La puerta estaba abierta. El teléfono estaba reventado en el suelo. Y había una persona en aquella habitación con Laura.
La chica no había podido evitar gritar por inercia, era como un mecanismo que se activaba cuando la sorprendían. Y ahora mismo no sabía si estaba sorprendida de ver su móvil hecho miles de pedazos en el suelo o miedo al ver a la persona que tenía delante de ella.
-¿Con que comunicándote con tus amigos eh?-
El tipo iba todo de negro, parecía el color oficial de aquella banda. Hasta su mirada era negra.
-No te encontrarán. Y cuándo lo hagan será muy tarde. Estarás bajo nuestro control- se acercó a ella exhibiendo su arma letal en la cintura. Aquel látigo que producía heridas incurables.
La espalda de Laura estaba decorada con 7 latigazos de diferentes tamaños. Todos tan blancos, tan imborrables.
-No estés tan seguro. Ellos llegarán a tiempo-
<<O eso espero>>
Los ojos de Jay se crisparon, ardían en furia. Llevó una mano al látigo pero antes de poder desenfundarlo alguien apareció por la puerta. Otra persona no bienvenida en los alrededores de Laura.
-Vaya, veo que tenía algo oculto- hablaba mientras miraba el teléfono de Laura- No deberías enfadarnos princesa, somos peligrosos- volvió a mirarla.
Laura se levantó de la cama y se plantó recta delante del tipo menudo del que aún desconocía su nombre y tampoco le interesaba saberlo. No necesitaba saber el nombre de la persona que trataba de esclavizar a toda la humanidad ni a la que tenía intenciones de matar. Laura le sacaba media cabeza por lo que tenía que inclinar un poco la cabeza para mirarle a los ojos.
-No os tengo miedo. Y no tenéis ni idea de lo que soy capaz- le rugió.
Sentía sus ojos en llamas. Después del tiempo que había pasado ya no necesitaba vérselos en un espejo o que alguien se lo dijera para dictaminar que ya no tenían su color natural, simplemente lo sentía en su cuerpo como una especie de mecanismo que se activaba y le avisaba de ello.
El tipo le hizo un gesto rápido a Jay para que hiciera algo antes de que la princesa de la llamas les quemara vivos con ella incluida.
Antes de que pudiera girarse para atacar al tipo sintió un profundo dolor en la espalda. Era un dolor que ella conocía. En las pesadillas, cuando revivía la escena una y otra vez, el dolor le parecía tan real que era como si lo estuviera viviendo por primera vez. El primer latigazo. Laura ahogó un grito. no había sabido reaccionar a tiempo.
El aire se le había quedado retenido en los pulmones. No se lo había esperado y el shock del dolor le hacía imposible poder moverse. Cuando el segundo latigazo llegó, encontró su voz y gritó tanto como pudo. Con el tercero cayó al suelo. Y con el cuarto perdió el conocimiento.
En la fábrica
Los chicos habían salido de casa de su profesor con él y se dirigían al colegio, a su aula especial. Era menos probable que si necesitaban usar el poder de alguno de ellos la clase acabara destruida. Estaba preparada para evitar ese tipo de situaciones cosa que el apartamento de Ellion no.
Todos seguían nerviosos o incluso más después de aquel grito desgarrador de Laura. No sabían que le podía haber pasado a la chica pero no querían esperar demasiado para tener que averiguarlo.
-¿Dónde puede estar Laura? No hay mucho más después del pueblo- Abbie estaba nerviosa de ver a su hermano nervioso. Es como cuando ves a una persona mal y tu empatizas con ella y estás mal también.
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Perseguida
FantasíaEl fuego lo destruye todo. Ella deberá aprender a controlarlo para no dañar a los que quiere y para protegerse. Una persecución constante. Todo un mundo en juego. Tendrán que luchar y pelear por aquello que crece dentro de ellos. Ocultarse y huir ya...