Sesión 21

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Quizás era ridículo.

Pero era lo mejor para todos.

Había pasado mitad de su vida en drogas, y también fiestas, donde llegaba a entregar su cuerpo para ser usado en actos sexuales para tener un poco de heroína cuando no tenía dinero. Recordaba haber hecho sexo oral a traficantes, que después de hacerlo le entregaban gran porción de cocaína.

Definitivamente era una mierda.

Cayó en rehabilitación al momento de que su familia dio fin a sus adicciones, no permitiéndole seguir disfrutando de su perdición.

Pero gracias a eso, el rumbo de su vida se vio lleno de obstáculos, no dejándole ver más adelante, lo cual le trajo una inmensa depresión y múltiples intentos de suicidio, de los cuales, desgraciadamente, siempre sobrevivía.

La última oportunidad que se le fue otorgada para empezar desde cero y ver que de verdad la vida le tenía un camino lleno de cosas de las cuales podía disfrutar, la rechazó, volviendo a intentar acabar con su vida. Pero, al salvarse malditamente otra vez, no volvió a su casa, sino que esta vez fue internado en un psiquiatrico donde quizás estaría mejor.

Pero ahí fue diagnosticado con un trastorno esquizoafectivo.

"Si no puedes querer a tu vida, significa no quererte a ti mismo. Eso está mal, Steven"

Le prometieron hacerlo cambiar.

Nunca ocurrió.

Su familia nunca lo visitaba, tan sólo sabía que pagaban su estadía en aquel lugar, pues le atendían bien.

Pero él no se sentía bien.

Nunca se sintió bien; sólo cuando era un niño que no daba desorgullo.

Y ahora... Allí estaba, desesperado, tomando su cabeza con la respiración agitada, provocando que su pecho subiera y bajara como motor. Tal vez era un ataque de pánico, pues detestaba las noches, y más desde que no tenía con quién hablar. Pero, decidió algo mejor.

"Estás molestando".

Bajo su cama, llevaba días intento sacar lo que sería quizás su causa de muerte.

Tornillos.

Tenía uno, que afilaba cada mañana a escondidas con sus dientes, o simplemente con lo primero que encontraba. Quizás, no era sano.

Nada era sano.

En sus manos, tenia los tornillos que logró sacar con bastante dificultad, pero lo hizo, y se sentía feliz por haber logrado algo bueno. Se puso de pie, tomando el tornillo que estaba listo para ser usado en su propia tortura.

Subiendo sus mangas, mordió sus labios, con el pecho lleno de cosquilleos por la emoción, pero a la vez desesperación.

"Estás solo."

Tragó saliva, y sus manos temblaron. Sin más, cerró sus ojos, y clavó en su muñeca aquel tornillo. Gimió, pero se aguantó, mientras que tiraba el tornillo hacia atrás, rajando poco a poco su piel de forma vertical. Sus ojos, estaban repletos de lágrimas.

No, ya no había vuelta atrás.

La sangre comenzó a manchar su brazo, cayendo en pequeñas gotas al suelo, mientras que su cuerpo sufría miles de escalofríos helados de pies a cabeza. Prosiguió a su otro brazo, clavando de la misma forma, mientras que un pequeño mareo se iba apoderando de su ser.

Locura de amor [Slaxl] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora