Los cinco días encerrada en la nueva casa pasaron muy lentos. Era un sitio nuevo para ella por lo que nadie fue a verla, aunque Marck les hubiera prometido a sus padres cuando la llevó a casa que volvería para verla. A la rubia no le gustaba estar en una casa desconocida sin nada mejor que hacer que mirar su móvil por si tenía algún mensaje de su mejor amiga y ver algunas series por la televisión, pero eso tampoco servía mucho para acabar con su aburrimiento. Lo que ella quería era salir fuera y explorar la fábrica y sus alrededores no pasarse día y noche pegada al sofá como si formase parte de este.
Al final llegó el tan esperado viernes para Laura. No podía esperar más para que le quitaran la dichosa venda del pie y se pudiera mover libremente. No le gustaba estar sentada sin nada que hacer. Le encantaba moverse y eso había sido un problema para los padres de esta ya que no habían conseguido encontrar la manera en que esta se quedara quieta en el sofá o en su cama sin que quisiera ayudar a sus padres a hacer la comida o a limpiar la casa. Sus padres incluso se plantearon atarla con una correa a su cama solo para que se estuviera quieta y su pie sanara rápido y bien.
Como Marck había acordado aquel día, pasó por casa de Laura a por ella para llevarla a enfermería. La cargó en su espalda como una niña pequeña y los dos se despidieron de los padres de esta. Al salir de su casa Laura vio que Marck no había sido el único que había ido a recogerla sino que todos estaban fuera de su casa esperando por ella con una gran sonrisa en la cara —o al menos en la de casi todos—.
Al llegar a la enfermería Marck entró con Laura dentro mientras el resto de los chicos decidió esperarles fuera ya que la otra vez que entraron todos juntos se sentían más como berberechos en lata, todos tan juntos y con poco espacio a su alrededor.
Dentro la médica les estaba esperando con una gran sonrisa. Marck dejó a Laura en el borde de la primera camilla y Jessica, de la cual Laura no había sabido el nombre hasta que Marck se lo había dicho unos minutos atrás, se acercó a ella con su silla. Le empezó a quitar la venda, que cubría toda la pierna hasta casi la rodilla y que ya le empezaba a cortar la circulación de lo apretada que la sentía, mientras le preguntaba cómo había estado esos días. Laura por su parte le había contado que sus padres la habían amenazado con atarla a la cama por no querer estarse quieta, lo que consiguió que Marck y Jessica soltaran un pequeña risa.
Una vez liberada de la venda, Jessica movió el pie de la chica en varias direcciones comprobando que no le doliera y al ver que la chica negaba cualquier dolor la dejó irse pero le advirtió que todavía no hiciera mucho esfuerzo físico con el pie, que esperara dos días más antes de saltar o correr. Laura asintió y le dio las gracias por todo, y junto a Marck salieron de la casa para reunirse con los demás.
—Por fin libre —dijo en cuanto salió por la puerta y todos la miraron—. Ya puedo caminar —dijo estirando sus brazos al cielo y dando una gran sonrisa al aire. De verdad estaba feliz por poderse mover por fin.
—Laura pensábamos ir a la piscina a nadar un rato ¿Te apetecería venir? —le dijo Jackson que se encontraba apoyado contra la pared de la casa.
Mientras Laura y Marck habían estado dentro el resto había estado decidiendo que podían hacer esa tarde para "celebrar" que a Laura le iban a quitar la venda.
—¿Piscina? ¿Hay piscina en este lugar? —preguntó Laura confundida sin saber todavía los secretos que escondía el lugar que todavía no se atrevía a llamar nuevo hogar.
—Sí, en aquella casa de allí —Lauren señaló hacia el lado opuesto al que estaban y Laura vio que se refería a una casa negra que había más apartada de todas las demás—. ¿Te vienes entonces? —le preguntó esta contenta cogiéndola por el brazo y uniéndolos.
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Perseguida
FantasyEl fuego lo destruye todo. Ella deberá aprender a controlarlo para no dañar a los que quiere y para protegerse. Una persecución constante. Todo un mundo en juego. Tendrán que luchar y pelear por aquello que crece dentro de ellos. Ocultarse y huir ya...