Sesión 19

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- Otra vez reprobé esta mierda. - Quejarse no era lo mejor en aquel momento. Saul Hudson, un jóven estudiante de la facultad de psiquiatría, estaba frustrado y a la vez de pie, observando la hoja que tenía impresas todas las calificaciones.

- Deberías de colocar más empeño. - McKagan, también estudiante, sostenía sus libros, buscando con la mirada su calificación. Sonrió de oreja a oreja, pero a espaldas de Hudson, quien estaba cruzado de brazos, enojado. Dejó de sonreír apenas su compañero de clase se dio vuelta, rascándose la mandíbula, dedicándole una mirada de compresión y lástima. - De seguro para la próxima te irá mejor.

- Lo dice uno de los mejores de la clase. - Habló con rencor y notable envidia, levantándo la quijada, mirando a su amigo como si fuese lo último.

- Tampoco es para que te enojes, Slash, quizás no estudiaste lo suficiente.

- ¿Me estás diciendo estúpido?

- No quiero discutir por algo así, no seas envidioso. - McKagan no lograba acostumbrarse bien a las actitudes de niño malcriado que tenía Saul, pero debía de aguantar, sí o sí; no sabía el por qué, pero sentía que algo más vendría después de salir egresados.

- Ahora me dices envidioso.

Duff, no queriendo seguir la discusión, rodeó los ojos, negando y mejor mirando su reloj de mano. Marcaban las 02:00 p.m, así que podía irse a su casa sí quería, pues su horario había terminado.

- Nos vemos mañana. - Finalizó Duff, dejando a un Saul Hudson confundido y ahora molesto.

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Quizás habían pasado años, pero habían valido la pena, pues, sujetaba su cartulina, la cual estaba enrollada y sujetada por una cinta roja. Vestía con una túnica negra, también llevaba un birrete de graduación en la cabeza, mientras que a su lado, Saul Hudson, estaba sentado, mirando hacia adelante, sin emoción como la que tenía McKagan encima.

- Un gran aplauso a los egresados de la reciente generación de psiquiatría. - Entonces, el público aplaudió, mientras que los alumnos ya titulados tomaban sus birretes y los tiraban al aire. Duff, simplemente sonrío, recibiendo abrazos y despedidas de compañeros de clase, pero en cambio, Saul observaba su reloj una y otra vez, estando aburrido.

- ¡Saul, somos doctores, por fin! - Exclamó, sonriente, mientras que palmeaba la espalda alta de su mejor amigo.

- Lo bueno de todo esto es que ganaré dinero. - Contestó, desganado, colocándose de pie. Duff sabía cómo era la actitud de Hudson, pero siempre trató de soportarlo. Sobre todo, aprendió a quererlo.

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- Desapareció hace cuatro días.

- ¿Qué?

- Sí, como lo escuchas. No contesta las llamadas, es más, su teléfono está fuera de servicio. Fui a su casa y no había nadie, fui donde alguna casa cercana y una señora me contó que no había visto el auto aparcado en la vereda desde...

- ¿Desde?

Duff McKagan y Richard Fortus, compañeros de trabajo y parecida profesión, compartían un rato de charla, mientras que bebían café y tenían la puerta cerrada de la oficina del más alto del dúo. Hablaban sobre la repentina desaparición de Saul Hudson, director del reciente centro de salud que crecía cada vez más. Tenían planes de construir una segunda parte, también así tendrían más funcionarios y sobre todo más espacio para pacientes, pero ese no era el tema de conversación de aquel momento.

Locura de amor [Slaxl] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora