Poke-Secundaria

SAN VALENTIN. ENCONTRAR EL CAMINO (parte 1)

El pasillo estaba oscuro, quizá porque simplemente el sol aun no había logrado entrara por las ventanas, pero, claro eso le daba un aspecto más amenazante la misteriosa puerta que había al final del pasillo, sin mencionar que detrás de la puerta una criatura llena de violencia e ira esperaba dormida. Un alma valiente se atrevió sin dudar a abrir la cerradura.

- Seadra, Seadra, despierta perezosa, ya salió el sol y es lunes – dijo Gyarados bastante tranquilo empujando con su cola la cama de su prima.

- ¡CALLATE! – grito ella arrojando una almohada como si se tratara de un piedra, Gyarados lo esquivo, pero impacto golpeo con algo de fuerza la pared, y estaban bajo el agua, era obvio que esa almohada fuera del agua, podría haber herido a alguien.

- oye, solo vine a despertarte, date prisa, es tu turno de preparar el desayuno, o la abuela se va a enojar - le recordó Gyarados bastante frio.

- ¿Quién demonios te dio permiso para entrar en mi cuarto? – reclamo Seadra calmándose muy ligeramente.

- La abuela – respondió Gyarados calmado abandonando la habitación.

Seadra renegó, las cosas en su vida no iban tan bien, su mamá fue tonta, invirtió todos sus ahorros en un negocio falso, fue estafada, justo cuando pagaba un préstamo, y se consiguió un nuevo novio, aunque claro, su nuevo novio era una buen sujeto, que le consiguió un trabajo con mejor paga a la madre de Seadra, pero en otra ciudad. Seadra estaba muy comprometida con lo del teatro, sin mencionar que con la falta de dinero, las cosas se hacían complicadas, y Seadra termino viviendo con su primo y su abuela, pero no había terminado de adaptarse. SI bien, Gyarados y ella se llevaban bien, últimamente Seadra sentía ganas de arrancarle la cola a la novia de su primo.

Milotic no le había hecho nada, de hecho fue amable todo el tiempo con Seadra, considerada, hasta la invito a salir con ella y sus amigas un par de veces, pero para Seadra era frustrante, ella había notado que Gyarados por esa chica se había ablandado. Seadra veía a Milotic como la señorita perfección, aparte de bonita, era buena alumna, y amable con todos, eso hacía que Seadra se enfureciera, en especial porque nadie nunca pensaba nada bueno de ella, y le parecía muy injusto, a pesar de su horrible temperamento y violencia, en realidad era leal y atenta, aunque su apariencia, hizo que fuera rechazada, su temperamento no ayudo y termino aferrándose a esa imagen de rudeza y furia, pues era mucho más fácil ser temida que vista mal.

Seadra en realidad no sentía celos de Milotic, solo envidiaba el modo en el que los pokemons estaban dispuestos a tratarla. Pero no importaba, mejor se daba prisa, esa semana seria terriblemente molesta, el sábado era día de los enamorados, y el amor que seguro se respiraría en el aire y en el agua, serian vomitivos; junto con la presión del estreno de la obra el viernes, aunque ella no tenía un papel importante, tenía que estar preparada. Y al mal paso, darle prisa.

Seadra no se equivocaba, el ambiente estaba… como decirlo, hormonado, entre la expectativa de las parejas, lo tiernas que estas se ponían, las esperanzas de los que aun no tenían parejas y estaban enamorados, junto con aquellos que esperarían ese día para declararse. Y Croconaw solo pensaba en comida.

Comer lo calmaba, desde ese extraño incidente de la foto de Seadra, además, no quería estar con Bayleef o Quilava pues seguramente estarían con Ivysaur y Flareon respectivamente, y si algo le incomodaba era tener que lidiar con cosas relacionadas al romance, pues aun estaba perturbado. Antes de clases estaba tranquilo fuera de la escuela, en uno de los jardines, apoyado contra un árbol, con algo de 15 minutos antes de que comience su primera clase, devorando empanadas a toda velocidad.

- Croconaw, ¿puedo preguntarte? – le dijo una voz conocida. Y Croconaw miro hacia arriba, y se sorprendió al no ver a nadie, y miro hacia atrás, y Ahí estaba Frogadier con las patas en la espalda mirando al vacio.