Capítulo 22

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FUEGO

Fenia guio a Fayna por una de las puertas de manera aleatoria y al cruzarla el calor comenzó a inundarla, había un gran pasillo central de color negro, de las paredes bajaba lava, pero había unas zanjas debajo que evitaban que esta se metiera en medio del camino y las hacia descender hasta uno valla saber dónde, Fayna miraba sorprendida a su alrededor ya que seguramente el calor debía ser insoportable, pero a ella este la llenaba de energía, miro a su acompañante que la observaba atenta esta sonrió y le hizo señas para que la siguiera lo cual Fayna hizo sin titubear.

- Oye ¿Puedo preguntarte algo?-Dijo mientras seguía mirando las paredes.

- Claro, estoy para aclarar tus dudas solo lárgalo - Dijo de manera amable.

- La chica en la lava ¿Eras tú?- La chica con pecas freno de repente y sin pensarlo metió la mano en la lava abriendo una puerta, la otra muchacha la miraba con los ojos realmente grandes.

- Si claro que era yo, solo que claro con un aspecto más normal, solo me puse lentes de contacto y listo.

- Pero fingiste ser muda.

- Si, eso lo hacía más complejo para ti, y me agradaba esa idea de que no todo pareciese sencillo. Ahora debes entrar aquí, no poder acompañarte en esto debes hacerlo sola y tranquila si algo anda mal entrare de inmediato.

Fayna con la evidente curiosidad y un poco de miedo dibujados en su rostro entro bastante lento, solo era una pequeña habitación con una silla en medio, al acercarse a esta vio una nota que decía "SIENTATE POR FAVOR", obedeció y se recostó en el espaldar, su mente quedo en blanco, cerró los ojos por un segundo y al volverlos a abrir estaba en su casa, más precisamente en su habitación, sentada en su cama, escucho pasos acercarse y un rostro conocido asomarse a la puerta era Ciara quien la miraba con asco como de costumbre.

- Óyeme inútil, baja vamos a cenar - Dijo con desdén su melliza.

- Claro, voy - Respondió tranquila, jamás se alteraba.

Se levantó de su cama, dirigiéndose a la puerta, pero antes de llegar su hermana se paró frente a ella haciendo que se detuviera.

- Dime rarita ¿cómo sigue tu novio el negro? ¿Ya se le fue lo sucio y ordinario o su raza aún se lo impide? - Dijo riendo con su sonrisa sádica y luego continua - Acaso ya le mostraste tu ridícula libreta, ah no espera cierto, que exploto de tanta estupidez que contenía - Ella reía como si fuera el mejor chiste del mundo, en cambio el semblante de Fayna estaba inexpresivo simplemente no le seguía sus comentarios, porque detestaba pelear. Solo se hizo a un lado, saliendo de su habitación bajo las escaleras y se dirigió al comedor con los insoportables pasos de su hermana detrás, al llegar saludo a sus padres quienes no respondieron su saludo solo la miraron con seriedad.

- Fayna Muy Anderson, me decepciona de tu parte mucho que no hayas tenido las mejores notas, tu hermana siempre destaca pero tú, tu verdaderamente eres una mancha en esta familia me des enorgullece tener una hija que es una fatal alumna y todo por andar acostándote con todo muchacho que ves, no lo ocultes tu hermana me hizo el favor de contarme todas las asquerosidades que haces antes que tu tarea, siendo que eso es lo único que pedimos de tu parte - Dijo su padre realmente enfadado mientras Fayna lo miraba atónita.

- Estoy realmente asqueada, yo no crie una promiscua, piernas flojas, decirte prostituta seria insultar aquella profesión - Escupió su madre.

Los de Fayna se cristalizaron, pero no lloro lo retuvo dentro de sí, solo parpadeo más rápido mientras veía a su hermana reírse de ella con disfrute, la colorada se levantó de su silla y pidiendo disculpas se fue de aquel lugar, necesitaba respirar así que salió por la puerta, pero en vez de su jardín, lo que vio fue a Aria sentada junto a Terrenos, charlaban animadamente pero parece que al notar su presencia se giraron mirándola y su expresión paso de feliz a enfado.

