Estábamos cerca, sonreí y nos besamos. Llevé mis dos brazos alrededor de su cuello y dije sobre sus labios "Es el mejor regalo de cumpleaños de toda mi vida"

De pronto mi hermano salió, pero a Lalo le dio igual, porque me cogió y me besó de nuevo. Haciendo que este fuera el mejor cumpleaños de toda mi vida.

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