Planché la camisa con mis manos inconscientemente mientras me dirigía en camino hacia la oficina del director, el cual me había llamado bien temprano esa mañana diciéndome que me quería en su despacho después del segundo timbre posterior al recreo.
Me había imaginado todas las opciones por las que me había llamado: el salario, el regreso del profesor a quien sustituía, el viaje lingüístico del que tanto las chicas hablaban,... Iba ideando todo lo que mi mente podía evitando totalmente esa última opción, que aunque era la más probable, no quería confirmar.
Me remojé los labios cuando llegué a estar de pie frente a la puerta y di un profundo respiro antes de tocar suavemente sobre esta. Uno, dos y tres.
Esperé. Pero al ver que al pasar los segundos no había respuesta dentro me decidí a tomar la manija para entrar por mí mismo sólo para darme cuenta de que ésta estaba cerrada con llave.
Fruncí el ceño e intenté mirar hacia dentro de la habitación a través del cuadro de cristal que estaba enmarcado en el centro de la madera; no había ningún movimiento adentro y todo se encontraba en silencio.
- ¿Qué...?
- Estoy mojada.
Me sobresalté inevitablemente cuando pude sentir el aliento de Lily en mi oreja y me giré hacia ella para verla con incredulidad. Sus ojos brillaban aún más que antes, pícaros, con necesidad.
Tragué gordo y miré hacia los lados con precaución: a pesar de que el pasillo se encontraba vacío, ya que era hora de clase, no podía evitar sentirme increíblemente inquieto y no solamente por la sonrojada chica frente a mí que pedía a gritos con sus ojos que la tomara en ese mismo instante.
- ¿Estás loca? -le susurré con exaspero como si no pudiera notar la situación en la que estábamos.
Ella rió corta y roncamente acercándose un poco a mí. Me sentí temblar.
- No -respondió con diversión mientras hablaba entre una pequeña sonrisa-. Te he dicho que estoy mojada.
Me quedé observando y repitiendo en mi mente la forma en que sus labios susurraron aquella última palabra pausada y lentamente, provocándome.
Empecé a sacudir mi cabeza en forma de negación, pero cuando se acercó un poco más a mí dejando que sus ojos me quemaran por dentro, me vi interrumpido y paralizado ante su acción.
Su lengua se pasó por su labio superior con diversión y sólo bastó eso y la forma en que sus brazos se engancharon en mi nuca para hacerme perder el control de mi respiración y lograr que mi miembro empezara a endurecerse dentro de mis pantalones.
Mi mirada se dirigió hacia el cuarto del conserje y dejé salir un tembloroso suspiro cuando su mano bajo hacia mi entrepierna. Ella sabía bien lo que provocaba en mí.
- Estás tan duro... -susurró.
La tomé de las caderas haciéndola retroceder hasta la habitación en la que tenía mi visión y la pude escuchar reír divertidamente contra mi pecho causando cosquillas en mi bulto.
Hubiera querido ver su maravillosa expresión mientras lo hacía, pero mi mente solo estaba enfocada en quitarnos las ganas a los dos. Y parecía que ella también, desesperadamente.
La hice tropezar entre unas escobas cuando la empujé hacia la pared después de cerrar la puerta detrás de mí, pero aún así esa lasciva sonrisa y mirada no abandonaban su rostro.
Sentí su gemido ahogado contra mi boca cuando inevitablemente la besé con urgencia. Ella no lo pensó dos veces antes de desabrocharme el pantalón haciendo que estos cayeran a la altura de mis tobillos.
Mis manos recorrían su cuerpo sin cesar, sintiendo cómo cada vez que gemía cuando palmeaba su culo, mi miembro palpitaba aún más fuerte, casi doloroso.
Aproveché la posición para cargarla contra la pared justo en el momento en que bajó mis bóxers lo suficiente para liberar mi necesitada masculinidad.
Comprobé que no había dicho mentira cuando me deslicé dentro de ella sin problema casi sintiendo cómo goteaba a lo largo de mi longitud haciéndome gruñir en complacencia. No estaba mojada, estaba totalmente empapada.
- Tan bien... -gimió contra mi boca.
Estampé mi boca con la suya en un intento de acallarnos a ambos, pero mientras más mis caderas se balanceaban en torno a su pelvis más nuestros jadeos y gemidos hacían un pequeño eco en la habitación.
La aferré más a mí cuando sentí el orgasmo azotar mis sentidos con fuerza y sus paredes en torno mío sólo hicieron la sensación más agradable. El cielo en lo escondido otra vez.
Su cabeza cayó en mi hombro y nos mantuvimos en silencio disfrutando de nuestras profundas respiraciones combinadas. Lentamente la dejé bajarse de mí luego de haber salido de ella, sin embargo, no dejó de abrazarme ni un segundo y mi piel se estremeció cuando la sentí acercarse hacia mi oído.
- Te quiero -susurró.
Me quedé pasmado, saboreando sus palabras en mi mente como una melodía que mientras la repetía más me gustaba. Quise responderle, pero la emoción extraña que sentía no me dejó hacerlo. Sin embargo, sé que ella vio en mi mirada lo mismo que había en la suya.
Verdad.
Y ella solo me sonrió para proseguir a bajarse la falda mientras yo me subía el pantalón.
Nos miramos unos cortos segundos, en silencio y luego me acerqué a dejarle un corto beso en los labios.
Ella se acercó a imitarme, pero fue interrumpida por la puerta abriéndose de golpe mostrando a un decepcionado director detrás de la misma mirándonos con desagrado a ambos.
Oh. Mierda.
Mi sangre se heló y pronto caí de la burbuja que habíamos formado. Había cometido un maldito y grave error.
Intenté decir en mi defensa acercándome hacia dónde se encontraba, pero un cuerpo saliendo detrás de él me hizo interrumpirme a mí mismo. La misma chica con la mirada intimidante.
- Supongo que sí decías la verdad, Julia -resopló el director para acto levantar sus manos en señal de que lo siguiera y sabía que no tenía otra opción más que hacerlo.
ay la creta D:
fue bueno mientras duró xdxdxd
a que sí se esperaban esto
corto pero necesario lol
siento que he estado actualizando mucho últimamente y me siento pROUDprepárense para lo que se viene
espero les guste
- ema
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MOANS | KIM TAE HYUNG.
FanfictionLIBRO TRES. "-sólo gime para mí." ©asiawet; 2/16. contenido sexual y explícito. no copia parcial ni adaptación sin mi permiso.