PRIMER LIBRO FANFIC DE LA BILOGÍA "UNA MONARQUÍA JUNTOS"
Al finalizar la selección, América Singer se convirtió en "la Elegida" del príncipe Maxon Schreave para ser su esposa y la nueva princesa del reino de Illea. El nuevo cargo viene con diferent...
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— Te estaba esperando — confesó Maxon. Él se encontraba recostado sobre su cama. Las luces estaban apagadas, pero, gracias a la iluminación de la luna que se colaba por los ventanales de su habitación, podía verlo. Seguía con el dorso al descubierto y sólo cubierto por una camisa de lino.
Su mirada era intensa. Aquellos ojos color café, que antes había visto innumerables veces, eran diferentes. Emanaban un sentimiento distinto. Algo mágico quizá...
Tal vez porque ahora ya no teníamos más secretos que esconder. Horas atrás, nos habíamos abierto el uno al otro dejando nuestros corazones al desnudo.
Sólo me faltaba a mí aclarar un último asunto más para estar en las mismas condiciones. Me faltaba explicarle de Aspen. Eso era lo justo para todos. Y esperaba que Maxon lo entendiese.
—Ya estoy aquí —le contesté con una sonrisa.
Caminé hacia donde él estaba sin dejar de mirarlo directo a los ojos.
Al llegar a él, me tendió su mano para entrelazarla con la mía.
—¿Ya cenaste? —me preguntó
Cerré los ojos. Lo había olvidado por completo por las diferentes preocupaciones a raíz del ataque.
— No...— musité.
Maxon enarcó sus cejas
— América, no puedes descuidar tus alimentos. Te tienes que alimentar o sino vas enfermarte —me reprochó.
—No tengo hambre. Yo solo...
Y de repente, como si mi cuerpo quisiera burlarse de mí, se escuchó un rugido. Mi estómago pidiendo comida se hizo notar.
Maxon sólo se limitó a dirigirme una mirada de "te lo dije"
Me reí. Amaba estos momentos con él. El disfrutar de su compañía sólo siendo Maxon y América.
— Amo tu risa, América. — su mano subió por mi rostro. Y reposó en mi mejía. Su mirada estaba tan llena de amor que mi corazón parecía dar saltitos en mi pecho.
—Y yo tu compañía—le aseguré. Era hermoso que nuestro amor fuese correspondido a tal medida que nos dejaba sin aire, pero necesitaba hablar con él antes de dar un siguiente paso en nuestra relación—Maxon, tenemos que hablar sobre algo importante—le susurré
Podía ser solo mi imaginación, pero sentí sus latidos acelerarse un poco. Eran casi imperceptibles, pero lo conocía muy bien. Su mirada también sufrió un leve cambio al igual que sus ojos. Ellos reflejaban angustia provocada por mí...
—Está bien, pero primero pidamos que nos traigan la cena. Yo tampoco he comido aún—confesó
