Había una vez una hermosa chica llamada Kaira con una bella cabellera rubia. Vivía sola, lo único ella tenía un bello caballo blanco al que llamaba Neodimio.
Ellos vivían en Neptunio, un mundo fantástico. En este mundo existían hadas y ogros, brujas y magos. Kaira había sido la hija de un hada y un mago, que habían muerto por luchar en contra de Berkelia, la bruja más mala y vieja de Neptunio. Un tiempo ua hada amiga de su madre la cuidó, pero al cumplir los 10 años se fue. Era por eso que Kaira estaba sola en la vida
Un día un apuesto chico Diederik llego a su aldea, él la vio y se enamoró automáticamente.
- Hermosa chica ¿cuál es tu nombre? – preguntó él bajando de su caballo.
- Kaira – respondió ella desconfiando.
- No, no te asustes bella niña, no planeo hacerte nada. Yo soy Diederik, príncipe del pueblo de Torio. ¿Podrías decirme que aldea es esta? ¿Con cuántos pobladores cuenta? ¿Quién es el rey de este lugar?
- Esta no es una aldea, no hay rey ni reina. Sólo vivo yo aquí con mi caballo – respondió ella sorprendiendo al joven príncipe. – Vivo de lo que me da el bosque.
- Bella Kaira en tus ojos puedo ver una hermosura que jamás había visto, en tus ojos veo una alma pura. Ven conmigo, ven a mi reino y sé mi princesa.
Kaira se sorprendió antes tal petición, ella no confiaba en nadie así que fríamente lo rechazó.
Pero el principe no se rendía, entonces volvió día tras día para conquistarla con detalles y lindas palabras. Él le regalaba hermosos vestidos y joyas finísimas, pero sobre todo siempre le dedicaba poemas o canciones de amor.
- Dime buen príncipe ¿por qué haces esto? Yo te rechacé y tú has vuelto día con día a regalarme cosas finas y a decirme palabras hermosas.
- Lo hago por amor, la primera vez que te vi supe que no hay princesas, ni hadas en el mundo que tengan la pureza que tú tienes. Me enamoré automáticamente de ti… no pretendo que tú te enamores de mi como yo lo estoy de ti, pero por lo menos quiero que en tu corazón se encienda una pequeña flama y que tú me quieras una enésima parte de lo que yo te quiero. Quiero que puedas confiar en mí.
Esas palabras surtieron un efecto increíble en Kaira. La chica poco a poco empezo a sentir algo hacía el principe...
- Querido Diederik extrañaré tu voz esta noche, debo aceptar que me he acostumbrado tanto a tu compañía que en las noches me siento extraña sin escuchar tu canto y sin sentir la cercanía de tu ser – dijo la chica mientras el príncipe se montaba a su caballo.
- Querida Kaira las palabras que has dicho encienden mi corazón, esta noche dormiré con la esperanza de que alguna noche estemos juntos. Contaré los segundos para que amanezca y pueda venir a verte.
La mañana llegó y Kaira lo esperó, pero él no llegó, cuando el día caía se escucharon las pisadas de caballos y Kaira salió entusiasmada esperando ver a su príncipe, pero en vez de ver la figura de su joven se encontró con un hombre viejo y con semblante preocupado. Traía graves noticias: el príncipe había enfermado...
- Bella chica dime ¿tú eres la hermosa Kaira de la que mi hijo Diederik habla con tanta devoción? – preguntó el viejo.
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One shots
Historia CortaHistorias de un sólo capítulo. Con uno sólo bastará para que te enamores.