Capítulo Diecinueve: Sin Límites

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JUDAH

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JUDAH

Suelto una pequeña carcajada al ver a los tres muchachos hacer bromas en la televisión. Mi hermano menor tratando de calmarlos a todos gritándoles una y otra vez que no todo está perdido y que son lo suficientemente inteligentes como para planear un plan sin ayuda de las chicas. 

Extraño mucho a mi hermano menor, han pasado meses desde la última vez que lo he visto gracias a tener que haberse mudado por su nuevo e inesperado trabajo como actor. Algo que ninguno de nosotros imaginó. Se encuentra encantado por conocer a su sobrina y empezó a gritar por el móvil cuando le conté que ya había nacido. 

Su programa de televisión tiene mucho éxito. Cada restaurante al que voy se encuentra uno de los episodios siendo reproducidos en la televisión. A pesar de ser considerado un programa para adolescentes, miles de adultos también se toman su tiempo para verlo, debido a que cada uno de los personajes tienen diferentes problemas con sus padres, explicándote las emociones que sienten gracias a esos percances. 

Estoy concentrado en la televisión cuando el timbre de la casa suena, por lo cual pongo pausa al vídeo y camino a abrir la puerta. Sonrío al encontrarme con mi mejor amigo, abriendo la boca sorprendido al ver a mi mejor amiga detrás de él con una tímida sonrisa.

—Hola Judah...

—¡Natalie! —exclamo, quitándole de lado.

Lo único que me detiene de rodearme con mis brazos es el abultado vientre que ahora posee. Abro mis ojos de par en par observándole incrédulo, ella aún con esa sonrisa tímida en sus labios. Mis ojos siguen clavados en aquel lugar, mi respiración comenzando a acelerarse.

—¡¿Hache?! —Giro el rostro encontrándome con mi mejor amigo dentro del apartamento, detrás del sofá en forma de protección —. ¡Sal de ahí, cobarde! 

—¡Juro que todo tiene una explicación! —exclama, cuando le aviento uno de los cojines.

—¡Natalie Sarahi Cooper! —Le miro con mis ojos hechos dos líneas —. ¿Quién es el padre de tu bebé?

—Hache —responde sin dar rodeos, alzándose de hombros.

Abro la boca sin poder creerlo, gracias a que esperaba una respuesta un poco más tímida y avergonzada. Pero ella se encuentra muy relajada y segura con la idea de tener a un bebé creciendo dentro de ella. Su vientre revela que tiene más de cuatro o cinco meses, aquellos en los cuales no la he visto por su supuesto viaje de vacaciones.

—¿Cómo demonios sucedió esto? —pregunto, apretando mis puños a los costados.

—Bueno, si lo quieres de forma natural tienes que simplemente —fulmino a mi mejor amigo con la mirada —. Judah, solo dame tiempo para explicarte.

—Dime que no estás hablando en serio —le pido a mi mejor amigo, mirándole seriamente —. Por favor dime que me estás bromeando y que tú no eres el padre de ese bebé.

Judah ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora