Siete días ya habían transcurrido desde el anuncio de nuestro compromiso. En un primer momento, todo había parecido tan surreal, pero, luego, volvimos a la realidad.
Ser la prometida de un príncipe acarreaba una gran responsabilidad. La realeza no solo eran las coronas y los hermosos vestidos. No, definitivamente, era mucho más que eso.
A la mañana siguiente, Silvia se presentó en mi habitación a primera hora. Afortunadamente, Maxon se había retirado minutos antes de allí sin ser notado por ella.
Silvia me entregó mi primera agenda en la cual se iba a distribuir mi tiempo de ahora en adelante. Como recién iba a comenzar mi entrenamiento para ser una princesa y esposa de Maxon, mi agenda estaba llena hasta un día antes de mi viaje a Carolina. Silvia se había tomado la molestia de anotármelo con lapiceros de colores para que yo pudiera diferenciar entre mis clases, visitas, exámenes y ¡mi tiempo libre!
Si esto hubiera sucedido hace un par de meses, hubiera querido renunciar a la primera ocasión, pero, ahora, todo era diferente. Mi visión de la monarquía había cambiado. Como la reina Amberly me había dicho hace ya un tiempo atrás: "Creo que la pasión que pones en las cosas es una de tus mejores virtudes. Si aprendieras a controlarla, serías una princesa magnífica."
Aprendería a controlar mi tozudez y la redirigiría para solucionar temas políticos que, constantemente, afligían al reino de Illea.
Había mucho que hacer, pero poco tiempo.
Suspiré.
Aún no se había fijado una fecha exacta para la boda, pero debíamos esperar hasta que yo cumpliera los dieciocho años de edad. Se deseaba que la futura princesa tuviera la mayoría de edad para, de esa forma, brindar una apariencia de madurez ante el reino.
Afortunadamente, solo faltaba menos de un mes para celebrar mi cumpleaños.
Además, Maxon y yo queríamos que la boda se llevase a cabo lo antes posible porque... Bueno, ambos teníamos nuestras necesidades y eso quedaba muy en claro cada vez que nos encontrábamos solos en una habitación.
La electricidad se sentía al instante. Sin embargo, no solo se trataba del mero contacto físico sino de poder unir nuestras almas y corazones, formalmente, ante todas las miradas de los ciudadanos de Illea y del mundo.
Me encontraba sentada tomando una bebida frente a mi balcón. Aún permanecía hospedada en mi habitación de seleccionada por voluntad propia. No le había encontrado razón alguna mudarme a otra habitación más grande por un pequeño periodo de tiempo. La suite de la princesa aún se encontraba en remodelación por lo tanto no era habitable. Prefería estar aquí donde todo había iniciado.
Hoy, por fin, tenía un poco de tiempo libre; sin embargo no podía totalmente disfrutarlo.
La reina había intercedido por mí ante Silvia para que me diera un respiro un día antes de mi viaje a Carolina. La madre de Maxon había sido el medio de comunicación entre él y yo durante esta semana. Había estado tan ocupada aprendiendo lo más básico del protocolo real que no había podido pasar un poco de tiempo con mi prometido.
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♔ LA PRINCESA ♔ ( America Y Maxon )
FanfictionPRIMER LIBRO FANFIC DE LA BILOGÍA "UNA MONARQUÍA JUNTOS" Al finalizar la selección, América Singer se convirtió en "la Elegida" del príncipe Maxon Schreave para ser su esposa y la nueva princesa del reino de Illea. El nuevo cargo viene con diferent...