015.

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El día siguiente recibí una llamada de Hoseok diciendo que quería ir a por un café conmigo y aunque no quería dejar el cálido sentimiento de dormir junto a Lily, no hice más que decirle que sí, por curiosidad y porque solo quería verlo.

Me coloqué una camiseta rojo vino y unos jeans oscuros tomándome mi tiempo, de vez en cuando me detenía a ver el cuerpo desnudo de la castaña yaciendo en mi cama; no era la primera vez, pero simplemente no me cansaba de hacerlo.

Cuando me iba a poner los Converse gastados casi listo para salir la escuché gruñir por lo bajo y me giré con una pequeña sonrisa. Sus ojos me miraban un poco entrecerrados por la luz pero eso sólo hacía que se viera aún más tierna.

Me acerqué a la cama inclinándome un poco hacia ella para dejarle un corto beso entre las hebras de su cabello. Ella cerró los ojos, pero su boca se abrió.

- ¿A dónde vas? -preguntó con la voz adormilada, balbuceando sin darse cuenta.

Le di otro beso en la mejilla.
- Hoseok me escribió, no llegaré tarde -le avisé, ella asintió y la miré una última vez antes de dirigirme hacia la puerta.

Una vez salí me encontré con el sonido de un par de llaves sonando junto a un muchacho en la puerta de al lado cerrándola con un cigarrillo entre sus labios. En seguida me di cuenta quién era y no sólo por el parecido con el de Lily, sino también porque tenía ese aire intimidante que también poseía la castaña.

Cuando el chico terminó su acción dirigió la mano hacia el cigarrillo con un encendedor para luego inhalarlo una vez lo encendió y mirarme de pies a cabeza. Definitivamente, era su hermano.

Me sonrió y me sentí extraño, me quedé esperando que dijese algo y cuando se acercó supe que así sería.
- ¿Liliana está durmiendo bien? -preguntó, retirando el largo palillo de sus labios y exhalando el humo justo en mi cara. Me alejé un poco y el rió-. Dile que estaré donde Monica.

En cuanto dijo esto, me dio una última sonrisa para luego empezar a bajar las escaleras pitando divertidamente. Lily me había dicho que él ni siquiera estaba en casa lo suficiente para verle la cara por más de tres minutos y entendía el por qué. Aquello me hacía sentir que, comparado a su hermano, yo la estaba cuidando mejor.

Di un pequeño suspiro para luego empezar a bajar las escaleras por igual, dirigiéndome hacia el Dunkin Donuts' que, curiosamente, se encontraba al cruzar de la calle del apartamento.

En seguida entré pude localizar el pelo rubio del mayor sentado en una de las mesas del fondo. Cuando me acerqué pude ver que ya había ordenado un café y, a decir por el humo que salía de la taza, éste estaba recién hecho.

Su mirada subió a la mía una vez estuve frente a él y me sonrió ladeando un poco la cabeza señalándome la silla para que me sentara. Lo hice sin pensarlo dos veces y le medio sonreí entrelazando mis dedos sobre la mesa.

- ¿Quieres un café también? -me preguntó, negué lentamente y él asintió.

El silencio reinó entre ambos y se volvió tan incómodo que él tuvo que desviar la mirada tanto como yo; sabía qué estaba ocurriendo por su mente, sin embargo, yo no quería darle la razón.

Bajé las manos hasta mis rodillas y empecé a alisar mi pantalón bajo la mesa sin saber si debía decir algo primero. Pero cuando exhaló, supe que no iba a ser necesario.

- Le conté todo a tu mamá -soltó y fue como si el mundo se hubiese bajado a mis pies. Lo miré en seguida, pero él no lo hacía.

Traición, eso era lo que estaba escrito en medio de los dos. No lo podía creer. Tenía ganas de gritar, pero sólo llegué a gruñir con frustración llevándome las manos a la cara para sobarla bruscamente.

- ¿No pueden dejarme en paz de una puta vez? -exploté y él cerró los ojos ante mi reacción entreabriendo los labios para poder hablar, pero rápidamente le interrumpí-. ¿Cuál es el empeño de hacerme la vida imposible? -continué, el negó ante mis palabras, tratando de hablar otra vez, pero volví a repetir la acción-. Me fui del puto país porque no quería seguir viviendo en esa maldita casa, ¿no lo entienden? -gruñí, podía sentir la garganta quemándome sabiendo que habían cosas que aún deseaba decir.

- Esto no es quien eres -susurró, logrando encontrar la oportunidad de poder hablar-. Mira nada más cómo me estás hablando, Taehyung, ¿crees...?

- Esto es quien siempre he querido ser -espeté, arrastrando la silla hacia atrás con estruendo para ponerme de pie bruscamente logrando poner un gesto de susto en el rostro de "mi amigo."-. Malditamente libre.

Me giré dispuesto a empezar a caminar, pero lo pude oír levantarse también.
- Tu madre te quiere en Corea antes del martes -vociferó y aunque me detuve en seco, no me giré.

Me dolía que mi propia familia me haya empujado del retrato familiar y ahora quiera tenerme devuelta: me decían que avanzara, pero no me dejaban caminar. Negué con la cabeza soltando un bufido mientras mis manos se iban haciendo puños a mis costados y me acordé de lo que Lily me había dicho.

Yo tenía el poder de hacer lo que quisiera.

Me giré sutilmente y vi cómo el rostro de Hoseok se relajó cortamente, pero volvió a cambiar en cuanto solté mis últimas palabras antes de salir del local.

- Que le den -le espeté.

Ya yo era alguien diferente.













strong power, thank you

amor y corazones para ustedes
espero les esté gustando

un beso
- ema

MOANS | KIM TAE HYUNG.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora