Bad Father C:2

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Ya eran las cuatro de la tarde así que me retiré del trabajo para ir a buscar a Jason al jardín de niños.

Hacía ya un mes que mi pequeño había comenzado las clases y se comportaba como todo un hombrecito, debía admitir que estaba más que orgullosa de él.

Antes de ir al jardín pasé por la dulcería a comprarle gomitas masticables con forma de ositos, eran sus preferidas.

Jason ya sabía escribir su nombre, el mío, el de su tío e incluso sabía contar hasta diez. Además de eso sabía decir un par de palabras en francés ya que el jardín al que concurría era bilingüe.

De vuelta en el auto conduje hasta el jardín de niños Green is Ireland que estaba ubicado en el centro de Dublín. Bajé del auto y saludé a un par de madres que también estaban esperando a sus hijos.

Cuando se hicieron las cuatro y treinta la maestra de los niños comenzó a entregarnos a nuestros hijos a medida que nos veía.

─       Salut maman –dijo Jason en francés, luego de darme un beso y un abrazo.

─       Bonjour fils, comment votre jour été? –me miró con el ceño fruncido.

─       ¡Eso es trampa! ¡Tú eres más grande y sabes más que yo mami! –se cruzo brazos mientras yo reía. – ¿Puedes decirme que dijiste?

─       Hola hijo, ¿cómo estuvo tu día? –repetí pero esta vez en nuestro idioma natal.

─       Muy bien, mamá. Hoy Matty y yo jugamos durante todo el receso al fútbol –contaba entusiasmado.

─       ¿En serio? –dije mientras lo alzaba – ¿Y has metido muchos goles?

─       ¡Sí, mami! Cuando sea grande voy a ser el mejor jugador del Derby.

Suspiré al recordar al padre de Jason, realmente me enfurecía saber lo mal padre que había sido el poco tiempo que estuvo con él... pero lamentablemente no podía negar que eran iguales, en todo sentido: Jason tenía un apetito inacabable, era amante del Derby, sus ojos color cielo eran… eran idénticos.

Subí a Jason al asiento trasero del auto y, luego de que me aseguré de que su cinturón de seguridad estaba bien abrochado, conduje hasta nuestro pequeño hogar. Mi pequeño y yo vivíamos en una pequeña casa en las afueras de Dublín. Por suerte no siempre estábamos solos, ya que mi mejor amigo, al que Jason llamaba tío, pasaba mucho tiempo con nosotros.

Estacioné en el garaje y bajé a Jason del auto, quien salió corriendo en dirección hacia la casa.

─       ¡No corras, puedes lastimarte! –exclamé pero él hizo caso omiso a mis ordenes.

Cuando entramos Jason y yo fuimos a lavarnos las manos, y luego tomamos un tazón de leche con aros de cereales.

Hoy jugaba al Derby, así que me vi obligada a pasar un largo rato en el sofá viendo el partido de fútbol, no me importaba perder dos horas de mi vida si tendría a mi pequeño en mi regazo durante todo ese tiempo.

Cuando ya iba por casi la mitad del partido alguien llamó a la puerta. Dejé a Jordan en el sofá, estaba algo molesto, siempre se enfadaba cuando lo interrumpían cuando estaba viendo al Derby.

Cuando abrí la puerta me encontré con Liam, quién entró sin siquiera pedir permiso. Ésta era ya su casa.

─       ¡Tío Liam! –exclamó Jason cuando lo vio, corrió hacia el y lo tomó del brazo.

─       Pequeño Jason, ¿cómo estás? –preguntó Liam.

─       Bien, estaba viendo al Derby. ¡Vamos ganando tres a cero! –gritó Jason. –Ven a ver el partido conmigo.

─       Debo hablar con tu madre primero, Jason. Quédate viendo el partido un rato, luego me cuentas qué sucedió, ¿de acuerdo?

─       De acuerdo –Jason le enseñó su preciosa sonrisa y salió corriendo hacia el sofá.

Me extrañaba que Liam dejara por un minuto de lado a Jason para hablar conmigo, algo me decía que no había buenas noticias para mí.

Liam y yo nos fuimos hasta la cocina y nos sentamos en la mesa, Liam se veía como siempre pero notaba que no me estaba diciendo algo. Eso me ponía nerviosa.

─       ¿Qué es lo que sucede, Liam? –pregunté sin rodeos.

─       Algo que definitivamente no te agradará ni en lo más mínimo, Emma.

─       Ya somos grandes, ¿puedes ir al punto?

─       Niall quiere ver a Jason.

Esas palabras me dejaron atónita.

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