Capítulo Dieciséis: Pequeña Mariposa

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KHALESSI

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KHALESSI

Mis brazos se aferran al pequeño peluche de felpa. El Señor Panda, el cual me regaló el padre de mi bebé después de que aceptara ser su novia oficialmente. Levanto mi camiseta ante la atenta mirada de Mike, quién me ofrece una sonrisa a pesar de todo. 

—¿Lo extrañas? Sé que lo haces —me dice, haciéndome sonreír —. Ha pasado solamente dos meses en los que no se han visto y ambos están así, destrozados y llorando por amor —suelta una carcajada —. Amar no es un pecado, Kai. Pero las acciones de ambos lo hacen parecer de aquella manera.

—Pero no puedo Mike, no puedo verlo y no pensar en ellos dos juntos —admito alzándome de hombros —. Solo piensa en imaginarte a la persona que más amas estando con otra persona. Imaginar que esa persona está en otros brazos, siendo tocado por otras manos...

—¡No te tortures más con eso! No está bien —niega con la cabeza mirándome con reproche —. Ambos se aman, tienen una hija de por medio, Kai. No puedes dejar que todo eso se vaya por la borda.

Dios mío, ¿cuándo me metí en tantos líos por querer estar al lado de la persona a la que más amo en este mundo? Él y nuestra bebé son las personas más importantes en mi vida; me duele demasiado estar lejos de su lado y no tenerlo conmigo. Me quema la sola idea de que está en otro lugar probablemente rodeado de otras mujeres las cuales de seguro se le abalanzarán encima al verlo solo.

Acabo de cumplir nueve meses de embarazo y en cualquier momento podré darle a luz a mi pequeña mariposa. Muy pronto podré comenzar a trabajar otra vez para así darle todo lo que necesita sin ayuda de nadie. Ella será todo lo que necesite para salir adelante día a día solamente para un buen hogar para las dos. 

—Kai, me tengo que ir debido a que va a empezar una de las carreras más importantes de todas —me dice Mike, levantándose de la cama —. Pero prometo que todos vendremos a visitarte después de aquello.

—¿Todos también irán allá? —pregunto confundida. Asiente dándome la razón —. Me encantaría ir, pero no es recomendable en el estado en el que me encuentro. Porque si me la llegase a encontrar a aquella arpía rompe relaciones... —suelto un suspiro tratando de calmarme —. ¿Claudia irá también?

—No, creo que ella quiere pasar más tiempo contigo —suelta una pequeña carcajada. Se acerca a mí y me regala un cálido beso en la mejilla —. Apuesto a que esa princesa poseerá una de las mejores sonrisas de todas, al igual que tú.

—Hace dos meses que he dejado de sonreír, Mike —replico divertida, no puedo evitar hacerlo cuando me mira de aquella manera —. Eres el mejor amigo que he podido pedir, castaño. 

—Y tú también eres la mejor amiga que alguna vez imaginé, mi rubia —me asegura acariciando mi rostro con sus nudillos —. Cuentas conmigo para lo que sea, aquello jamás va a cambiar, ¿bien? Nunca te olvides de mí en algún momento difícil.

Judah ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora