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"Pequeño Cristo 3D..."

*Narra Gus*

"...¡¡Último concierto de la gira!! ¡Voy a volver a Buenos Aires pronto! Imposible de creer..."

Subí a mi estado de Facebook.
Esa pequeña satisfacción de poder terminar con una gira era lo que más me gustaba de todo. Me sentía realizado. A pesar de toda la adrenalina que uno siente durante los shows. Pero, ahora, mi cabeza no piensa en nada más que volver a casa.

*Narra Dante*

La mamá de Gise es un poco extraña. No deja de mirarme cuando estamos los dos solos. ¿Cuántos años tendrá? Es algo lo que no me animo a preguntar. Creo que no entiende la relación que tengo con su hija. No tiene en cuenta que estoy en el hospital por Gise y no por ella.

–Dantecito– Entonó mi nombre.

–¿Si señora Sara?–

–Ya te dije que me digas solamente Sara– Ella se encontraba situada sobre una silla cerca de los pies de la cama de Gise. Cruzada de piernas jugaba con un mechón de su pelo.

–Bueno, Sara– Remarqué –¿Qué necesita?–

–Yo se muy bien que estás aquí por mí. Porque te gustan mayores– Ella se levantó lentamente.

–Ehh. No, disculpe, pero yo estoy aquí porque quiero estar cuando su hija despierte– Ella se acercó a mi tocándose. Un asco total, siendo que debe tener unos 30 años.

–Vamos, Dan. No mientas. Se que te gusto. Lo se desde que nos conocimos–

–Ya le dije...– Se subió a mis piernas. Mis ojos estaban abiertos de par en par –Sara, con todo respeto, usted no me...– Sin previo aviso unió mis labios con los suyos. Creo que no tiene el juicio sano.

La levanté de encima mio rápidamente. Me alejé lo más que pude de ella. "No puedo creer que haya hecho eso" dije y me retiré de la habitación.
Como iba a volver a verla a los ojos, no se. Al principio le tenía respeto, pero cuando comenzó a coquetearme terminé por tenerle lástima. Alguien como ella queriendo tener algo con el novio de su hija. ¡Encima!. No quiero ser grosero, pero es una zorra.
Ya que no sabía que hacer, decidí ir a mi casa para poder asearme y acomodar un poco. Tenía que esperar a que algún familiar de Gise llegara al hospital para no quedarme a solas con su mamá otra vez. Recién a las tres llegaría Lisa.
Entré a mi casa. Estaba en penumbras, todas las cortinas cerradas, ni un poco de vida. Luego de sacar el polvo que había hasta en los cuadros que tenía colgado con fotos de mi familia, tomé una ducha.
Será que me olvide del mundo cuando me quedé metido en el celular. Vi la hora y ya eran las tres y media.

–¡La puta madre! ¡Lisa ya debe haber llegado al hospital!–

Agarré las llaves del auto corrí hasta el.

*Narra Gus*

Richard me había invitado a almorzar. Un poco tarde, pero lo mismo fui. No había comido nada en todo el día.

–Hoy es la gran noche, Gus–

–Si, puede ser– Yo comía desesperadamenre la milanesa que pedí.

–¿Vas a hacer alguna de tus grandes acciones en el concierto?–

–¿'Grandes acciones'?–

–Si, esas cosas que no haces en ningún concierto a excepción de alguno muy especial–

–Mmm no se. Estoy demasiado nervioso con el viaje de vuelta a casa–

–¿Cuándo vas a dejar de pensar por un momento en tu hija?– Blanqueó los ojos un poco fastidiado.

En los unicos momentos que no pienso en como estará Gise es en los conciertos y en los ensayos. Cuando no estoy metido en el trabajo, busco meter mi cabeza en otra cosa. En estos momentos, la familia.
A pesar de que me deprime un poco esta situación, yo no dejo de tener buen humor. Pero, mis amigos creen que yo no la quiero pasar bien, entonces buscan no molestarme con sus pelotudeces.

