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El llanto de sus bebés los despiertan y de inmediato se levantan de la cama

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El llanto de sus bebés los despiertan y de inmediato se levantan de la cama. La cuna de los bebés era muy grande ya que dormían juntos en la habitación de sus padres. Yuri decía que ellos se ponían de acuerdo en estar todo el día despiertos y en la noche casi no dormir. Encienden la luz y caminan hasta la cuna de sus preciosos hijos.

Otabek tomo a Yulian y camino con el de un lado a otro en la habitación acariciando su espaldita. Yuri tomo a Liam, acarició sus cabellos y beso su frente. Esa segunda semana se había convertido en rutina hacer eso con sus bebés.

Liam era Alfa tenía los ojos marrones igual que su padre y cabellos rubios como su madre y era un pequeño leopardo. Yulian era lo contrario, cabellos negros, ojos verdes y era un pequeño gatito Omega.

Otabek había elegido el nombre de su pequeño Alfa y Yuri escogió el del pequeño Omega haciéndole honor a su madre quien lo protegió hasta el último minuto de su vida.

Cuando nacieron después de que la pareja se encontraban solos con sus bebés sólo pudieron pensar en que tiempo Dimitri les haría pagar la apuesta.

Ambos dejaron salir un suspiro. Sus bebés sólo despertaban para que los mimaran y Yuri culpaba a Otabek por eso. Por siempre estar de empalagoso cuando estaba embarazado.

—Beka...

—Si amor—. Se detiene para mirar a su Omega quien tiene unas horribles ojeras y sabe que el también luce igual.

—... Tu hijo se ha podrido Beka—. Dice arrugando la nariz.

—Tambien es tu hijo Yura—. El Alfa le sonríe con burla.

—Cuando están sucios son tus hijos Beka.

—Es tu turno mi cielo. He cambiando yo todos los pañales durante en día.

—Por favor mi vida —. Susurra con ojitos de cachorro—. Si amor... ¿Puedes sólo por esta vez?—. Pregunta pegándose a el y restregando su mejilla en su brazo— ¿Puedes?

—Está bien... —. Cedió—. Dame al pequeño Liam.

—Eres el mejor Beka—. Beso su mejilla y le pasó al bebé mientras tomaba a Yulian—. El mejor papi cambia pañales en todo el mundo.

Habían aprendido sostener a sus bebés de la manera correcta, cambiar sus pañales, alimentarlos, bañarlos y cambiar su ropa con delicadeza.

—Nunca me había sentido tan cansado en mi vida... Ni cuando querías tener sexo todos los días.

—Que buenos tiempos aquellos—. Murmura sentándose en la cama para acomodar a su pequeño y alimentarlo—. Siento como si hubieran pasado años desde la última vez que tuvimos sexo.

Otabek acuesta al pequeño apestoso y le quita el pañal sucio. Liam se movía demasiado. El Alfa batallaba para ponerle el pañal y que quedará perfecto.

Omega LadrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora