Capítulo Veinticuatro: Solamente Mío

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KHALESSI

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KHALESSI

Apoyo mi espalda sobre la puerta una vez que mi jefe decide irse, después de una larga conversación en las cuales mis respuestas se volvían secas, gracias a que sus comentarios hacia el padre de mi bebé no eran los mejores o lo más sinceros. Resoplo, pensando en que él se encuentra hecho una furia escaleras arriba.

Subo los escalones con pasos pesados, mi ceño frunciéndose al escuchar tanto silencio en la segunda planta. Cuando me encontraba conversando con Axel, se escucharon uno que otros gritos de su parte, lo cual provocó las risas de mi jefe al pensar que eran nada más que celos. Pero conozco a mi enamorado, y aquellos quejidos eran de frustración, y no de celos.

Entro a la habitación de mi pequeña mariposa, encontrándomela dormida. Sonrío, debido a que casi siempre está durmiendo, y aquello es normal según Jenna, así que no me preocupa ese tema. Camino los pasos que quedan hacia mi habitación, escuchando la ducha encendida.

—Judah —comento con voz dulce, con el solo propósito de ablandar su corazón.

La ducha se detiene después de unos cuantos minutos más, en los cuales me planteo cómo demonios sacarle la información que quiero sin ganarme excusas de su parte. Aquellos pensamientos se esfuman de mi cabeza cuando le veo salir del cuarto de baño, ni una toalla cubriéndole, debido a que la está usando para secarse su cabello. El calor se apodera de mis mejillas al pensar en cosas inapropiadas.

—Lo siento, tenía que tomar una ducha —se disculpa, caminando hacia la cómoda para buscar algo con lo que vestirse.

Aquello me da una buena vista de su trasero, lo cual me hace reír por lo bajo. Ladeo la cabeza admirando su anatomía, pensando en que todo ese musculoso y buen trabajado cuerpo es únicamente para mis ojos. Muerdo mi labio inferior cuando me pilla mirándole, pero solo una risa gruesa es su respuesta.

—Tengo que hablar contigo —le digo, una vez que se encuentra completamente vestido por su pijama.

—Yo también —admite, ofreciéndome una sonrisa llena de nervios —. Pero mi gatita es primero. Soy todo oídos, amor.

Suelto un suspiro con mis mejillas sonrojadas, debido a que lo único en que soy capaz de pensar es en su formado cuerpo sobre el mío mientras que me hace rozar el cielo. Creo que me he hecho herida en el labio inferior al morderlo con demasiada presión, ya que él alza una de sus cejas con una sonrisa torcida.

—Amor, concéntrate en lo que me tienes que decir —comenta entre risas, juntando nuestras frentes.

—Lo siento —me disculpo, negando con la cabeza. Una forma de borrar mis impuros pensamientos —. Quería preguntarte el por qué estabas gritando hace unos minutos cuando me encontraba con Axel, ya que hasta él te oyó. Por un momento pensé que eran tus celos —admito, haciendo un baile de cejas. Él rueda los ojos —. Pero después comprendí que no eran celos, si no enojo.

Judah ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora