Amor en Volterra 2 (Alec Vulturi) [En pausa]

Capítulo 4

-Ya ha pasado una semana dudo mucho que vayan a pedir nuestra ayuda-Crysti miraba pensativa por la ventana. Todavía no se había acostumbrado a la vida de cazadora, pero por suerte Axel no se había separado de ella ni un segundo-. Podíais hacer otras misiones, aunque sea algo fácil ¿no?

-Los vampiros se toman las cosas con mucha calma y, además, todo depende de mi madre. Hasta que ella no de la orden no podemos hacer nada-el chico soltó un largo suspiro. Aunque era cierto que tener que cuidar y entrenar a Crysti le había estado entreteniendo, la pelirroja ya no necesitaba tantos cuidados y ahora comenzaba a sentir la angustia de estar encerrado en casa sin poder hacer nada-. Los Hsien habrían sido una gran misión-Crysti le miró detenidamente. Estaba tirado en la cama sin camiseta, con los brazos debajo de la cabeza y mirando al techo con el ceño fruncido-. Necesito hacer algo o me volveré loco.

- ¿No es eso lo que te ha dicho Siriana todo este tiempo?

-Sí, pero yo estaba ocupado ayudándote y eso conseguía que estuviese entretenido y no pensase en que estaba encerrado sin poder salir de la ciudad.

-Entonces ahora tendrás que sufrir lo que ha sufrido tu hermana-Axel la miró molesto por la crueldad de sus palabras, pero Crysti había girado otra vez su rostro hacia la ventana-. Ya hace un año y todavía no se ha dado por vencido-Axel se acercó a ella. En el callejón de enfrente había una figura apoyada en la pared-. Pensé que no le darían trabajo aquí- suspiró agotada.

-Tu antiguo jefe le recomendó para que le cogiesen y no había motivos para no hacerlo-Jonh miraba hacia la casa fijamente-. No podemos hacer nada para que se vaya, porque no está atentando contra la vida humana.

-Lo sé, pero aun así...no creo que quiera volver a verme nunca más. Seguramente sabrá que ya no soy la misma que antes, al igual que sabía que tú no eras humano.

-Seguirá aquí hasta que consiga lo que quiere-Axel aparató a la chica de la ventana. No quería que la chica se siguiera torturando –. No te preocupes por él, sabe cómo sobrevivir.

-Nunca habías venido tantas veces a visitarme-Siriana miraba sonriente al chico que acaba de entrar por la puerta de su nueva casa-. Esto de vivir frente al castillo al final va a ser una ventaja.

-No te hagas tantas ilusiones. Aro me permite salir, pero tengo que estar atento de que nadie sepa dónde voy.

- ¿Te avergüenzas de mí? -Siriana le miraba con los brazos cruzados sobre el pecho-. Después de todo este tiempo...- Alec estaba intentando tener mucha paciencia con la absurda actitud de la chica, pero la verdad es que estaba cansando y tenso por toda aquella situación.

-Es por si algún Hsien me sigue. Aro no quiere que sepan que somos compañeros, porque podrían usarlo en nuestra contra o intentar hacerte daño, aunque por lo que vi no necesitas mi protección.

-Claro que necesito tú protección. ¿Sabes lo cansado que es pelear?

-Nunca me canso.

-Pues yo sí. Por eso te necesito, para que cuando ya no pueda pelear aparezcas heroicamente para defenderme- Alec vio como los ojos de la chica brillaban mientras seguía imaginándose escenas en las que él era una especie de caballero medieval y ella una dama en apuros-. Sería tan bonito.

-Estar aquí encerrada tanto tiempo con tantos libros te está afectando mucho-cogió uno de los libros de la chica para ver el título.

-En Siena por lo menos podía pasear por la ciudad. Aquí ni siquiera puedo salir a comprar y vosotros no sois muy buenos comprando.

-Siempre te traigo todo lo que me pides.

-Dejando a un lado el hecho de que todo lo que me traéis es robado. Heidi no deja de traerme vestidos y lencería fina que, por cierto, nunca los poder usar porque estoy segura de que los romperás. Demetri el otro día me trajo dos películas porno que no eran muy buenas. Jane no ha venido nunca, lo que me da a entender que dejaría que muriese de hambre. Félix nunca hace caso de la lista que le doy y me trae la primera cosa que ve. Nikro más o menos me trae lo que le pido y encima es él, el que me trae todos estos libros de caballería- dijo la chica-. Tú sí me traes lo que te pido, pero siempre que vienes no me dejas decir nada y me llevas a lo que queda de mi cama.