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Dos noches atrás su plan como siempre había salido a la perfección

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Dos noches atrás su plan como siempre había salido a la perfección. Y pensar que el tal Leroy se las daba de super hombre y terminó siendo estafado por un pequeño Omega.

Ahora tenía otro objetivo y se sorprendió al verlo cuando iba caminado a su trabajo. Era una oportunidad que no podía dejar pasar sin importar estar a plena luz del día.

Caminando con prisa mientras empujaba a las personas que se cruzaban en su camino iba el pequeño Omega de quince años.

Miraba a todos con odio a no ser que pensará que le sería útil. Se detuvo un momento para mirar las personas en busca de su objetivo entre tanta gente y lo vio no muy lejos caminando con un hombre rubio de apariencia pervertida.

Se quedo parado un poco alejado. Lo había estado siguiendo varios días para encontrar la oportunidad de hacer su movimiento. Ahora bien el joven aunque tuviera una expresión seria era atractivo y parecía rico así que unos dólares menos no le harían falta.

Rodó los ojos y espero un rato hasta que el rubio se fue y dejó al pelinegro solo.

"Ahora" pensó mientras corría alborotando sus cabellos y fingía estar con la respiración agitada. Choco con su objetivo y antes de mirarlo se pegó a el sintiendo un olor a ¿Chocolate? Por alguna razón sus mejillas se pusieron rojas y al momento de alzar la mirada. El joven de apariencia sería y ojos negros lo miraba de manera curiosa.

—Lo-lo siento... Yo me estaban siguiendo y yo... So-solo—. Casi le dan ganas de vomitar por estar actuando así—. Sólo déjame estar así... hasta que se vayan.

No recibió respuesta y se pegó más a el sintiendo ese olor que de manera extraña lo llamaba y abrazo su cintura.

—Oye... —. El Moreno tomó su mentón y alzó su cara—. Eres un Omega... No deberías estar pegándote a un desconocido y más si es un Alfa —. Se inclino hasta su cuello y olfateo. Un escalofrío recorrió la espalda del Omega quien se alejó unos pasos—. Hueles a fresas.

—¿Qué?

—Tu olor... Hueles a fresas—. El Omega lo mira asombrado. Esto debe ser una maldita broma pensó de todos los olores en el mundo el suyo tenía que ser una puta fresa—. ¿Quieres...?

Antes de que pudiera decir algo más corrió tan rápido como pudo. Unos minutos después llego hasta un café y se metió al callejón donde estaba la puerta trasera. Después de recuperar el aliento arreglo su cabello y sacó la billetera que había robado al idiota sólo unos minutos atrás.

Miro el contenido y una enorme sonrisa adorno su rostro. Ese chico si era un niño rico.

Siete mil dólares. Varias tarjetas de crédito. Tarjeta de identidad. Licencia de conducir... Y una foto suya ¿Qué demonios? Llevaba su propia foto en su billetera.

Tomo el dinero y lo guardo en su bolsillo junto con la foto. Escondió la billetera dentro de su ropa interior y toco la puerta dos veces y segundos después fue abierta por un Omega.

Omega LadrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora