Maratón 1/3
KHALESSI
Jadeo de sorpresa cuando sus cálidos labios se posan sobre los míos, haciendo que mi estómago estalle en miles de fuegos artificiales los cuales se expanden en la atmósfera, haciendo que cada caricia que sus labios le brindan a los míos se quede grabada en mi mente. Entreabro la boca correspondiendo a su beso, mis manos yendo directas a su cuello para acercarle un poco más a mí, aquello siendo lo último que necesito.
—Lamento haberte hecho pasar tantos problemas, gatita —me susurra, a lo que acaricio su cabello con mis dedos, las suaves hebras colándose entre ellos —, tú y mi bebé lo son todo para mí, absolutamente todo. Te juro que me muero si algo malo les llegase a suceder.
—Nada malo nos va a suceder —le aseguro, juntando su frente con la mía —. Ningún daño vendrá a nuestra bebé, porque tú estás conmigo, y aquello significa estar protegidas.
Sonríe, llevando sus manos a mi rostro para acariciar mis mejillas con sus dedos pulgares, trazando círculos sobre mi piel. Ahora soy yo quién se acerca a depositar un casto beso sobre sus labios, observando como su rostro poco a poco comienza a recuperar calor, todos los miedos dejando su cuerpo una vez más. Por más que quiera, no puedo estar enojada con la persona a la que más amo.
—Vamos a casa —me pide, a lo que asiento con una sonrisa —. ¿Y mi bebé?
—Jhalessi está en el cuarto de mis papás —le informo, a lo que su nariz se frunce gracias a la sonrisa que me ofrece —. ¿Por qué sonríes de esa forma?
—Casi nunca le llamas de aquella manera —susurra, ladeando la cabeza de lado —, a veces pienso que es porque ese nombre lo escogí yo cuando te encontrabas en el hospital —agrega, su tono de voz decayendo con cada palabra.
—Ese nombre me fascina —replico, mirándole a los ojos. Aquellos grandes ojos azules que me hipnotizan —. Y me encanta lo que hiciste al juntar nuestros nombres, es muy cliché, pero bonito —agrego, escuchándole reír.
Salgo del auto seguida de él y entramos a la casa de mis padres, esperando escuchar los gritos por parte de los otros dos, pero el lugar es puro silencio. El padre de mi bebé solo ríe negando con la cabeza al pensar lo mismo que yo, el calor subiendo por mis mejillas al pensar en lo que probablemente estén haciendo en la habitación de mi hermano. Subo rápidamente las escaleras acompañada del padre de mi bebé, quien como siempre, está emocionado por ver a nuestra pequeña mariposa.
—Hola mi pequeña leona —le sonríe cuando la tiene entre sus brazos. El apodo provoca una baja carcajada en mí —. Veo que no eres la única que me ha extrañado —me guiña un ojo, a lo que yo ruedo los míos.
Después de tomar todas mis cosas, ambos bajamos a su auto sin tratar de despedirnos de los que se encuentran en el cuarto, ya que no queremos ganarnos con alguna que otra escena. Una vez que está manejando a casa, me pregunto el por qué nos encontramos juntos después de tantos años de haber estado separados. El por qué el destino ha decidido volver a juntarnos para darnos el mejor regalo de todos: nuestra bebé.
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Judah ©
RomansTrilogía Prohibido #1 Se dice que el primer amor jamás se olvida a pesar de los años, que deja una gran marca en tu corazón volviéndolo el recuerdo más puro de todos, haciendo recordar aquel sentimiento como la primera vez que lo experimentaste. Y...