PRIMER LIBRO FANFIC DE LA BILOGÍA "UNA MONARQUÍA JUNTOS"
Al finalizar la selección, América Singer se convirtió en "la Elegida" del príncipe Maxon Schreave para ser su esposa y la nueva princesa del reino de Illea. El nuevo cargo viene con diferent...
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Capítulo 20
Los últimos cinco días habían sido un total caos, no solo para mi, sino para todos los que habitábamos en el palacio.
El personal del palacio desconocía el real motivo que ocasionó esta terrible tempestad en el ambiente. Por obvias razones yo no dije nada sobre el tema. LA decisión era, exclusivamente, de los reyes. No mía.
Suspiré.
Desde el fatídico suceso. La reina había entrado en un estado de presión grave que minaba, constantemente, con su salud. El doctor, y los demás, lo atribuía al viaje imprevisto de Maxon a Nueva Asia. Sin embargo, detrás de esa depresión yacía una verdad mucho más oscura.
Al tener una salud tan delicada y el ánimo por los suelos, la reina había dejado olvidado su labor real y atado a la suavidad de la seda de mi cama.
No quería dejarla sola y, mucho menos, que se topara casualmente con el rey. No iba a negar que, tarde o temprano, ambos debían enfrentarse, discutir y tomar una decisión que no solo traería consecuencias en su vidas sino también en la de los demás.
Pero, por el momento, la reina necesitaba tener un tiempo para recuperarse. Por mi lado, yo me encargaba de alimentarla y le dedicaba mi tiempo libre a velar por su salud física y emocional.
Por el día, realizaba mi labor de princesa y los trabajos atrasados de la reina mientras que, por las tardes y noches, la pasaba con mi suegra.
El rey no se había manifestado. En contadas ocasiones me lo había cruzado, pero él no me había dirigido la palabra. Sin embargo, a veces, me sentía vigilada. No sabía si simplemente estaba siendo paranoica o de verdad el rey me tenía vigilada. Solo esperaba que Maxon regresase lo más antes posible. Lo necesitaba, pero su madre mucho más.
Lo que podía rescatar de esta experiencia era que pude tomar conciencia de cuanto abarcaba el labor de ser reina de toda Illea.
No tenía la corona, pero si estaba esa responsabilidad sobre mis hombros. Cada decisión que tomaba tendría serias consecuencias sobre la vida de muchos.
Volví a suspirar.
Mi cuerpo y mi mente me dolían. Estaba cansada. Exhausta.
Hoy, como los demás días, me levanté temprano para poder prepararle una sopa especial en sustancia para la reina. Necesitaba que Amberly se alimentase bien para que los antibióticos que tomara no le hicieran tanto daño a su cuerpo.
Al entrar a mi suite, la habitación temporal de la reina, descubrí que ella seguía recostada sobre la cama, pero con la pequeña diferencia de que tenía un libro en su regazo.
Parecía estar más animada que de costumbre. Aproveché aquello para acercarmele con un plato de comida.
—Amberly, soy yo—saludé logrando que ella me notase—Te he traído un poco de sopa. Yo misma la he hecho y, no es por presumir, pero está rica—bromeé— Ven, vamos a comer.
