Capítulo 28

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Sangre. Todo el suelo estaba manchado de sangre. Sus amigos estaban malheridos y ella tenía sangre en las manos. No se lo creía, ella no podía haberles hecho eso. Eran sus amigos. Jackson la miraba desde el suelo. Le salía sangre de la boca y tenía una horrible herida en el estómago. No. Se negaba a creer que ella había hecho eso. Ella les quería...no podía haberles herido de esa manera.

Se acercó a Jackson. Este la llamó y ella invocó una bola de fuego en sus manos. ¿Por qué? Ella no controlaba su cuerpo. El chico volvió a llamarla y ella lanzó su fuego contra él. El interior de Laura gritó desgarrandose.

Se despertó gritando, sudada. Sentía que se estaba ahogando. Algo o alguien le estaba oprimiendo el pecho haciéndolo cada vez más pequeño. No podía respirar. Se negaba a creer que eso pasaría si es que Jay y los suyos trataban de hacerle ver su final. Se negaba a pensar en el simple hecho de herir a sus queridos amigos. Los que lo habían dado todo por ella, los que la habían ayudado en más q de una ocasión y los que estaban arriesgando sus vidas para ayudarla.

Se levantó de la cama y se metió en el servicio. Abrió el grifo del lavamanos y se mojó la cara repetidas veces hasta conseguir tranquilizarse y dejar de sudar. Cerró el chorro de agua y se apoyó en el frío mármol mientras se miraba en el espejo. 

No se sentía amenazada en esos momentos pero el sueño la había alterado tanto que tenía los ojos rojos. Esos ojos que tanto les fascinaban a sus amigos. Si los miraba de cerca podía ver pequeñas chispas de fuego revoloteando en ellos, o sólo era su imaginación que seguía alterada por la horrible pesadilla que acababa de tener. En los dos casos necesitaba hacer algo. Dormir sabía que no podría, por lo tanto sólo le quedaba correr.

Se vistió rápidamente y bajó a desayunar algo ligero. Sus padres no estaban despiertos y en ese momento se le ocurrió mirar el teléfono. Eran las 8:20 de la mañana. 

El día anterior, después de acabar la obra, el padre de Lauren les había dicho que no habría clases al día siguiente. Que descansaran ya que la obra había salido de miedo. 

Después de la cita con Jackson llegó a casa a las 11:30 de la noche y en cuanto llegó a su habitación se fue a dormir, pero primero desconectó la alarma del móvil para que no sonara. Quería dormir hasta tarde aunque solo fuera un día, cosa que no había dado resultado.

<<Laura>>

Le había parecido que alguien la llamaba, pero creía que aun seguía en shock por la pesadilla y sólo se lo había imaginado. Acabó de desayunar y se recogió su platina mata de pelo en una cola de caballo. Salió de casa sin llaves ni auriculares. Ese día sólo quería empaparse de los sonidos de la naturaleza, dejar la mente completamente en blanco.

Su pantalón de malla carecía de bolsillos en los cuales guardar su móvil por lo que se lo guardó en el sujetador deportivo, donde le había enseñado Litzh a llevarlo cuando iban de fiestas y no llevababan bolso ni tenían bolsillo donde guardarlo y llevarlo en la mano les parecía una molestia.

Salió de la fábrica y empezó a correr teniendo todavía la sensación de que alguien la estaba llamando.

Llevaba menos de una hora corriendo cuando volvió a escuchar la voz que la llamaba y su cuerpo se detuvo solo.

<<¿Qué pasa?>> 

La voz en su cabeza no paraba de repetir su nombre hasta que sintió que la voz era suya, que estaba dentro de ella. 

<<Ven a nosotros princesa. Te dije que esta vez no escaparías>>

No le dió tiempo a reaccionar pues se le nubló la vista y manchas negras interfirieron en su campo de visión. Antes de poder decir nada estaba desplomada en el suelo y unos hombres se acercaban a ella.

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