KHALESSI
Con pasos lentos camino por el pasillo, entrando a la habitación de mi bebé sin hacer el más mínimo ruido por miedo, cerrando la puerta detrás de mí. La dejo en su cuna con cuidado, y le doy mis bendiciones una vez más antes de salir de su cuarto. Juego con mis manos, y sin poder evitarlo, bajo las escaleras hacia la primera planta.
Escucho sonidos desde el cuarto de baño, y la curiosidad me mata demasiado. Mis pies me llevan hacia la puerta sin ni siquiera planteárselo, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho con miedo a lo que pueda encontrarme. Y eso es lo que sucede, mi alma cayéndose a los pies al verlos de esa manera.
Decido no torturarme mucho más, ya que es insoportable ver la manera en que él acaricia sus mejillas con ambas manos mientras sus labios se mueven sobre los de ella. De la misma manera en la que vine es la manera en que me voy: silenciosa y delicada, tratando de no hacer ningún tipo de ruido que me delate.
Cierro la puerta con seguro una vez que estoy en la seguridad de mi habitación, sentándome en el borde de la cama. Escondo mi cabeza entre mis piernas, dejando que mis sollozos salgan sin retenerlos mucho más. No comprendo qué sucede, qué hay en aquella relación que le impide a él olvidarle por completo. Por un momento me siento demasiado impotente al pensar que él todavía la tiene a ella en su corazón, y que no importan mis intentos, siempre estará su sombra detrás de nosotros.
No sé cuánto tiempo pasa hasta que el sonido de la manija de la puerta me saca de mis pensamientos. Muerdo mi labio inferior cuando comienza a moverse con insistencia, tratando de abrir a como dé lugar. Rodeo mi cuerpo con mis brazos, teniendo la intención de protegerme a mí misma.
Quiero regresar a ser una niña, teniendo los brazos de mi padre a mi alrededor, protegiéndome de cada una de las personas que trataban de hacerme daño. Deseo poder volver a tener cinco años y tener la oportunidad de llorar en su hombro mientras tiemblo en su agarre, sollozando y pidiéndole que me ayude. Pero lamentablemente, ya no soy esa pequeña, ahora soy una adulta, una la cual necesita desesperadamente de la ayuda de su héroe.
—Ábreme —pide con voz gruesa detrás de la puerta, pero mi cuerpo no tiene ninguna intención de moverse de su lugar.
Las palabras se han quedado atoradas en mi garganta, no queriendo salir por mucho más que abra la boca, debido a que lo único que expulsa son pequeños sollozos al recordar la imagen de ambos juntos. Demasiados pensamientos recorren mi mente, atormentando mi pobre y torturada alma que no quiere sufrir más.
Quiero ser esa niña una vez más. Me levanto de la cama y camino hacia la mesa de noche, lugar en donde se encuentra mi móvil. No lo pienso mucho y le mando un simple mensaje a mi padre, dos palabras las cuales sé que despertarán su instinto protector en él. No me importa ganarme unos cuantos gritos de su parte, no me importa que me regañe por ser tan inmadura, lo único que quiero es que me estreche entre sus brazos.
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Judah ©
RomansTrilogía Prohibido #1 Se dice que el primer amor jamás se olvida a pesar de los años, que deja una gran marca en tu corazón volviéndolo el recuerdo más puro de todos, haciendo recordar aquel sentimiento como la primera vez que lo experimentaste. Y...