Capitulo 6

134 33 9
                                    

Marck y Laura se reunieron con los demás. Antes de que ellos llegaran ya habían decidido ir a dar una vuelta por los alrededores y que Laura viera un poco más el lugar, por lo que Marck y ella no tuvieron tiempo ni para sentarse a terminarse sus helados cuando el resto ya había emprendido la marcha. Iban riendo contando anécdotas que les ocurrieron cuando se conocieron en la fábrica, como cuando Evan le gastó una broma a Jackson tirándole un cubo de miel y luego vació un cojín de plumas sobre su cabeza. El resultado fue un Jackson convertido en gallina. Todos rieron recordándolo y mencionando que algunos de ellos todavía tenían fotos de él, y eso pareció no hacerle tanta gracia al susodicho que enseguida borró su sonrisa y los amenazó a todos con la mirada lo que provocó que el resto volviera a estallar en carcajada incluida Laura, la cuál no tenía ni idea de que tan comprometedoras eran esas fotos.

Mientras hablaban, Laura descubrió que, al igual que ella, todos los padres de los chicos sabían sobre sus poderes. Nathan le contó que ellos solían vivir en uno de los pueblos próximos al que estaban y que cuando ellos nacieron, y sus padres descubrieron sus poderes, decidieron mudarse a la fábrica, donde ahora residían, por precaución. No es que nada malo hubiera ocurrido pero preferían tomar precauciones que luego dar explicaciones. También le contaron que antes de que se mudaran sus padres habían construido aquellas pequeñas casas que contaban con todo y aunque Lauren era hija única y no tenía ningún poder, sus padres y los del resto eran muy amigos por lo que decidieron ir con ellos. La escuela la empezaron a construir poco después de instalarse gracias al padre de Lauren que creía conveniente que, aunque estaban allí para evitar cualquier problema por parte de los chicos con poderes, la educación seguía siendo importante.

Después de seguir caminando durante media hora más y de contar alguna que otra anécdota vieron el zoológico del pueblo y antes de que Nathan pudiera decir si querían ir todos estaban ya en la puerta haciendo cola para comprar las entradas lo que le hizo bastante gracia y se dirigió también a allí.

Compraron las entradas entre todos, a Laura se la pagó Nathan pero ella le prometió que se lo devolvería nada más llegaran a casa. En tan solo quince minutos allí dentro ya habían recorrido varios hábitats entre ellos los de los leopardos, rinocerontes, águilas y jirafas hasta que llegaron al de los leones donde estuvieron presentes en el alumbramiento de un pequeño cachorro, que nada más nacer ya se quería poner de pie y caminar por todos lados.

Marck miraba fijamente al cachorro como si se sintiera atraído por él. El pequeño de hipnóticos ojos ambarinos consiguió acercarse hasta donde estaba él, se arrimó a su pie haciendo un pequeño rugido y acariciándose con la pierna de Marck. El nombrado dobló las rodillas y acarició al pequeñín cogiéndolo en brazos y dejando alucinada a toda la gente que lo veía desde fuera. Cuando la cuidadora, que ayudó a traer a la vida al pequeñín, se dio cuenta de que había otra persona a parte de ella en el recinto se acercó a Marck a gran velocidad, le arrebató a la fiera, que intentaba quedarse en sus brazos hecho una bolita, con cuidado y le pidió casi a gritos que saliera de la zona ya que no estaba permitido que los visitantes entraran en los recintos aludiendo que no sabía porque había dejado la puerta sin cerrar con llave.

Fue en ese entonces cuando Marck se fijó que ya no estaba con sus amigos, si no que estaba dentro del hábitat con todos los leones a su alrededor mirándolo atentamente como si estuvieran planeando el mejor momento para saltarle al cuello y darle un bocado. Dio media vuelta con la cabeza y vio a sus amigos con los ojos muy abiertos fuera de las órbitas y con la boca abierta en forma de O. Se tapó la boca con una mano callando la risa que amenazaba con salir y, tras despedirse del cachorro en brazos de la cuidadora, caminó hacia sus amigos de nuevo.

—¿Cómo? —Lauren balbuceaba palabras sin sentido tratando de dar sentido a sus pensamientos—. Pero...¿Cómo? —no encontraba las palabras para nombrar lo que acababa de suceder.

PerseguidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora