Capítulo 23

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TIERRA

Terrens seguía a Trent en silencio, mirando todo a su alrededor, ya que al salir habían entrado a un jardín repleto de flores y árboles, todo rebosaba de vida. El muchacho de cabello verde freno de golpe y mirándolo dijo.

- Pasa adelante, allí tendrás una serie de retos que deberás pasar, al otro lado estaré yo - Lo miraba serio e inexpresivo, el moreno asintió y camino entrando a lo que parecía un gran laberinto de arbustos.

Comenzó a recorrerlo, curvas, contra curvas y rectas hicieron que Terrens se marease y no supiera donde estaba intento regresar, pero tras de sí solo había una gran pared de árboles que le impedía volver. A lo lejos oyó unos pasos firmes, acercándose a él y por un segundo creyó que era el otro muchacho, pero se dio cuenta que se equivocaba cuando vio a un gran león acercársele y lo miraba como si fuese su presa, el moreno se quedó quieto rogando que se alejara, pero eso solo hizo que el animal se interesara más en él, quien por mero instinto de supervivencia comenzó a correr con gran velocidad por uno de los pasillos del laberinto. Muy cerca, tras de sí, se oían los pasos del hambriento león. El siguió corriendo hasta que llego a un lugar despejado, un gran circulo rodeado de árboles con de muchas salidas y pasillos diferentes, corrió en línea recta hasta que oyó la voz de una niña, que muy asustada pedía ayuda, miro a todos lados hasta que la diviso en un rico, al parecer el león también la había visto y se dirigía hacia ella, así que Terrens sin pensarlo corrió frente a la niña y en un acto de protección le pidió que permaneciese detrás. La pequeña solo sollozaba con miedo, un segundo después justo frente a el apareció un arma y en un costado una imagen de la niña, y comprendió que le pedían decidir o matar al animal o entregar a la niña y eso no le convenció, así que hizo lo que creyó mejor, abrazo a la niña y corrió decidido en dirección del león, se paró en seco justo en frente entregándose como alimento.

El animal, en vez de comerlo empezó a lamerlo como si fuese un gato y Terrens sorprendido lo acaricio suavemente, acordados de la niña giro, pero ella ya no estaba allí al igual que el resto del laberinto, todo se había convertido en arena y el calor lo agobio repentinamente. A lo lejos diviso algo y sin dudarlo tomo rumbo hacia aquello, los pies le pesaban por la arena y el calor le era insoportable, estaba sediento, pero lo que había visto cada vez estaba más cerca, así que dándose ánimos, siguió. Mirando por el rabillo del ojo creyó divisar un pequeño lago, rodeado de palmeras, restregó sus ojos pensando que era una alucinación, pero se veía demasiado real, tan tentador para su aplastante sed, que estuvo a punto de ceder e ir pero una voz en su cabeza lo hizo pensar.

- Mantente firme, constante y adáptate a los cambios, al igual que la tierra que no deja de serlo aun en contacto con el resto de elementos, recuerda que es el sostén de todo aquello que tus ojos ven, adáptate y sigue no te desvíes.

Terrens solo pensaba en lo bien que le vendría un trago de agua, pero analizo que la tierra no moría por la falta de agua solo estaba seca y aun en ella había vida minúscula, creyó que era la idea más estúpida de la vida pero debía intentarlo, se sentó como indio en la arena caliente y comenzó a cubrirse con esta, que al contacto con su piel lo refrescaba de una manera que no llegaba a entender. Cerro los ojos y hundiendo sus manos en ella, deseo con todo su interior que crecieran árboles y hubiese agua para beber, pronto una pequeña palmera comenzó a crecer a su lado y de un instante para el otro muchas más de estas lo rodearon y justo debajo de él comenzó a brotar agua fresca, de la cual bebió hasta saciarse y retomo su camino. Faltando muy poco para llegar lo a lo que parecía la tan preciada salida, el sonido de un disparo a lo lejos lo alerto, su escenario cambio, ahora se hallaba en un gran bosque de árboles frondosos, a lo lejos vio como un ciervo corría asustado y luego otro disparo y la criatura cayo de repente, ignorando la aun visible salida corrió hasta el animal herido que estaba tendido en el suelo, sangrando Terrens intento evitar que esta siguiera saliendo pero era tal la cantidad que se le hacía imposible detenerla.

Un terrible sentimiento se apodero de él, la desesperación lo consumió tanto como la rabia y detrás se sentían los pasos de quienes supuso eran los autores de aquello, se oían sus voces felices.

- Quiero su cabeza para lucirla en mi chimenea- Dijo con extrema satisfacción uno de ellos.

Terrens se paró frente a ellos, dándole la espalda al animal mal herido, que luchaba por su vida, los hombres al verlo frenaron de repente.

- Hay tú, ¿has visto un ciervo herido por aquí? - Dijo otro sosteniendo su escopeta.

- Claro que lo eh visto, pero lamentablemente para ustedes, se deberán ir sin el - Estaba realmente enfadado y los tres hombres no lo tomaron muy bien.

- Escúchame muchacho, no deberías tratarnos así, estas en clara desventaja, además es solo un estúpido animal - Dijo muy serio uno de los hombres.

- Y ustedes unos estúpidos humanos y aun así no los han sacrificado pera cortarles la cabeza y ponerla encima de una chimenea - Dijo haciendo sus manos puños y aún más lleno de ira.

- No queremos hacerte daño, así que te recomiendo que te disculpes y te apartes - Dijo sacando un chuchillo de una funda en su cintura uno de aquellos tipos y lo amenazo con este.

- ¡NO! - Grito Terrens y de repente raíces salieron del suelo, haciendo que a uno de ellos lo envolvieran y suspendieran del suelo, asustado el hombre con el cuchillo corrió a atacarlo, pero antes de llegar hizo un movimiento con sus manos haciendo que un gran oyó lo tragara solo dejando su cabeza fuera, camino al asustado tercer hombre que sostenía su escopeta pintándole mientras temblaba.

- Te lo advierto disparare.

- Inténtalo - Fue lo único que pronuncio y se oyó un nuevo disparo.

Terrens rápidamente levanto su mano y un gran bloque de tierra apareció frente a él, haciendo que esta impactara allí sin siquiera llegar cerca del moreno que miraba aun con furia al hombre.

Dos, tres, cuatro disparos se hicieron presentes pero ninguno daba en el blanco y cuando Terrens ya se hallaba cerca lo golpeo con un bloque de tierra que lo dejo inconsciente, podría haberlo matado pero su inconsciente y el sonido del ciervo agonizante hicieron que volviera a la realidad y retornara a donde se encontraba el animal, decidió que se quedaría hasta cuando diese su último aliento. La tristeza lo invadió al ver a aquella criatura indefensa sufriendo y pidió que su sufrimiento se terminase, posando sus manos en la herida hizo un poco de precio y no pudo evitar que unas lágrimas cayesen. Jamás se había sentido tan impotente, aun con aquel poder no podía detener la sangre o eso supuso, ya que en un segundo la sangre seso y comenzó a retornar hacia la herida como si el tiempo volviese atrás, la bala fue expulsada del cuerpo y la herida se cerró, el ciervo se paró lentamente y luego de una gloriosa reverencia, se alejó trotando lentamente.

El moreno estaba impactado, sin habla, había devuelto a la vida a aquel animal solo con su toque y eso lo hizo inmensamente feliz, se levantó recargado de energía y camino disfrutando del paisaje. Se dirija de nuevo hacia la puerta, cuando una gran rama se atravesó en su camino, estaba seguro de no haberla visto así que la esquivo o eso intento porque cada paso o movimiento esta lo seguía, hasta que se frenó y mientras rascaba su cabeza con desentendimiento y confusión, oyó una gruesa y estruendosa risa proveniente de la copa de aquel árbol, digamos que no lo tomo del todo de sorpresa aquello, pero seguía desorientado.

- Dime ¿quién eres? - Dijo a la nada.

- Yo soy un Ent u hombre árbol como más te plazca, y como ya me has visto en mi forma humana decidí mostrarme en mi forma natural - Contesto una voz ya reconocida por Terrens quien sonrió.

- Eso si es una verdadera sorpresa Trent.

- La verdadera sorpresa es que es la primera vez que me siento satisfecho siendo Guardián, el tuyo.

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