Capítulo 2

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  — Beka, ayúdame a salir adelante

 Eso fue lo que su novio le dijo luego de que hicieran el amor esa noche. Al principio se confundió para luego preocuparse, le pregunto muchas veces a su pareja que sucedía, en todas esas veces Yuri respondía con una sonrisa mientras decía que no era nada, solo algo que se le escapó. Luego de unas semanas, de la nada volvió a decir lo mismo, solo que esta vez agrego algo más.

  — Beka, ayúdame a salir adelante, a olvidar. Pero espera a que sea capaz de decirlo en voz alta. 

Pero por más que le decía que no se preocupara por ello, no podía hacerlo, fue cuando se dio cuenta de que era lo que Yuri ocultaba. Él podía ser idiota muchas veces y no comprendía muchas cosas sobre el rubio, pero había algo que sabía muy bien. 

  — Yura. Ya lo se 

Estaban en la sala viendo una película de Netflix. De la nada Otabek soltó esas palabras, haciendo que el rubio se volteara a mirarlo confundido por esas palabras de la nada.

—¿Sabes qué cosa?

— Sobre lo que no me puedes decir—Lo dijo como si fuera obvio y esa conversación la acababan de tener.

Yuri solo lo miro con horror, con miedo.

— ¿Lo sabes? — Pregunto con su voz quebrada. Sus ojos se comenzaron a cristalizar. 

— Si... lo supe hace un tiempo...— Dijo confundido por la actitud del menor.

Escucho un sollozo salir de los labios del rubio, su cuerpo temblaba, tenía sus ojos cerrados con fuerza aguantando las lágrimas. Se levantó del sofá y se volvió a sentar, solo que esta vez sobre su regazo.

El kazajo se confundió por su actitud, no entendía el repentino llanto, pero aun así sin pensarlo dos veces lo abrazo. Envolvió sus brazos a su alrededor con fuerza, sobando su espalda. Beso su frente, se separó unos centímetros para limpiar sus lágrimas con el dorso de su mano. Junto sus frentes antes de volver a hablar.

— ¿Por qué te pones así? — Pregunto en susurro.

— ¿No debería? E-es algo ho-horrible —Dijo con su voz entre cortada —Soy horrible.

—No lo eres, para mí no lo serás jamás—Se alejó unos centímetros y miró directamente sus ojos antes de continuar—Sé que Rusia es un lugar lleno de prejuicios, pero yo no soy así. Te ayudare a salir adelante. 

El rubio se separó aún más de Otabek confundido. Restregó sus ojos con fuerza mientras su otra mano la mantenía en el pecho del mayor. 

— ¿Prejuicios? —Pregunto un poco molesto— No importa—Suspiró antes de continuar— ¿Crees que me puedes ayudar? 

El kazajo soltó una leve risa haciendo que el menor se molestara aún más con él. 

—Te lo dije. Te ayudare a salir adelante con tu sueño.

Llevo sus manos a la mejilla del rubio acariciándola. El menor cerró los ojos dejándose llevar por el cariño y calor de la mano ajena, hasta que cayó en cuenta sobre lo que acababa de decir.

Otabek una vez que vio que estaba más calmado, volvió a hablar.

—No pienso nada malo con que seas patinador. Yo te ayudare a salir adelante como un patinador artístico. —Le dedico la mejor de sus sonrisas para que sintiera su apoyo — Aunque no sé muy bien cómo voy a hacerlo.

Yuri separo de manera abrupta la mano del kazajo, miró directamente sus ojos con el ceño fruncido en clara señal de enojo. Abrió su boca para decir algo, pero fue detenido por Otabek que volvió a hablar pensando que no le había creído.

— No te preocupes, siempre te apoyare—Suspiro — Lo supe cuando vi tus ojos brillar mirando esa pista de hielo. Te apoyare y ayudare en tu carrera para ser un patinador.

Le volvió a sonreír. No podía olvidar el día que pasaron por una pista de hielo y se quedaron mirando un rato a personas practicar, no olvidaba como en los ojos de Yuri un brillo apareció, uno que no había visto antes y una sonrisa de resignación al pensar en el hecho de que, si él lo intentaba, muchas personas se volverian en su contra. O al menos eso fue lo que sintió.

El rubio se dio la vuelta mientras se levantaba de su regazo, le quitó la manta que los envolvía con bastante fuerza, casi tirándolo al suelo. Apago la televisión, tomó las palomitas, el helado y se llevó todo eso consigo a la habitación, cerrando de un portazo.

Otabek confundido por su repentino cambio de humor lo siguió, pero al intentar abrir la puerta se dio cuenta que Yuri la había trabado desde dentro. 

Luego de eso Yuri no le volvió a hablar por una semana. Otabek no entendió por qué.   

En tus pequeños hombrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora