A la mañana siguiente Laura se despertó en cuanto su móvil comenzó a cantar la canción de su artista favorito. No lograba entender porque había puesto su canción favorita como alarma, estaba comenzando a odiarla cada vez que sonaba despertandola de su mundo de los sueños. Con un poco de pereza apagó la alarma que había programado la noche anterior antes de acostarse. Miró el móvil. Las 7 en punto de la mañana. Se levantó de la cama limpiándose las legañas. Le gustaba levantarse temprano para ir a correr como hacia cada fin de semana desde que su padre la había obligado a salir con él hacía más de dos años. Con el paso de los meses dejó de salir a correr con ella, pero ella seguía disfrutando del paseo mañanero con la música a todo volumen en sus auriculares. Se había convertido en una rutina que la ayudaba a despejarse del sueño antes de ir al colegio.
Se acercó a una de sus maletas y después de rebuscar la ropa de deporte por largos minutos sin poder abrir bien los ojos por el sueño, encontró algo de ropa. La dejó encima de la cama y fue a abrir la ventana de su habitación que daba justo con otra ventana que, a diferencia de la suya ahora, se encontraba bajada.
La poca luz del sol que había a esa hora, dio en su cara provocando que no pudiera abrir los ojos. Estiró todos sus músculos antes de darse la vuelta. Cogió la ropa que había dejado en su cama y entró en su baño. Se vistió con los ojos todavía medio cerrados. Una vez vestida se lavó la cara para conseguir despertarse del todo y después de secársela se inspeccionó en el espejo. Se había puesto un pantalón corto gris de chándal y un top de deporte del mismo color cubierto por una camisa blanca que le quedaba bastante grande pero que era realmente cómoda para correr. Por algún motivo, su cuerpo se sentía más caliente esa mañana y no iba a soportar sudar llevando pantalones y camisa de manga larga por lo que había optado por llevarlo todo corto.
Al salir del baño se colocó sus deportivas, cogió los auriculares y su móvil de la mesita de noche y bajó las escaleras dirigiéndose a la cocina para desayunar algo antes de salir a correr. Sorpresa la suya que al llegar a la cocina se encontró con sus padres, que llevaban despiertos desde hacía media hora, esperándola para desayunar todos juntos. Su padre se encontraba sentado en la mesa leyendo el periódico preocupado por alguna de las noticias que aparecían en este mientras el café frente a él se enfriaba y su madre, de espaldas a Laura, estaba haciendo el desayuno para su hija mientras tarareaba una canción. Laura se acercó a desayunar con ellos. Hacía mucho tiempo que no desayunaban los tres juntos sin que su padre tuviera que salir corriendo de casa porque llegaba tarde al trabajo. Lo que hacía que Laura se preguntara que haría su padre a partir de ahora si habían dejado el lugar donde él trabajaba.
—Buenos días papa —le dijo Laura mientras le besaba una de sus mejillas. Luego se acercó a su madre e hizo lo mismo—. Buenos días mama.
—Buenos días hija —le contestaron los dos al unísono mientras ella se sentaba frente a su padre.
—Te veo muy contenta esta mañana Laura —dijo su padre con una sonrisa pícara, doblando por la mitad el periódico y dejándolo apartado en la mesa para centrar toda su atención en su hija.
—Sí —concordó su madre dándose la vuelta con un plato en la mano—, además de un poco adormilada. Y eso solo puede significar una cosa —le dijo su madre poniendo el desayuno delante de ella y mirándola directamente a los ojos.
Josh se tomaba el café mientras las miraba extrañado. Madre e hija compartiendo un momento que solo las madres e hijas podían compartir. Mónica se sentó al lado de su hija con su desayuno mientras volvía a poner la mirada en los ojos de su hija. Las dos se miraban fijamente como si estuvieran teniendo una batalla entre ellas. Verde contra verde.
—Está enamorada —sentenció Mónica apartando la mirada de los ojos de su hija y plantando una rápida sonrisa en su hermoso y fino rostro.
—¿Qué? —pronunció como pudo Josh que se había atraganto con el café y de pocas lo escupió encima de Laura.
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Perseguida
FantasyEl fuego lo destruye todo. Ella deberá aprender a controlarlo para no dañar a los que quiere y para protegerse. Una persecución constante. Todo un mundo en juego. Tendrán que luchar y pelear por aquello que crece dentro de ellos. Ocultarse y huir ya...