– Tío otro disparo, se escuchan muchos disparos – susurró el pequeño Ismael.
– Duerme bebé, duerme. Mañana será otro día – susurro Thiago una vez más en el oído de su sobrino.
– No quiero dormir, los avios de guerra y los disparos me asustan, tengo miedo – respondió con voz adormilada el pequeño niño de apenas unos cinco años.Thiago comenzó a cantarle en el oído y el bebé se durmió al instante.
El chico amaba tanto a ese pequeño, ya que su hermana, la madre del niño lo descuidaba, por el simple hecho de haber sido producto de ella y un convicto que le rompió el corazón, pero desde el primer momento que Thiago vio al pequeño, ahí solito, sin amor, sin protección, no pudo separarse de él. Thiago siempre decía que los ojos del pequeño transmitían las emociones más puras.
Thiago era un chico de tez morena, era poseedor de unos ojos azules que muchos envidiaban, su cabello era castaño y largo hasta los hombros. Era un chico con grandes valores, respetaba a sus padres, respetaba mucho a su novia… pero sobre todas las cosas amaba a su pequeño sobrino tanto como a su patria, el chico tenía un gran sentido de patriotismo.
Cuando la guerra estalló él fue de los primeros en querer enfilarse al ejercito, pero las suplicas de su familia, sobre todo de su sobrino hicieron que abandonara ese pensamiento. Pero la guerra seguía y seguía y él no era capas de quedarse con los brazos cruzados.
– Amor, mira las flores que encontré, a Ismael le encantarán – dijo Kimberly, su novia, mientras corría hacia donde estaba él para enseñarle las bellas flores que había encontrado en el campo.
– Kimberly, estoy decidido, me enfilaré al ejercito – dijo Thiago, fríamente a su novia, esta dejo caer las flores de sus manos al verde y abundante pasto.
– ¿Qué? ¿Cómo? – preguntó ella en apenas un susurro.
– No puedo quedarme así, de brazos cruzados, el país se está cayendo, ayer tú oíste a Isma, él está aterrado por la guerra, no quiero que él este viviendo en un país así, que está en las ruinas – le respondió él mientras recogía las flores y se las entregaba, ella las rechazó.
– ¿Crees que si tu entras la guerra se acabará? ¿Crees que eres una especie de súper héroe? No has pensado en ¿Qué dirá tu madre? ¿Qué dirá tu padre? ¿Qué diré yo? ¿Qué dirá tu hermana? ¿Qué dirá Ismael? Eh dime ¿por qué no piensas en nosotros? – dijo ella alzando cada vez más la voz y aventando las flores al suelo.
– Sí, lo he pensado y por eso he decidido solo decírtelo a ti – respondió él volviendo a recoger las flores.
– O sea que ¿aparte piensas huir? ¿piensas irte sin decirle nada a nadie? ¿piensas romperle el corazón a tu familia? – preguntó la chica rubia comenzando a llorar. – Ellos te necesitan aquí, vivo.
– No huiré, pienso hacer lo que voy a hacer por ellos, por ti, por Isma. Por favor piénsalo, apóyame, no me hagas las cosas más difíciles – suplico él poniéndole el ramo de flores en los brazos.
– Thiago tú me haces las cosas difíciles a mi – grito ella mientras salía corriendo de ahí con el ramo en las manos.Ella no quería que él los dejará solos, no quería que el amor de su vida muriera en batalla, ella estaba aterrada.
Pasó toda la tarde viendo las flores y meditando, Thiago era tan patriótico y valiente que daba miedo.
– Buenas noches– dijo la chica entrando a la humilde casa de Thiago.
– Tía Kimberly, mi tío Thiago me dijo que me trajiste unas flores hermosas del campo ¿dónde están? – pregunto corriendo hacía ella el pequeño Ismael.
– Aquí están pequeño, aquí están – respondió ella con hilo de voz, estaba asustada.
– ¿Pasa algo pequeña? – preguntó el papá de Thiago.
– No señor, estoy bien.
– Más vale que cuides a tu novia eh – amenazó a su hijo, Thiago solo sonrío.
– Tenemos que hablar – dijo él a la chica mientras salían de la casa.
– ¿Cuándo te vas? – preguntó ella mirando al suelo de la enorme calle.
– En unos tres días, tal vez cuatro. Johan y Santiago también irán.
– ¿Prometes estar bien? – preguntó ella derramando muchas lagrimas.
- Sí, lo prometo. ¿Tu prometes cuidar a mi familia? – preguntó él agarrando la cara de su novia y besándola en la frente.
– Sí, lo prometo – contesto ella vuelta un mar de lágrimas.
– Todo saldrá bien – le susurró él mientras le secaba las lágrimas.
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One shots
Short StoryHistorias de un sólo capítulo. Con uno sólo bastará para que te enamores.