Fue seguido de que Josh lo dijera cuando una luz roja empezó a salir del cuerpo de Laura envolviéndola por completo, adaptándose a cada centímetro de su figura. Era como una segunda piel que la envolvía de pies a cabeza. La luz tenía unos hermosos colores rojos, naranjas y amarillos como si fuera el fuego el que la rodeaba, protegiéndola a su vez. A los pocos segundos se empezó a descontrolar. Látigos de luz salían disparados en diferentes direcciones. Josh y Mónica miraban atónitos la escena protegiéndose de que ninguno de ellos les diera, mientras que los hombres que antes les rodeaban ni se sorprendieron, tan solo miraron a un chico con el cabello azabache y unos hermosos ojos azules que se encontraba entre ellos. Este solamente asintió, dejó la pistola en el suelo y poco a poco se fue acercando a Laura, que estaba a pocos metros de él en completo trance.
—Por favor, no le hagas daño a nuestra hija —le rogó Mónica con las manos en los ojos llorando mientras era brazada por su marido.
El chico no la escuchó o no le prestó atención y siguió acercándose a la chica. Cuando estuvo más cerca levantó la mano derecha y la luz que rodeaba su cuerpo empezó a desaparecer, como si se estuvieran extinguiendo muy rápido. Poco a poco el cuerpo de Laura iba perdiendo aquellas luces y cuando ya no quedó ninguna el joven la recogió del suelo para cargarla en brazos. Los hombres decidieron llevar a la joven y a sus padres hacia una de las casas. Uno de los hombres sacó unas llaves de su bolsillo y abrió la puerta principal, por lo que los padres de Laura pensaron que nadie vivía en ella. Lo comprobaron al entrar en esta pues la casa tenía un ligero olor a polvo. El hombre los condujo hasta el salón y el misterioso chico tumbó a Laura en el sofá para que descansara un poco y recuperará las energías.
—¿Que les trae por aquí? —les preguntó el mismo hombre que les había abierto la puerta mientras se dirigía a la cocina y los padres de Laura le seguían.
El hombre se sentó en una de las sillas de la cocina y les hizo una seña para que tomaran asiento ellos también. Estos dos le obedecieron ya que parecía ser que él era el que mandaba en aquel lugar. Cuando el resto de los hombres que los habían rodeado quisieron entrar también en la casa él les dijo que estaba bien y que podían volver a lo que estaban haciendo y ellos obedecieron.
—Bueno es un poco largo de contar... —le explicó Josh, mientras buscaba algo en su móvil y se lo enseñaba al hombre—... pero resumiendo un poco estamos escapando de unas personas y buscábamos un lugar dónde quedarnos temporalmente o para siempre. Vinimos aquí ya que un antiguo amigo nos dijo que aquí nos podrían ayudar y había alguien más como nuestra hija. Intentamos primero en los apartamentos que hay al otro lado, pero como no hubo suerte pensamos que podríamos quedarnos aquí aunque tuviéramos que vivir en el coche hasta que quedara algún apartamento disponible —le resumió toda la historia sin darle muchos detalles ya que aún no lo conocían y no confiaban en él.
Su antiguo amigo les había dicho que había conocido a una pareja que tenía dos hijos y uno de ellos era como Laura, por lo que les dijo que si algo le ocurría a él o la cosa iba a peor se fueran sin dudarlo allí. Ellos les ofrecerían su ayuda sin importar que.
—Bueno si ese es el caso, por supuesto se pueden quedar aquí —cambió su cara seria por una sonrisa amable y le devolvió a Josh su móvil—. Tenemos una casa de sobra —les dijo abarcando con la mano la casa en la que estaban.
—¿De verdad? Pues nos encantaría quedarnos —Josh le devolvió la sonrisa—. Yo soy Josh Dennovan, ella es mi mujer Mónica y la del sofá es nuestra hija Laura —presentó a cada miembro de su familia y le estrechó la mano al hombre, como si estuvieran cerrando algún tipo de acuerdo.
—Encantado. Yo soy Luke Jones y él es Nathan, mi hijo —fue el turno de que Luke los presentara a ambos. La pareja se giró a mirar al salón y Nathan solo dio una sonrisa mientras seguía atendiendo a Laura que se había debilitado debido al esfuerzo de usar demasiado poder.
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Perseguida
FantasyEl fuego lo destruye todo. Ella deberá aprender a controlarlo para no dañar a los que quiere y para protegerse. Una persecución constante. Todo un mundo en juego. Tendrán que luchar y pelear por aquello que crece dentro de ellos. Ocultarse y huir ya...