–Gus–

–Nh?– levanté la cabeza. Me había quedado tildado.

–Hoy hay una joda. ¿Venís?–

–Creo que no. Quiero descansar para poder...– Recordé que en toda la gira fui tan solo a una o dos fiestas las cuales me invitaron. De ahí en más no salí –¿Sabes que? Si voy a ir– Sonreí.

–¡Genial!– Vi que se alegró de verdad.

*Narra Dante*

Mientras bajaba del auto, recordé que podía suceder que Lisa no fuese hoy. La sangre se me heló, no quería estar a solas con esa mujer de nuevo.

–¿Dante? ¿Dónde te has metido? Sara me dijo que te fuiste corriendo–

–No me fui corriendo. Queria bañarme y acomodar un poco mi casa que ya daba lástima– Tomé aire –Ya estoy en el estacionamiento del hospital, voy enseguida–

–Okey, nos tenías preocupadas–

–Ni que tuviera 15 años– Ella rió.

Cuando entré a la habitación me encontré con Lisa sentada en una silla al lado de la camilla de Gise, a su novio junto a la ventana y a Sara en la misma silla donde estaba hace unas horas. Saludé a todos. El médico de cabecera de Gise entró a la habitación.

–Uy, esto parece una conferencia– dijo bromeando –Chicos solo puede haber dos personas con el paciente. Perdonen que se los diga–

–Ah, claro–

Acordamos en salir yo y la mamá de Gise para que Lisa y su novio pudiesen estar un rato.
Luego de un rato vimos salir al médico de la habitación. Nos contó que había mejorado un poco. Ya no necesitaba de un respirador que la ayudase y su pulso era tranquilo.
Eso nos dejo más tranquilos a todos. El doctor se retiró y quedamos solos con Sara. Mi sangre se congeló de inmediato, no quería quedarme solo con esa mujer.

–Apenas se vayan Lisa y su novio terminamos lo que comenzamos hace unas horas– Tocó mi pierna.

–Sara– Saqué su mano rápidamente –Usted no me gusta, no me gustó y jamás me gustara. Estoy enamorado de Gise y no pienso engañarla con nadie y menos con su madre–

Vi como se sorprendió con mis palabras –Entonces, que no haya nada entonces– Se sentó al fin de manera decente y con los brazos cruzados. Creo que esta vez si se enojó.

Se hicieron las cuatro. Fin del horario de visita. Lisa con su novio se fueron, igualmente Sara. Yo me quedé en el pasillo frente a la habitación.
Una enfermera que pasa por ahí me vio dormido. Me despertó y mirando a los costados, para que nadie viera lo que iba a hacer, me dejó entrar a la habitación de Gise. Ya que estaba en coma, no dejaban que nadie se quedara fuera del horario de visita.

–Si quieres duerme en la camilla de al lado. Yo estoy de guardia este noche, así que nadie va a entrar a no ser que sea yo–

–¿Cómo se lo puedo agradecer?–

–No tienes que agradecer. Veo el amor que le tienes a esa chica cada vez que entro a ponerle el suero, te mereces estar con ella– Ella me regaló una arrugada, pero linda sonrisa.

*Narra Gustavo*

–¡¡Muchísimas gracias, nos vemos pronto Los Ángeles!!–

Me despedí del público estadounidense con Lago en el Cielo. Fue tan divertido este último concierto. Creo que después de todo pude desconectarme del todo de mis problemas, por lo menos lo hice una vez.
Salí del escenario, ayudé a acomodar todos los equipos y luego fui a darme una ducha al hotel. Ya tenía todo preparado para que a la tarde del otro día pudiera salir a tomar el avión.
Ésta noche tenía que divertirme.






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Les voy a ser sincera.. ¡¡¡Falta re poco para terminar la novela!!! ¡Estamos en los tramos finales!

¡Ah! Lo recordé... ¡¡Feliz navidad!! Espero que la hayan pasado súper bien.

Mereces Lo Que SueñasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora