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«Diez días desde que el virus se propagó por toda Corea del Sur, las muertes rebasan los millones. Corea del norte ha comenzado la construcción de un muro para que impida que las personas infectadas pasen. Las mismas medidas han sido tomadas por China, y hasta Japón está tomando operaciones de protección. Varios países discuten la solución sin llegar a nada.

Aun no se retoma los viajes para ir a rescatar a las personas que continúen intactas.

La comunicación con Corea se ha perdido desde hace tres días, seguiremos informando.»

KiBum apagó la radio. Aquella que los ha mantenido informados desde que la electricidad se fue hace cuatro días. Quien diría que aquella vieja radio podría sintonizar las noticias de China, nadie podía entenderlo y en está ocasión fue TaeMin su salvador con su chino básico, jamás imaginándose que la temporada en Beijín le serviría en este tipo de situación. Todos escucharon atentos las palabras del chico pelirrojo; nunca perdiendo la esperanza de que sean buenas noticias, sin embargo, nunca lo eran.

—No puedo creer que hemos estado diez días encerrados —murmuró BaekHyun, sentándose en el sillón y llevándose las manos a la cara.

—Y lo peor de todo es que ya no están enviando ayuda —KiBum gruñó.

—Shh... no hagan ruido, esas cosas están cerca —escucharon la voz de JongHyun, quien se asomaba por la ventana. Todos se tensaron.

Seis días atrás fue que los vieron acercarse a la residencia, sus corazones bombearon con intensidad, nadie hizo ruido, veían las siluetas a través de las grandes ventanas, escuchaban como chocaban contra la puerta, pero por suerte se alejaron. Sin embargo, dos días atrás, cuando anochecía y dejaron una cortina abierta para iluminar la estancia por la falta de luz; fue que se llevaron el mayor susto de sus vidas.

Una de esas cosas se abalanzó contra la ventana que, para sorpresa de todos, excepto los dueños, resistieron al impacto, al parecer TaeMin y JongIn se podían dar el lujo de comprar vidrios a prueba de balas, lo cual era muy útil cuando tenían ventanales y podían ser propensos a robo.

Pero la situación no terminó ahí, aquel sujeto siguió impactándose contra la ventana, llamando la atención de otros. Fue gracias a MinHo que cerró la cortina y los golpes cesaron, dando crédito a las palabras de KyungSoo de que esas cosas sólo reaccionaban cuando los veían o escuchaban. Aun así, todos vivían con miedo, era cierto que la ventana resistió, pero BaekBoom dio la mala noticia que está ya se encontraba cuarteada, unos cuantos golpes más y se vendría abajo.

Diez días y las cosas no mejoraban, diez días y ellos no creían aguantar más tiempo.

—JongIn —el mencionado volteó a ver a la persona que lo llamó, encontrándose con MinSeok en el arco de la puerta de la cocina. Caminó hasta él y ambos se adentraron a ésta donde se encontraba un TaeMin cabizbajo.

—¿Qué sucede?

—Ya no hay comida —susurró TaeMin.

—Las latas de... —su primo negó.

—JongIn, ya no hay comida. No hay nada. Hemos consumido todo y la que estaba en el refrigerador se ha echado a perder porque éste ya no funcionaba. No tenemos nada.

El más alto apretó los puños, estaba comenzando el día y más malas noticias llegaban. Eran nueve personas y si aquellas criaturas no los mataban lo haría el hambre.

—TaeMin me dijo que hay un minisúper —JongIn levantó el rostro al escuchar a MinSeok.

—Está a diez o quince minutos caminando, no estoy seguro, siempre íbamos en coche —dijo el moreno.

It's not the end of the world. [En Transmisión]Where stories live. Discover now