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Cuando despertó encontró bastante extraño que Otabek siguiera dormido

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Cuando despertó encontró bastante extraño que Otabek siguiera dormido. Él siempre despertaba primero, pero bueno habían "jugado" bastante esos días y su Alfa parecía muerto mientras el se sentía de maravilla.

Supongo que dos días sin hacerlo no le han devuelto sus fuerzas.

Beso su mejilla y se levantó con cuidado para no despertarlo, se quito la playera para ponerla cerca de la nariz de su pareja. Así seguiría dormido y descansaría mejor creyendo que lo tenía a su lado.

Se ducho rápido y se cambió con una de las camisas de su Alfa las cuáles estaban inundadas con ese aroma que tanto ama. Antes de abotonarla acarició su vientre mientras se miraba en el espejo de cuerpo completo. No lo quería admitir pero había ganado unas libras de más, aunque no le molestaba debía estar bien para que sus bebés también lo estuvieran y si para eso debía volverse una bola gigantesca lo haría.

Ahora si debo comprar ropa... Toda la que necesito.

Sonrío al recordar la cara de Otabek cuando lo había secuestrado y le dijo algo así. Puso cada botón, busco uno de sus pantalones y resoplo.

—¡Bien! Es momento de ponerme el pantalón—. Susurro bajito—. Aquí vamos:

~Una pierna, la otra pierna... Meneo de caderas y... Salto mortal para acomodarlo.

~¡Listo! Aunque sólo subiré el cierre, no podré poner el botón. Por lo menos la camisa lo oculta.

Salio del apartamento después de escribir una nota para su Alfa explicando donde estaría para que fuera por el. Por si acaso se llevo su celular que casi nunca usaba. Camino a paso lento ignorando las miradas de las personas a su alrededor.

Le mostró su dedo del medio a varios Alfas que se le insinuaron y agradeció que la cafetería donde trabaja Minami no estuviera tan lejos.

Debo arreglar algunos asuntos... Y averiguar muchas cosas. Pero primero robaré lo que necesito.

Minutos después llego y abrió la puerta. Cuando entro fue otra vez a la misma mesa donde se sentó la primera vez. Jugo con sus dedos esperando que algún mesero de preferencia que fuera quien buscaba tomará su orden. Miro la pequeña carpeta del menú y movió sus pies inquieto.

Se preguntaba que tal estarán Viktor y Yuuri. No se habían tomado la molestia de siquiera llamarlo para ver si estaba vivo.

—¿Puedo tomar su orden?

El rubio levanta la mirada hasta la joven rubia y deja salir un suspiro.

—Quiero que sea el mesero Minami quien tome mi orden.

—Aún no es su turno... Pero llegará en unos minutos.

—Lo esperaré... Vete.

La chica estaba a punto de decir algo mas pero la mirada del rubio la hizo cambiar de opinión.

Omega LadrónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora