Capitulo 1

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Parte 1: El Agua

Como Parte vital de un todo el Agua es vida, aunque aquella que maneje el agua no tenga vida en sí.

Aria vivía en Charles un pueblo bastante reconocido por sus muy variados ríos, lagos y conexiones al Océano. Ese pequeño lugar era un paraíso para Aria aunque su vida en si no fuese de lo más bella, ella había llegado allí huyendo de sus propios padres y aunque aún tenía miedo de que ellos la encontraran, en su interior tenía un poco de la paz que jamás obtuvo en su anterior hogar, pronto cumpliría los 18 años y no tendría que rendir cuentas a nadie más que así misma.

Se las había rebuscado para conseguir un pequeño departamento que alquilaba una ancianita de cabello tan blanco como la nieve y ojos grises como la tormenta.

Aria asistía a la escuela en la mañana y en la tarde trabajaba en un bar de camarera hasta cerca de la media noche, para comprarse la comida, las cosas del colegio y pagar el departamento, aunque no era la gran cosa alcanzaba.

Todas las mañanas lo mismo se duchaba, secaba su pelo con toalla pensando en la urgencia de un secador de cabello, se ponía el uniforme obligatorio, no se molestaba en maquillarse, desayunaba a medias y se iba caminando al colegio que estaba a unas tres cuadras de allí.

Cumplía todos sus horarios sin demoras y se sentaba sola en la fuente de la escuela a la hora de los recreos, allí veía ir y venir las engreídas chicas y los súper-adictos-al-deporte, juntándose siempre en el mismo lugar a comerse literalmente entre ellos, habían pasado meses y aun no entendía como podían estar un día con unas y al otro con otras, besándose y metiéndose las lenguas hasta vaya a saber uno donde, de solo pensarlo le daba asco y guiaba su vista al agua que salía de la fuente, fijándose en las hermosas ondas que se formaban cuando apenas la rozaba con sus dedos y viendo como desaparecían a lo lejos, imaginando como seria si el agua pudiera llevarse todo sus problemas desapareciéndolos a lo lejos como esas ondas, luego el timbre para la próxima hora la apartaba de sus pensamientos y seguía hacia su próxima clase.

Al terminar el horario escolar se dirigía directo a su departamento para almorzar y ponerse el uniforme de camarera, muchas veces cuando le sobraban un par de minutos se iba a un lago cercano a mojarse los pies eso la animaba a seguir y a no derrumbarse, mientras se miraba en el reflejo del agua veía y comparaba sus ojos con ella pero estos ya no eran los brillantes ojos azules que tenia antes de que pasara aquello que la obligo a huir, ahora eran ojos azules tan vacíos de cariño y brillo ayudado por el cansancio de el estudio y el trabajo, daba tristeza tan solo de mirarse. Luego de secarse y colocarse los incomodos pero obligatorios zapatos con tacos se dirigía al Bar Mistique, donde su tarde transcurriría tranquila con la habitual clientela.

Obligándose a sonreír entro y saludo a Mistique la dueña y a Camille la otra camarera, se ato el cabello en un desordenado moño y se dispuso a atender yendo y viniendo con ordenes y pedidos, esquivando manos de aquellos que intentaban tocarle el trasero, un hombre muy alejado de la barra la llamo para darle su pedido.

-Oye hermosa me traes un wisky con mucho hielo y a tu hermoso trasero en una bandeja de plata?

Rodando los ojos para evitar golpearlo se dio vuelta y se dispuso a llevarle el wisky, cuando sintió que alguien le tomo del trasero y lo apretó como comprobando algo, apresuró su paso ya que no podía insultarlo y menos golpearlo como deseaba, ya que Mistique pensaba que correría clientes, de pronto sintió hueso chocando contra hueso a su espalda y al voltearme vi al hombre tirado en el piso con la nariz sangrando y a un chico parado a su lado con la mano llena de sangre

-Bien ahora pídele disculpas a la señorita y dile que no lo volverás a hacer

Dijo y ella no podía creerlo, ella había quedado hipnotizada por aquel chico y por la voz tan masculina y protectora con la que había hablado.

-Lo... lo siento señorita no lo volveré a hacer.

-La dama no oyó dilo mas fuerte.

-Lo lamento señorita no lo volveré a hacer.

-Eso espero porque yo mismo me ocupare que ya no tengas manos, ahora siéntate a esperar tu wiski.

Sin decir mucho más el hombre se levantó paso su mano sacando la sangre de su amoratada nariz y se sentó con la cabeza gacha... Aun no podía creer lo ocurrido pero debía agradecerle y no se le ocurrió más que un

-Gracias por hacer eso, es amable de tu parte te invito un trago.

Dijo con una sonrisa de satisfacción al ver que el asentía hacia el trago, el cual trajo rápidamente junto con el wiski del aun sangrante hombre, a quien se lo entrego primero y luego al chico el cual estaba unas mesas más allá con Camille que le sonreía y coqueteaba como una colegiala, ella era hermosa en mil formas más que Aria y para no interrumpir le dejo el trago en la mesa cerca de ellos y se retiro sin decir ni mirar nada, jamás se metía cuando ella coqueteaba con alguien por las simples razones que ella lo detestaba y porque jamás podía hacerle competencia a sus ojos miel perfectamente delineados, su boca voluptuosa, ni siquiera a su perfectamente alisado cabello rubio.

Decidió seguir atendiendo a los demás clientes, los cuales habían dejado de intentar de tocarle el trasero, por lo cual se sentía aliviada de inimaginables maneras, a veces dirigía su mirada hacia aquel chico que le había vengado y se le formaba una sonrisa al ver que estaba siendo torturado por Camille quien pasaba constantemente sus manos por sus musculosos brazos, como un gato relamiéndose por su próxima presa, esto le causo gracia y pena por aquél chico que tenía la clara cara de sufrimiento absoluto.

El Libro De Los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora