Quiero escucharte, cuéntame todas aquellas veces, esos momentos en los que perdí la razón por ti, dejando todo lo demás tras de mi. Durmiendo en tu pecho, escuchando tu corazón... quién me iba a decir que aquella llama se había de extinguir, tanto amor iba a desaparecer.
El sentimiento me ha vencido, y aquí me hallo maldiciendo toda aquella ilusión y ahora este castigo. Mas recuerda que volveré, tras cada amanecer, tan solo para mostrarme ante ti, ante tus ojos. Ya me ves, sin esconder nada, tan solo lo que soy, un pobre perdedor, y un invidente corazón que no supo ver, y ahora soy yo el que no sabe como no aprendió nada de ella.
Aquí de nuevo, otra vez, intentando desahuciarte de mi memoria, y en ese vano intento volviendo a caer en el llanto, volveré a llorar, recordando como tus labios me acariciaban en las tempestades que me hundían. Y, tan necio, creía con toda esa maldita ilusión que la muerte vendría a buscarme entre tus brazos... creía que la soledad jamás llegaría, mas ahora aquí me ves, rodeado de nadie, arropado por nadie, amado por nadie...
Mas hoy has vuelto a vencer, y hoy he vuelto a maldecir. Seguiré volviendo en los amaneceres, donde tus ojos volverán a verme. Seguiré siendo un pobre perdedor, con un necio corazón que no aprendió nada de ti...
-Un pobre perdedor.