Capitulo 7

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El sol asomaba por los grandes orificios que había en el techo de la vieja fábrica y alumbraba todo el lugar con intensidad. La primera en despertarse fue Laura quien, al moverse un poco, escuchó a Jackson gruñir en su oreja. No se acordaba que se había quedado dormida encima de él. El nombrado poco a poco fue abriendo los ojos hasta verla despierta mirándolo con una sonrisa.

—Buenos días —le sonrió Jackson frotándose un ojo.

—Buenos días.

—¿Cómo has dormido? —el chico había dormido toda la noche en la misma postura. Además se había despertado varias veces debido a que se le clavaba el banco de madera en la espalda, lo que había ocasionado que al despertarse sintiera como si tuviera los músculos machacados. Cualquiera diría que le habían dado una paliza.

—Muy bien —le sonrió—. Gracias por dejarme dormir encima de ti, eres muy cómodo —depositó un suave beso en su mejilla para agradecérselo lo que dejó sin habla a Jackson por uno segundos. Levantó una de sus manos y se cubrió la mejilla que Laura le había besado.

—De nada —se sonrojó al recordar el beso de la noche anterior del cuál ella no sabía nada— Puedes dormir encima de mi cuando quieras —le guiñó un ojo en broma quitándose la mano de la mejilla. Ella solo le sacó la lengua juguetonamente.

Miraron a los demás que seguían durmiendo plácidamente. Mery dormía como un bebe con el dedo metido en la boca y tapada hasta el cuello por la manta y Marck estaba destapado con su manta enrollada en una pierna. Ese chico no se estaba quieto ni mientras dormía.

—Tengo una idea para despertarlos —le propuso Jackson con una sonrisa perversa.

—Cuenta —le siguió el juego entre risas.

Jackson le contó su idea y juntos fueron a casa del chico a buscar un par de cacerolas y cucharas de madera. Trataron de hacer el menor ruido posible para no despertar a los padres de Jackson. Aunque ninguno de los dos sabía que hora era. Después de coger todo lo que necesitaban para convertirse en una alarma humana volvieron al lugar donde sus amigos para despertarlos, a su manera.

Jackson se acercó con sigilo a Mery, Nathan y Abbie que dormían en la parte izquierda de la que fue esa noche su fogata; y Laura se acercó a Evan, Marck y Lauren que estaban en el lado derecho. Los dos se miraron y a la cuenta de tres empezaron a golpear las cacerolas y a gritar con fuerza haciendo que los chicos se despertaran de golpe poniéndose en posición de pelea desorientados. Jackson y Laura no aguantaron mucho la risa y se tiraron al suelo moviéndose como gusanos. Eran momentos como esos los que Laura quería atesorar para siempre en su memoria. Cuando dejaron de reírse miraron a los chicos que no tenían buenas caras.

—Buenos días chicos —dijo Laura como pudo recibiendo una mirada asesina por parte de todos.

—¿¡Es que estáis locos o qué!?- chilló Abbie con su buen humor de siempre. Laura ya no distinguía cuando Abbie estaba feliz o enfadada, su expresión facial era siempre la misma. Vivía todo el día amargada.

—¡Casi nos matáis del susto! —exclamó Marck con una mano en el corazón tratando de hacer que este volviera a latir como siempre.

—Perdón, perdón —se disculpó Jackson—. Es que estabais tan tranquilos durmiendo que Laura decidió devolveros la de la otra vez —se levantó del suelo y se acercó a Laura extendiendo una mano para ayudarla a levantarse del suelo.

—¡Eh! —se ofendió la chica mirándolo mal—. Eso no es verdad. Tú me has dicho de hacerlo —aceptó la mano de Jackson.

—Nos lo esperábamos de ti Jackson —dijo Evan riéndose. El chico de pocas palabras sabía reírse también.

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