Capítulo 3

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-Guau, no sabía que fuese... -Siriana miraba impresionada la escena que tenía delante-. Recuérdame que nunca la enfade.

-Desde sus primeros días de transformación no la había visto así de descontrolada-Axel sonreía ampliamente. Los ojos de Crysti se habían vuelto totalmente amarillos y sus manos se habían convertido en garras-. Aunque de vez en cuando se desmelenaba un poco-había cogido el brazo de uno de los vampiros chinos y se lo había arrancado sin esfuerzo-. Será mejor que la detenga-con cuidado se acercó a la chica-. Crysti ya ha pasado todo. No estamos en peligro-despacio cogió a la chica de los hombros. Poco a poco su respiración se fue calmando y sus ojos y sus manos volvieron a la normalidad-. Me parece que has impresionado a todos-Axel la miraba con una gran sonrisa dibujada en el rostro. Abrazó a la chica hasta que estuvo totalmente calmada-. Nadie nos va a hacer daño, ¿verdad? -los Hsien los miraban con el horror pintado en sus rostros. Todos veían a la chica entre asustados y fascinados-. Cariño deberías devolverle eso a su dueño-Siriana cogió el brazo que todavía tenía la chica.

-Toma, aunque ya no te sirve para nada-un fuerte gruñido salió de la garganta del guardia chino-. No querrás que Crysti se vuelva a enfadar, ¿verdad? -el vampiro sacó su espada del cinturón dispuesto a matar a aquella arrogante criatura.

-Ya es suficiente-Aro se levantó de su trono-. Nadie quiere que la preciosa Crysti vuelva a enfurecerse, aunque ha sido fascinante.

-Es un auténtico monstruo-Lü Dongbin miraba la escena furioso y aterrorizado-. Hay que destruir a ese ser-los Ocho Inmortales se pusieron a la defensiva.

-Yo que tú cuidaría tus palabras. Estás hablando de mi novia-Axel oculto a Crysti tras su cuerpo. La chica seguía un poco desconcertada y alterada-. Además, ya habéis visto que no sois rivales para ella.

-En eso tienes razón. Nadie es rival para ella, porque su fuerza y velocidad no tienen nada que ver con nada de lo que haya visto.

-Crysti no es algo que se vea todos los días-Siriana se acercó a sus compañeros-. Ya que hemos decidido que no queréis nuestra ayuda nos vamos. Estoy cansada y quiero irme a dormir.

-Lamento mucho haberos hecho venir en vano, pero puede que nuestros queridos invitados acaben cambiando de opinión con un poco de tiempo para reflexionar-Aro miró a los vampiros de reojo. Todo estaba saliendo con él quería-. Si lo hacen os lo haremos saber inmediatamente-Axel asintió. Sabía que Aro se traía algo entre manos, pero prefería no involucrarse-. Alec acompáñalos a la salida-el castaño asintió. Mientras los cazadores salían del lugar el silencio se apoderó de la sala de los tronos-. Es una lástima, con su ayuda habríamos acabado muy rápido con este problema y sin tener que hacer nosotros nada.


El silencio que mantenían los cuatro jóvenes estaba poniendo muy nerviosa a Siriana. Quería que alguno comentase lo que había pasado en la sala de los tronos, pero sabía que hasta que no estuviesen en el exterior del castillo no era seguro hablar.

-Para ser un vampiro andas muy despacio-dijo impaciente la chica. Alec sonrió malévolamente mientras abría muy lentamente las puertas del castillo-. Al final vas a conseguir que te pegue-el aire frio la hizo estremecerse.

-Te veo un poco irritable-el castaño se apoyó en la pared del callejón donde habían aparcado el coche-. ¿Es porque os han rechazado o ya venias con ese humor?

-Me han caído muy mal. Son unos engreídos. ¿Pero que se han creído? -con furia le dio una patada a un cubo de basura que salió disparado hasta chocar con la pared de enfrente-. Los Ocho Inmortales. Yo también soy inmortal y no llevo un cartel en la frente que lo anuncie....

-Ya estaba un poco irritada antes de venir-susurró Axel al vampiro-. Creo que tiene las hormonas revolucionadas...-Crysti le dio un codazo al chico-. Cariño que no controlas tu fuerza.

-Lo siento, pero no puedes decir eso de tu hermana-el chico se frotaba las costillas dolorido. La chica le había fracturado dos-. No está bien hablar de las hormonas de la gente y mucho menos al novio de tu hermana.

-Dudo mucho que Alec se asuste por eso.

-Llevo muchos siglos viendo a cientos de mujeres, no me asusto con facilidad.

- ¿Cómo que viendo a cientos de mujeres? -Axel miró divertido la cara de susto que había puesto Alec ante la furiosa pregunta de su hermana-. No has elegido un buen día para decirlo-el castaño iba a contestar, pero Siriana no le dejo-. Además, te he visto muy inactivo hay dentro. ¿No pensabas defenderme de esos psicópatas?

-Nosotros nos vamos-Axel cogió a Crysti del brazo para salir del callejón-. Ya nos contarás si sobrevives a esto.

-Te he visto muy desenvuelta y, además, tenéis a Crysti-la mirada de la chica le indicó que eso no era lo que quería oír-. Me habría lanzado contra ellos si te hubiesen hecho daño, pero sabes que no habrían podido con vosotros. Lleváis un año entrenándoos sin descanso.

-No tenía nada mejor que hacer-refunfuñó la chica. Alec se sorprendió ante la expresión tan tierna que estaba haciendo-. Espero que cambien de opinión y quieran nuestra ayuda. Quiero hacer alguna misión. Estoy muy agobiada de tener que estar todo el tiempo en Siena. La casa se me hace cada vez más pequeña...-Alec la miro fijamente. Sabía que Siriana estaba sufriendo mucho por su confinamiento, pero no podía hacer nada y tampoco quería que ella se alejase. No quería que volviese a pasar lo de la última vez. Cogió el rostro de la chica entre sus manos.

-Te voy a decir algo muy egoísta, pero no quiero que vayas a hacer misiones-Siriana le miró extrañada. Nunca había oído a Alec decir aquello tan directamente, aunque sabía que no le gustaba cuando se iba para hacer alguna misión-. No quiero que te alejes de mí. Si algo te pasase mientras estas lejos...-Siriana le miraba intensamente-. Creí que iba a tener que pasar la eternidad sin ti y eso me destrozo. No quiero que vuelva a pasar-la chica le miraba con una tonta sonrisa. Alec siempre era tan serio y por mucho que intentase negarlo era muy cruel y despiadado, pero cuando le decía ese tipo de cosas podía sentir como su corazón se derretía-. ¿Por qué me miras así?

-Porque te quiero-juntó sus labios con los del chico fundiéndose en un dulce beso-. Y también, porque no sueles decir cosas así de bonitas muy a menudo.

-No las digo porque son cosas muy obvias que deberías saber-Alec la miró con una pícara sonrisa dibujada-. Te quiero.

-Alec he pensado lo que me dijiste-el castaño la miró confuso-. Sobre lo de venirme aquí a vivir y he estado hablándolo con mi madre-algo en su interior le dijo que eso no era bueno-. He decidido probar a vivir aquí una temporada. Si a Aro le parece bien-el vampiro no sabía muy bien que decirla, porque solo podía sonreír ampliamente-. Pero hasta que se vayan los Hsien me quedaré en la casa que tuvo aquí Crysti-Siriana no pudo terminar la frase. Alec le había cogido y se habían fundido en un apasionado beso.

Amor en Volterra 2 (Alec Vulturi) [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora