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"Un maestro... Una causa... Un efecto..."

*Narra Gustavo*

Se que para algunas personas no es muy masculino llorar. Pero duele demasiado contener tanto dolor adentro suyo que de alguna manera uno se tiene que desquitar ¿No?. Lo que menos quiero hacer es mostrarme indefenso adelante de los demás. (Pequeño gran defecto mío).

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Estamos a unas pocas semanas de comenzar la gira de Fuerza Natural. Y la verdad que me está poniendo un poco nervioso.
Hace poco me presentaron Adrián y Leandro a un chico que toca la guitarra en la banda de Gise. Se llama Guido Covini, se que es músico y cantante de Parientes, pero me contó que hace un tiempo se separaron y a raíz de ello comenzó a probar suerte con demás bandas. Cuando vio que necesitaban un guitarrista en la banda de ella inmediatamente se ofreció.
¿A que quiero llegar con esto? Bueno, pienso en invitarlo a tocar en algún momento con nosotros en la gira.

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Se hacía tarde. (Qué raro). Subí al auto y me dirijí al centro. Tenía una ronda de prensa en el auditorio sobre mi álbum. Llegué en el mismo momento que Richard. Nos saludamos y entramos rápido, casi corriendo.

-¡Rápido, rápido! Que sin vos no podemos comenzar las entrevistas- Anita había llegado antes -No creas que vas a subir así- Dejó sus ojos como platos.

-Si, ¿Porque no?- Encogí los hombros.

-¡No señor! Te me pones esta camisa y este pantalón de inmediato o no salis- Me empujó hacia un camarín con la ropa en mano.

-P..pero-

-Nada de peros, vos sos Gustavo Cerati, no un indigente. ¡Mirá la ropa que traes puesto!- Señaló mis prendas.

-¡Ash! Como tu digas- Entré al camarín.

En menos de dos minutos ya estaba listo para dar esa conferencia. Solo que mi querida amiga quería peinarme.

-No, hasta ahí. ¡Dejame ser yo!- Atajé el peine

-Pero así te ves más lindo- Hizo puchero.

-Noo, no pienso peimarme como si fuera a dar una entrevista de trabajo-

La esquivé y caminé hacia el mini-escenario que habían montado en el auditorio.
Saludé en general, las cámaras se encendieron de inmediato. Varias luces me encandilaron.

-Teniendo en cuenta tu edad ¿Este puede ser tu último álbum?

-La verdad que no. No estoy tan viejo, solo tengo 50 años y todavía me faltan por vivir varias cosas.

-¿Y si se retira?

-Si yo me retirara ahora, en este momento, que no creo que sea muy factible, pero supongamos que sí, me iría contento... Por Fuerza Natural.

-¿Qué significa para usted Fuerza Natural?

-Y... Es como un viaje.

-¿Un viaje hacia donde?

-Quien sabe- Encongí los hombros.

Las palabras seguían corriendo y yo contestado por inercia.

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Luego de esa hora y media de interrogatorio me paré de la silla y bajé a cambiarme la ropa.
Agarré mi teléfono, no encontré ningún mensaje nuevo, más de lo mismo.
Salí del camarín con la campera en mano y mi cabeza metida en el celular. Caminé despacio, sabiendo que me podía chocar con alguien mientras miraba mi aparato. Saludé a mis amigos y me dirigí a mi auto que estaba cruzando la calle.

Algo me golpeó y caí al suelo -Ay no, Ay por Dios ¿Qué acabo de hacer?- Vi que bajó de un auto una chica de cabellos castaños y ojos color miel.

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-Ay gracias a Dios, despertaste- La misma chica estaba sentada mirándome asustada.

-¿Qué sucedió?- Agarré mi cabeza y me senté en la camilla.

-Es que... No te vi cuando ibas cruzando y yo frené de repente, aunque te golpee y te desmayaste- La chica se notaba avergonzada.

-Ah. Perdoname a mi. Yo estaba caminando sin fijarme a donde iba. Tendría que haber dejado de mirar el celular por un minuto-

Ella sonrió. Juro, pero se los juro, que tenía una sonrisa hermosa.
Un doctor llegó. Me revisó y dijo que no tenía heridas graves, solo rasguños, pero que me había golpeado la cabeza y a raíz de eso me desmayé. Me dieron el alta enseguida. Salí del hospital junto a la chica de bellísimos ojos.

-Por cierto, mi nombre es Barbara- Extendió su mano.

Miré dos segundos su mano y la estreché con la mía -Gustavo- Dije.

-Emm... te invito un café, ¿Quieres?- Sonrió -Para compensar el mocaso que me mandé-

-Si crees que voy a presentar cargos estas equivocada- La detuve

-Ah, bueno. Pero lo mismo, Solo para verificar que no me odias por haberte atropeyado-

Estando en el bar me contó que es abogada, tiene 29 años y que le fascina la literatura y la música. Extrañamente me preguntó a que me dedicaba yo.

-Yo soy musico- Contesté

-Jaja no tienes cara de musico-

-Pero, ¿No sabes quien soy?-

-Claro que si, solo que mirándote bien, no tienes cara de músico- Levantó los hombros

Luego de terminar el café ella me llevo donde había dejado mi auto. Mi celular quedó hecho trizas cuando calló al suelo y lo único que le pudieron salvar fue el chip. Por lo menos no tengo que cambiar de número.

-Ten, este es mi número- Escribí en un papel -Luego me llamas para que acordemos un lugar para cenar ¿Te parece?-

-No pierdes tiempo ¿Eh?- Agarró otro papel y también escribió su número -Este es el mío. Cuando concigas un teléfono si quieres llámame- Reímos.

-Nos vemos- La saludé subiendome a mi auto.

-Adiós- Ella se fue caminando hacia el suyo.

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Les aseguro que esa chica me cautivó. Esos ojos, esa sonrisa, ese pelo. No parece como las teñidas que se me acercan en las fiestas. Ella parece natural, llena de vida.

Mereces Lo Que SueñasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora