Mi viaje favorito

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¿Tú qué piensas sobre el amor a primera vista? ... Yo también creo que no existe, yo lo que creo que existe es la "atracción a primera vista".

Y sobre eso es esta historia, sobre atracción a primera vista... ah y también sobre música. Yo siempre he dicho que la música une a las personas. ¿No me crees? pues entonces estás a punto de darte cuenta de lo mágica que puede ser la música.

Me llamo Eleanora, tengo 17, vivo en Roma, soy estudiante de piano en el Conservatorio Nacional de Música de Italia, tengo una hermanita molestona de 9 años llamada Isabella, que estudia violín.

Hace un año mamá entro a trabajar, entonces ya no teníamos quien nos llevara a clases, así que Isabella y yo nos empezamos a ir cada tercer día juntas por el metro de Roma para poder llegar al Conservatorio. Al principio no me gustaba, nunca antes me había transportado en metro, no estaba acostumbrada a viajar sola, y para empeorarla, no sabía cómo cuidar a mi hermanita. Todo era horrible, pero entendí que mis clases de música valían ese sacrificio y más.

Me comencé a acostumbrar como a los dos meses y en ese mismo tiempo fue cuando ÉL apareció.

Generalmente mientras Isa y yo íbamos en el metro yo le iba enseñando alguna cosa o íbamos practicando alguna de nuestras lecciones de solfeo… pero aquel día no pude ni voltear a ver mi lección, ni a mi hermana… aquel hermoso día en el que él entró en el mismo vagón que nosotras.

Sentado en la fila de asientos frente a nosotras, ese chico de cabello largo y castaño, ojos color miel, piel apiñonada y radiante sonrisa… iba con una sudadera verde, pantalones de mezclilla desgastados, convers negros y una guitarra en los hombros, ese chico que en aquel momento era un completo extraño se me hacía el más guapo que había visto en toda mi vida... me había hipnotizado.

—Ele tus ojos a la lección — susurró mi hermana entre risitas, yo sólo la codeé.

Pasaron unos minutos y el tren se paró… íbamos tarde y para terminar de fregarnos, el tren se paraba. Pero igual no me importó mucho, yo podía seguir viendo de reojo a ese chico todo el tiempo que quisiera.

—Ele, ese chico también te está viendo — me dijo mi hermanita al oído.

—Cállate — le susurré.

—Es verdad…

Cuando el metro siguió quise voltear a verlo de reojo para ver si lo que mi hermana decía era cierto. Y resultó que en un par de segundos, que para mí se hicieron horas, nuestras miradas se cruzaron.

Cuando llegamos a nuestra estación yo cruzaba los dedos porque él también se bajara ahí, y así fue. Casi muero de la emoción. Salimos del metro y caminamos juntas en dirección del Conservatorio, pero lo mejor es que él también. Estaba casi rogando que él también fuera alumno del conservatorio. Y una cuadra antes él dio vuelta perdiéndose de mi vista.

—Ni modo, fue tu amor de metro — bromeó mi tonta hermana, yo la empujé.

Al día siguiente, en mi preparatoria, me la pase alucinando con aquel chico, sentía que lo veía en todos lados, veía a algún chico de lejos y creía que era él, pero al acercarse me daba cuenta de que sólo eran trucos de mi mente.

One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora