Capítulo 11

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*Frank*

Me senté en la cama, inquieto, y restregué mi rostro con las manos en un vano intento por calmar mis nervios. Tenía una importantísima audición en menos de una hora y la ansiedad me estaba matando.

Decidí tomar una rápida ducha para refrescarme antes de salir directo hacia el estudio. La habitación del pequeño motel que había podido costear para alojarme no era la gran cosa, pero al menos tenía una cama cómoda y un cuarto de baño bastante decente.

Mientras el agua caliente relajaba mis músculos agarrotados, mi mente comenzó a repasar los grandes acontecimientos en mi vida en el último tiempo, como en una película.

Había dejado, al fin, la casa de mis padres hace ya un año, abandonando también la carrera de Ingeniería en sonido que habían estado dispuestos a costearme con el fin de retenerme con ellos. Pero si hay algo de lo que nunca he sido capaz, es de olvidar el pasado, por lo que ni siquiera su ofrecimiento a darme lo que siempre soñé pudo evitar que, llegado el momento, tomara mis pocas posesiones, no sin antes gritarles en la cara cuánto habían jodido mi vida, y saliera para siempre de allí, sin hacer caso al llanto desesperado de Linda la Loca.

Llegué a Oklahoma City con la intención de buscar nuevas oportunidades, y las encontré casi de inmediato, en un afiche pegado contra un árbol en plena calle. Una aún desconocida banda local buscaba con urgencia un nuevo guitarrista, era la gran oportunidad que había estado esperando, así que sin pensarlo me dirigí a la dirección que el amable vocalista me indicó por teléfono.

Estuve poco más de dos meses con los chicos de Pencey Prep, y fue realmente divertido. Pude sobrevivir bastante bien gracias a las ganancias que nos dejaban las esporádicas presentaciones en algún bar, pero me sentía estancado con ellos, así que los dejé.

Mi segunda gran oportunidad llegó cuando Shaun, antiguo compañero de PP, me recomendó directamente con otra banda local, esta vez un poco más sobresalientes, que buscaba un nuevo vocalista líder, si bien yo no tenía muy buena voz, cantaba poniendo todo mi ser en ello, y así llegué a Leathermouth, pero luego de unos cuantos meses más decidí dejarlos también. Si bien éramos una banda bastante popular en la zona, para los chicos no parecía ser nada más que un hobbie, y pues yo quería hacer esto en serio.

Así que decidí presentarme como solista, el primer tiempo fue difícil, tocando en pequeños bares y cafés, pero una vez la gente le tomó el gusto a mis canciones, mi público empezó a ampliarse. Y eso es lo que había estado haciendo hasta ahora, dedicarme cien por ciento a la música, a componer y a publicar mi arte, y lo estaba haciendo bien.

Hace una semana, recibí la llamada de James, ex compañero de Leathermouth que también había dejado la banda para dedicarse seriamente a la música. La razón de su llamada fue lo que más me impactó; el chico estaba viviendo en California con la nueva banda que había formado, con quienes había firmado para un sello discográfico independiente, sello que estaba en busca de nuevos talentos... Y él me había conseguido una audición.

Seis días después, aquí estaba, en Los Ángeles, California, a minutos de enfrentar la gran oportunidad que podría lanzarme a la fama. Más ansioso que nunca, me acerqué a mi vieja maleta y extraje de ella la cajita metálica que guardaba todos mis más preciados objetos y secretos, la abrí con lentitud y rebusqué entre el montón de papeles y recuerditos hasta dar con mi tesoro. Tomé en mis manos el dibujo con extremo cuidado de no causarle ningún daño, y lo llevé a mi pecho, cerrando mis ojos, realizando la vieja cábala que, después de tantos años, seguía formando parte de mi día a día. Volví a guardar mis cosas con rapidez y salí corriendo del motel en busca de un taxi, pues se me hacía tarde.

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