Capítulo Cuatro: Te extrañé

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KHALESSI

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KHALESSI

Por más que mi mirada quiera apartarse del círculo en el cual todos ellos, mis ojos parecen no querer moverse. A pesar de que trato de no pensar en todo lo que probablemente él le está preguntando a mi mejor amiga sobre qué demonios nos encontramos haciendo en este lugar del que se supone que no debemos de saber.

No vuelve a hacer contacto visual conmigo por más que sé que sus ojos lo desean con muchas fuerzas, por lo cual niego con la cabeza dándome completamente por vencida en mi misión de hablar con él. El agarre de las manos de Rick sobre mi cintura es suave, pero es lo único que necesita para estabilizarme en mi lugar, no dejando que me deshaga de sus manos.

—Kiara —me dice una de las chicas —, ¿por qué decidiste venir a este grupo? La mayoría de mujeres quieren irse con los del Hazkar. Normalmente vienen cuando ellos las han rechazado.

La mirada de todos se centra en mí, esperando a que una respuesta razonable salga de mi boca. Habla rápido, me grita mi conciencia. Niego con la cabeza pensando en que no tengo ningún tipo de respuesta en estos momentos. El único pensamiento que tengo en este instante es al padre de mi bebé, quien se encuentra a tan solo centímetros de mí.

—Kiara —mi corazón deja de latir con fuerza, mis pulmones soltando todo el aire acumulado en ellos. Me volteo a ver a mi mejor amiga, quien me observa con sus brazos cruzados sobre su pecho —, necesito hablar contigo por unos minutos. A solas —agrega al ver como Rick me acerca un poco más a su cuerpo.

—Claro —coloco mis manos sobre las de mi prisión humana de manera delicada. Giro levemente el rostro a la izquierda, quedando cara a cara con él. Le ofrezco una sonrisa —. Será solo unos minutos —le prometo, pero niega después de depositar un beso en mi mejilla, tomándome por sorpresa.

—Tengo un trato el cual te lo voy a proponer en este mismo instante —le informa con una ceja alzada —. Prometo que, al aceptar, dejaré a mi acompañante libre de mí por el resto de la noche, ¿bien? —le pregunta, a lo que mis dientes se aferran a mi labio inferior.

Los ojos de mi amiga no revelan mucha confianza hacia el hombre que acabo de conocer hace menos de una hora. Batalla consigo misma si debería quedarse a escuchar su propuesta o retirarse dejando que alguien más se acerqué hacia mí para tratar de negociar con los términos de Rick. Mi mejor amiga suelta un largo suspiro, continuado por una rodada de ojos. Mira al rubio una vez más para luego asentir levemente con la cabeza.

—Soy toda oídos, Rickard —le dice, a lo que una sonrisa se posa en sus labios al escucharle oírle llamarlo por su nombre completo.

Mi estómago se encuentra hecho un revoltijo de emociones en este momento. Algo malo va a suceder, me repite mi conciencia una y otra vez sin darme algún tipo de respiro. Mis manos tiemblan a pesar de estar entrelazadas, mis piernas no tardando en initial el acto de ellas. Un escalofrío me recorre el cuerpo entero cuando escucho a mi nuevo acompañante explicarle lo que quiere de mi mejor amiga a cambio de mi liberación, lo cual me hace abrir la boca llena de incredulidad.

Judah ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora