(AU) Otayuri
Cuando abrió la puerta nunca pensó que le harían tal declaración.
-¿Qué haces aquí?
-Vine para tener sexo.
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Ganador de los Otabears 2020 en la Categoría Hibridos.
...
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Sentía que no podía respirar cuando despertó. Ahí estaba Otabek sobre el cómo si dormir así protegería al rubio de cualquier cosa. Yuri solo rodó los ojos y trato de moverse aunque fue inútil.
Otra vez. Pensó al recordar cuando despertó después de haber follado.
Su cuerpo estaba cubierto por completo por el Alfa abrazaba su cintura muy fuerte a pesar de estar dormido y su cara estaba oculta en el hueco del cuello contrario.
Yuri siente como su Omega reacciona al sentir la respiración de Otabek en su cuello.
—Beka... Beka... Daddy—. Nada. Era como si estuviera en coma.
Yuri cierra sus ojos unos segundos tratando de recordar lo que pasó antes de desmayarse. Según recuerda todo había salido bien les mintió a todos y fue lo suficientemente creíble para convencer a los periodistas.
Es una marca de amor. Se sonrojo al recordar las palabras de la reportera
Por otro lado el rubio no sabía si había pasado el día de su cumpleaños. Las cortinas oscuras tapaban toda la ventana. En verdad fue un día horrible. Se removió todo lo que pudo.
—¿Mmm? ¿Yura...?—. Murmuró sin abrir los ojos.
—Beka estas lastimando al bebé—. Le dijo aún tratando de alejarlo.
—¿Cuál bebé?—. Pregunto abrazándolo más fuerte aún medio dormido.
—A mi daddy... Me estas aplastando.
—Al parecer ya estas bien—. Abrió los ojos y levanto su cabeza para mirar al Omega más problemático en todo el mundo.
¿Por qué demonios tiene que verse tan sexi si acaba de despertar?. Pensó mientras lo veía acostarse a su lado mientras acariciaba su mejilla
—¿Quieres saber cómo estoy? Pues...
Se levantó un poco para poder subirse sobre el Alfa. Sentía su cuerpo un poco incómodo aún, pero si eso no evitó que llegara la empresa, pateara al guardia de seguridad y haber revuelto todo a su favor mucho menos evitaría que siguiera siendo tan lanzado como siempre.
—Yura...—. Otabek trago seco. Yuri estaba sobre el sólo en boxer... Si así es, no dejo de quejarse hasta que Otabek le quito la ropa y le mostró sus manchas.
—¿No quieres un rapidín?—. Le dijo coqueto. Otabek suspiro de verdad era un gato incorregible.
—No quiero... Además estas adolorido deja de estar de calentón.