- Aquí estas, necesito explicaciones de porque no defendiste a Aria mientras tu hermana la atacaba -Dijo Terrenos demasiado serio.

- Yo no podía en verdad lo lamento - Dijo medio tartamudeando por el tono de su amigo.

- Es porque ere una cobarde o porque no soy lo suficientemente importante en tu vida, eres la peor amiga toda una inútil, una criatura horrenda, un mal chiste de la genética - Finalizo la pelinegra con ira y de un tirón arranco la manga de la remera que llevaba haciendo que se viese su herida, de la cual empezó a salir sangre descontroladamente.

- Mira, mira lo que dejaste que le hicieran, todo por tu culpa, por tu cobardía estúpida niña.

Fayna estaba petrificada viendo correr la sangre y de pronto todos la rodearon, desde sus padres y hermana, hasta sus amigos y Ethan, todos se reían de ella y la insultaban, las lágrimas se hicieron presentes y ella sin poder retenerlas las dejo fluir, pronto el miedo, la ira y la tristeza se apoderaron de ella, quien se tapaba lo oídos para evitar seguir escuchándolos, pero sus voces resonaban en su interior, de pronto en su mente oyó claramente una voz más potente que lo decía.

- Yo sé que puedes parar todo esto solo se impulsiva y quema todo aquello que atraiga la tristeza, da calor a tu corazón, recuerda que el fuego quema, mata y destruye si lo mal utilizas pero de la manera correcta da calor, luz, visión y lo más importante limpia la oscuridad, límpialos Fayna.

Dicho esto, volvió a oír los insultos de todos los que la rodeaban y con aquello en mente solo suspiro dejando que todo la consumiese y dijo en otro suspiro.

- Yo los ilumino y los limpio.

Aquellas simples palabras fueron suficientes para que el fuego comenzara a brotar de ella, grandes llamas envolvieron a sus agresores haciendo que desaparecieran de allí y solo quedara un silencio tan calmante como el sonido de la leña quemándose, completa paz, un calor vibrante la envolvió como en un gran abrazo y de un segundo para el otro estaba sentada en aquella silla, de la pequeña habitación, abrió los ojos lentamente y diviso una gran llama borrosa frente a ella, restregó sus ojos y se dio cuenta que era un ave de gran tamaño y con los colores del fuego, Fayna se encontraba aun con su cálida sensación así que no se asustó.

- Así que eras tú quien me abrazaba - Dijo segura y tranquila.

- No, no era yo, simplemente fuiste tú dejando fluir tu fuego interno, este es muy poderoso, según tus emociones es el poder que adquiere y la función que cumple - Resonó esa voz en su cabeza una vez más y Fayna sonrió.

- Que bella te vez Fenia, vibras como fuego.

El ave se inclinó ante ella, la chica hizo lo mismo, luego se hacerlo y acaricio con suavidad al Fénix frente a ella.

La criatura retomo su forma humana de un segundo para el otro y le sonrió

- Sabia que podías y que eras tú mi protegida desde que te vi - Dijo y prosiguió - Ahora ven necesito que aprendas unas cosillas básicas mas.

La guio fuera de la habitación y entraron a otra que estaba equipada con un montón de dianas en diferentes lugares y distancias.

- Bien necesito que primero intentes materializar el fuego en ti...

Luego de lo que parecieron horas, Fayna ya controlaba pequeñas bolas de fuego que largaba a discreción pegando en buena cantidad de los blancos, quemo muchas cosas a conciencia y otras por accidente pero Fenia, quien había vuelto a ser Fénix lo apagaba de inmediato y le pedía que lo volviese a intentar y eso animaba más a la chica, quien no dejaba de admirar secretamente por el rabillo del ojo a su Guardiana.

El Libro De Los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora