Capítulo 10

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Otabek no pudo pegar un ojo en toda la noche, se quedó observando al rubio dormir tranquilamente a pesar del mal rato que este había pasado.

¿Cómo alguien puede ser así de cruel con solo un niño?

Cuando se encontraba consolando al rubio intentaba controlar su propio llanto, pero ahora en el silencio de la noche sus lágrimas descendían sin control por sus mejillas, la almohada se comenzaba a mojar por sus propias lágrimas.

Quería hacer algo para poder ver la sonrisa de Yuri, quería que nada lo dañara, que nada lo hiciera llorar. Saber lo que estaba viviendo antes y mientras salía con él fue un golpe bastante duro.

¿Cómo es que no me di cuenta antes de lo que sucedía? ¡Soy un completo idiota!

Cuando por fin pudo conciliar el sueño a los minutos sonó el despertador, tenía que ponerse a trabajar. Se levantó pareciendo casi un zombi y así fue a la cocina, quería dejarle listo el desayuno a Yuri, así que medio dormido solo pudo tostar algunas rebanadas de pan, poner un poco de mermelada y prepararle una taza de café con leche.

Coloco todo encima de la mesa y fue a despertar al rubio, aún tenía que bañarse y alistarse, pero no podía evitar poner a Yuri ante cualquier cosa, incluso lo más tonto como el desayuno.

—Yura—Susurro con una voz ronca cerca de su oído.

—Mmnn

El rubio giró sobre sí mismo dándole la espalda al kazajo. Lo movió un poco pero no quería despertar, una idea cruzó por su cabeza, siempre miraba por la televisión como la protagonista era dulcemente despertada con pequeños mimos. Se veía romántico y tierno, además quería que despertara con buen humor por lo que había pasado en la noche.

Con delicadeza comenzó besando su frente bajando por sus mejillas, dio un beso en la punta de su nariz antes de bajar por su cuello.

Intentaba no ser tan pasional, solamente un dulce roce entre sus labios y su piel. Yuri soltó un suave quejido moviéndose un poco entre las sábanas. Eso emocionó al kazajo, no pudo evitar sonreír.

Le está gustando.

Dio una caricia a uno de sus brazos que estaban descubiertos para que su mano terminara sobre su cintura, volvió a dar algunos besos cuando sintió una mano golpear fuertemente su cabeza moviéndolo a un lado.

Yuri se despertó agitado respirando fuerte, miró al kazajo boca abajo sobando su cabeza, asumió que lo había despertado. Se acercó un poco, beso su cabeza y lo abrazo recostándose en su espalda.

—Buenos días Beka—Volvió a darle un suave beso—Perdón por despertarte, estaba teniendo una pesadilla.

—Buenos días, hace un rato que estoy despierto—Se dio media vuelta para poder abrazarlo— ¿Qué fue lo que soñaste?

—Que una araña enorme y fea estaba caminando encima de mí, fue horrible.

Otabek frunció un poco el ceño dándose cuenta de que el causante de eso había sido él. Una vez más la televisión lo había engañado, ni siquiera había sido un buen sueño, más bien fue una horrible pesadilla.

—Creo que fui yo.

Yuri lo miró mientras sus cejas se unían por la mueca de confusión que hizo. Otabek suspiro antes de explicarse mejor.

—Te intentaba despertar con mimos para cambiarte el humor, pero parece que surtió el efecto contrario—Dijo un poco desilusionado.

El primero en comenzar a reírse fue Yuri, salió sin que pudiera evitarlo al ver lo tonta que era la situación. Otabek lo siguió luego de mirarlo como si estuviera loco por el cambio de actitud, pero no pudo resistirse a esa hermosa y contagiosa risa.

En tus pequeños hombrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora