Capitulo 5

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Esto transcurre el día en el cual Trevor Adams conoce a Aria la portadora del elemento agua...

Se despertó agitado y transpirando había tenido nuevamente esa pesadilla recurrente que lo atormentaba, miro su reloj el cual le mostraba que eran las 6:15 de la mañana, frustrado fue a toma un baño de agua caliente quizás así se relajaría un poco y podría dispersarse, debía estar listo paras las 7 en punto para ir a abrir el gimnasio, salió de la ducha se puso ropa cómoda, comió algo rápido, preparo su mochila y se fue, cuando llego abrió las puertas y se dispuso a acomodar camillas pesas y maquinas, reviso los horarios y los trabajos de cada uno de sus clientes ya que a las 8 en punto comenzaban a llegar los demás instructores y algunos de los que componían su clientela, como buen personal trainer tenía horarios para cada quien , aunque se reservaba una hora diaria para el al final de su día, le gustaba y lo consideraba relajante, pensando solo en lo que estaba haciendo y nada más solo él, las pesas y maquinas, aunque algunos días venia una mujer como de su edad y casi que literalmente se le abalanza encima por un poco de atención, pero la verdad no le gusta ni lo más mínimo, todo en ella es falso, y cuando digo todo hablaba de todo, pero ese día no, estuvo muy calmado y normal, cuando termino su rutina se fue a las duchas, se cambió de ropa, se puso unos jeans negros rasgados, una remera negra, una camisa verde oscura y unas Vans también del mismo color.

Se dirigió a un bar cercano a tomar un trago, al entrar dirigió su atención directamente a una de las camareras, la cual estaba siendo literalmente violada con las manos por la mayor parte de los clientes y eso verdaderamente lo molesto, pero al percatarse que ella no hacía o no podía hacer nada simplemente se dignó a sentarse, en ese mismo instante alguien la llamo para darle su pedido, en cuanto ella se volteó el tipo, le estrujo el trasero a todas sus anchas y el sintió como la ira brotaba desde dentro se paró y sin pensarlo dos veces golpeo con todas sus fuerzas al tipo tirándolo al piso

_Bien ahora pídele disculpas a la señorita y dile que no lo volverás a hacer - dijo más enojado que jamás en su vida

_Lo... lo siento señorita no lo volveré a hacer- dijo el tirado aun en el suelo

_La dama no oyó dilo más fuerte – rugió con ira

_Lo lamento señorita no lo volveré a hacer

_Eso espero porque yo mismo me ocupare que ya no tengas manos, ahora siéntate a esperar tu wiski- dijo alejándose

El la miro y algo en su corazón y en su mente despertaron y aunque lo retiro de inmediato al escucharla hablar fue mortal

_Gracias por hacer eso, es amable de tu parte te invito un trago- Dijo ella con la sonrisa que para él era la más hermosa que jamás hubiese visto, el asintió casi de inmediato y se sentó en una mesa vacía de mas allá sin sacarle la vista de encima, los manoseos habían cesado pero aun así no dejaba de estar atento.

Mientras esperaba su trago, la que supuso era la compañera de la chica que había defendido, se acercaba, como una verdadera gata en celo, contoneándose y pasando su lengua por el labio inferior, como en un muy mal intento de sensualidad, desde lejos se notaba que era solo un par de años mayor que él.

_Hola precioso protector soy tu perfecta damisela en peligro soy Camille- dijo ella con gestos melosos y casi ronroneando cada palabra.

_Hola y no me interesa- dijo el pensando que ella se alejaría por su indiferencia pero para su mala suerte ella solo comenzó a hablar de algo que él jamás oyó y se puso a acariciar sus brazos.

Trevor dirigió su mirada detrás de Camille y vio aparecer a la otra chica, que dejo su trago en una mesa aledaña, sin pensarlo dos veces él se levantó dejando a su pretendiente hablando sola, tomo el vaso y se lo bebió de un sorbo, busco con la mirada a la otra chica pero no la encontró y le pregunto a la loca, la cual lo miraba irritada, donde se había ido.

-Ya término su turno ya se fue, pero yo aún estoy aquí

-Si, si ¿por dónde?- dijo y noto que ella esquivaba

-¿Por dónde?- repitió el

-Por allá- dijo señalando la puerta trasera del Bar

-Gracias y adiós- dijo él y salió corriendo

Al divisarla a lo lejos caminando grito

-¡Oye espérame! - y corrió hasta su lado

-Hola- dijo ella sonriendo y el sintió derrumbarse

-Hola ¿cómo estás? ¿Te molesta si te acompaño? le dije a tu amiga de allí dentro que tenía algo importante que decirte y me dijo que tu turno había terminado y que ya te habías ido tuve que insistir que me dijera por donde te habías ido y de malas me señalo la puerta, es un poco malhumorada o diría hasta psicópata jajá- por primera vez la miro directo a los ojos y se perdió en ellos eran dos hermosos estanques de agua azul y pura.

-Simplemente no le gusta que los chicos emm que a ella le parece lindo la rechacen o no sedan rápido a sus encantos. Dijo ella sacándolo de sus ensoñaciones

-Bueno eso es un poco exagerado para alguien de su edad, en verdad no quiero hablar de ella, dime te han dicho que tienes los ojos más hermosos- Dijo el en un impulso inevitable.

-Pues si muchos ebrios del bar lo dicen – ella le dio su sonrisa más picara

-Oh valla, entonces tendré que pensar algo más, ya se, tienes una sonrisa muy bella -Se sonrojo al oírlo decir eso

-Guau ahora te ves más hermosa sonrojada definitivamente, uh soy un idiota disculpa ni si quiera me presente y ni se tu nombre Soy Trevor Adams encantado- Dijo parándose frente a ella y estirándole su mano, con una sonrisa plasmada en su rostro

_Soy Aria San Clair

_Un placer conocerte Aria.

Siguieron caminando y charlando animadamente, hasta que llegaron a lo que el supuso era su casa, le estrecho la mano con una sonrisa y se dispuso ir a casa, no podía sacarla de su cabeza esos ojos azules y la forma en que su hermoso cabello negro enmarcaba su rostro eran alucinantes.

Luego de lo que parecieron 5 min para el llego a casa, con cara de niño con juguete nuevo, abrió su puerta, entro y al cerrarla oyó un ruido en su habitación, camino en silencio y abrió la puerta con el mayor sigilo de la historia humana, para simplemente encontrarse un libro encima de su cama que resplandecía como la luz del sol, pero no cualquier libro era el Libro De Los Elementos el cual él estaba obligado a proteger, el cual se iluminaba por una luz tan azul como el Océano, pero solo en la parte del Agua.

Según lo que su antiguo entrenador le había dicho, cuando el hallara al portador de uno de los elementos este elemento brillaría en su portada y que al tomarlo en sus manos se abriría la página de la prueba que en este caso era sobre la poseedora del don de manejar el Agua.

El Libro De Los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora