«Sus labios parecen ser esculpidos por un mismísimo Dios. Son carnosos y de un color rosa cálido, a lo que puedo sentir mi dedo índice querer estirarse a acariciarle su inferior, para luego juntar su boca con la mía como he estado queriendo hacer desde hace mucho tiempo desde la última vez que pude probarlos.
Empieza a despertar lentamente, a lo que sus grandes ojos azules se conectan con los míos disparando miles de mariposas en mi estómago. Cuánto quisiera poder besar sus labios, aquellos labios con los que he tenido sueños durante todas estas semanas. Me puede pedir lo que sea, absolutamente todo, pero que sea junto a él.
Lleva su mano izquierda a mi rostro, acariciándolo con sus dedos obligándome a cerrar los ojos gracias ante el dulce y cálido contacto. Siento que me empiezo a derretir ante la sola idea de imaginarme entre sus fuertes brazos por una última vez.
—Mi amor —suspira sin poder creer que estoy delante de él a estas horas de la noche. Junta su frente con la mía acariciando mi rostro con su pulgar —, ¿qué haces aquí? Si tu padre nos ve...
—Solo pídeme que mienta, que me quede contigo toda la noche —susurro rozando su nariz con la mía —. Me puedes pedir lo que sea, pero que sea junto a ti.
—Entonces tú también pídeme lo que sea —afirma. Se incorpora hasta tener mi rostro entre sus manos, mirándome fijamente a los ojos —. Pero nunca me pidas dejarte, que deje de amarte, de desearte. O que me aleje de ti.
—Pero que sea junto a ti —le digo en un susurro.
Roza mis labios con los suyos, tentando a la suerte por varios segundos en los cuales siento que moriré si no me besa, si no me rodea con sus brazos regalándome su amor. Junta sus labios con los míos en un delicado beso, en uno de aquellos los cuales te roban cada litro de oxígeno que pensaste poder ingerir. Esos besos los cuales te hacen soñar despierto, haciéndote rozar el más grande límite del cielo.
Él es la mejor pesadilla de todas».
«Pienso en sus bellos ojos avellanas, aquellos los cuales me han dejado fascinada desde el momento en el que lo volví a ver después de mucho tiempo. Su mirada es un completo laberinto del cual nunca quiero encontrar la salida. Quiero quedarme atrapada en sus ojos, de la misma manera en la que quiero que mis labios jamás dejan de tocar los suyos, aquellos los cuales me han dejado marcada desde la primera vez en que mis ojos se posaron en ellos, imaginándome el dulce pecado que sería tenerlos solamente para mí.
Por más que trato de acercarme a él de miles de maneras a pesar de mostrarle indiferencia, parece no entender cada uno de los sentimientos que mi cuerpo siente cada vez que nos encontramos en la misma habitación. Cada una de las sensaciones que mi corazón me hace experimentar cuando me sonríe o cuando se ríe ante uno de mis comentarios.
Mis pies hacen todo el trabajo guiándome hasta su habitación ubicada en la primera planta. Lo único que quiero en estos momentos es solamente ver sus ojos mirarme, las comisuras de sus cálidos labios subir en una sonrisa de la cual yo soy la única dueña, yo y nadie más. Puede hacer conmigo lo que sea, pero que sea a su lado.
Me siento al lado de su cama, observándolo dormir lleno de paz, aquello es lo único que su rostro refleja mientras que su mente lo lleva lejos al mundo de los sueños. Cuánto daría por saber si yo soy dueña de sus pensamientos de la misma manera en la que él lo es de los míos. Dueño de mis más dulces y privados sueños los cuales no han dejado de atormentarme durante estas semanas.
Sin poder contenerme me inclino lo suficiente hasta tener mi rostro delante del suyo. Acaricio con mis dedos de manera delicada tratando de no despertarlo y así poder irme sabiendo que no tendrá la más mínima idea de que me encontré en su habitación suplicando por un mísero beso. Un beso que significaría mucho más para mí que para él.
Abre los ojos en el exacto momento en el que los míos se encuentran admirando sus labios. Sus comisuras suben formando una bella sonrisa solamente dedicada para mí, tomándome por sorpresa. Me quedo segundos mirándolo a los ojos, ninguno de los dos rompiendo el silencio.
—Mi ángel —susurra, logrando que mi corazón comience a latir a mil por segundo —, ¿estoy soñando?
—Sí, estás soñando —le miento, realizando en que todavía se encuentra preso del mundo de los sueños —. Soy solo un sueño.
—Entonces no quiero despertar —me toma por sorpresa cuando coloca su mano derecha en mi mejilla, juntando sus labios con los míos.
Acabo de probar el infierno más dulce de todos».
BILOGÍA PROTEGER — MUY PRONTO
¿De quiénes creen que son estas historias? ¡Dedico capítulo a quien responda correctamente debido a que estoy muriendo de emoción por estas novelas! Las he tenido planeada en mi mente desde hace tiempo. Les daré una pista:
IVANKOV: Ella a pesar de ser una muchacha dulce, es una pequeña leona.
EFRON: Él no cree en el amor verdadero, no todavía, así como una vez su padre no creyó.
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Judah ©
RomanceTrilogía Prohibido #1 Se dice que el primer amor jamás se olvida a pesar de los años, que deja una gran marca en tu corazón volviéndolo el recuerdo más puro de todos, haciendo recordar aquel sentimiento como la primera vez que lo experimentaste. Y...