JUDAH
El recuerdo de sus labios sobre los míos sigue en mi boca como si la hubiese besado solamente hace unos segundos, cuando en realidad, ha pasado meses. Mi cuerpo suda, mi corazón late con fuerza al pensar en que todavía hay una posibilidad para poder volver a estar con ella, para que ambos estemos juntos de nuevo volviendo a ser uno solo. Entregándonos nuestro amor sin ninguna barrera de por medio sin que nadie nos lo prohíba. Volverla a tener entre mis brazos es el sentimiento que más deseo sentir otra vez en toda mi vida. No solo la he extrañado, verla delante de mí y tenerla tan cerca me confirma que todavía la sigo amando loca y profundamente como desde el primer día.
Lo único que no puedo ser capaz de pasar por alto es el hecho de que mis ojos la están viendo un poco subida de peso desde la última vez que la vi. Pero decido que aquello puede ser por la ansiedad que ha sentido este tiempo al no estar juntos y se ha refugiado en la comida. Pero hay algo en sus ojos, como si quisiera decirme algo que es demasiado importante pero que tiene miedo de liberar por terror a algo que pueda suceder.
Suelto una pequeña carcajada por lo bajo rozando mi nariz con la suya después de que continúa sonriendo sobre mis labios sin poder evitarlo. Ambos movemos la cabeza de lado a lado mientras que nuestros labios siguen con una sonrisa en ellos, ninguno de los atreviéndose a romper el pequeño momento que hemos creado.
—Bueno, creo que todos estamos sobrando en esta habitación —ella y yo reímos ante el comentario de mi mejor amigo, sin romper contacto visual. Sin poder evitarlo me acerco un poco más a ella tomando su labio inferior entre mis dientes, tirando de él con delicadeza —. Sí, ahora sobramos.
Me alejo de ella entre risas para comenzar a cuidar de mis heridas, pero ella toma el botiquín con sus manos y me hace un gesto para que me siente en la silla ubicada delante de ella. Hago lo que me pide sentándome en la banqueta, recordando el por qué no me encuentro más a su lado. La sonrisa se desvanece de mi rostro al igual que la de ella. Sus manos comienzan a curar mi rostro, unas cuantas muecas escapándose de mis labios al sentir la presión sobre las heridas.
—¿Cómo llamaron a la policía? —le escucho preguntar a la esposa de mi mejor amigo, mientras que le limpia la herida de la ceja —. Sonaron varias sirenas.
—Tenemos un sistema de sirenas policiales en el lugar —le explico. Suelto un quejido de dolor cuando siento presión en una de mis heridas —. Louis las hizo funcionar debido a que era la única forma de quitárnoslos completamente de encima.
Regreso mi mirada hacia mi antigua enamorada, viendo cómo el pulso se le dispara a mil por hora cuando decide curar mi labio inferior. Mis ojos no se separan de su rostro, a lo que los de ella se concentran solamente en mi boca. Quiere besarme, aquello es lo único que sus labios desean hacer en este momento y eso es algo de lo que ambos estamos muy bien enterados. Muerdo mi labio inferior inconscientemente y suelto un quejido ante el dolor que aquel erróneo movimiento provoca, escuchándole soltar una pequeña risita por lo bajo.
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Judah ©
RomanceTrilogía Prohibido #1 Se dice que el primer amor jamás se olvida a pesar de los años, que deja una gran marca en tu corazón volviéndolo el recuerdo más puro de todos, haciendo recordar aquel sentimiento como la primera vez que lo experimentaste. Y...