Capítulo Dieciocho: Hecho Pedazos

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KHALESSI

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KHALESSI

Abro los ojos sintiéndome demasiado adolorida, ellos no tardan en empezar a recorrer el lugar en el que me encuentro tratando de recordar la razón del por qué estoy en esta habitación de hospital con miles de cánulas clavadas en mis brazos.

Recuerdo absolutamente todo, el recuerdo me golpea con toda su fuerza dejándome completamente inmóvil, sin saber qué hacer. Estiro la mano tocando el botón rojo para llamar a la enfermera de manera inmediata y en menos de lo pensado tengo a Jenna delante de mí, a lo que sin poder evitarlo la rodeo con mis brazos cuando me abre los suyos.

—Hola Kai, te hemos extrañado estos dos días —me dice, acariciando mi cabello —. Nos has tenido preocupados a todos los que te queremos mucho.

—¿Mi bebé? ¿Mi pequeña mariposa está bien? —pregunto desesperada.

Jenna me mira llena de orgullo, una sonrisa expandiéndose por todo su rostro. Toma mis manos entre las suyas y les da un fuerte apretón sin dejar de mirarme a los ojos. Lo último que recuerdo son los grandes ojos azules de mi pequeña mariposa antes de perder todo tipo de conciencia. Ella es lo único que me importa en estos momentos.

—Está muy fuerte y sana, todo gracias a ti —me asegura, quitándome un gran peso de encima —. No muchas mujeres hacen lo que tú hiciste por tu bebé, Kai. Llegó al hospital en una buena condición a pesar de todo. 

No puedo evitar sonreír a pesar de mis lágrimas, pensando en que todo lo que he hecho ha valido toda la pena. Mi esfuerzo y mis lágrimas han sido recompensados con el mejor regalo de todos y aquello es mi pequeña mariposa. A quién ya estoy amando con todo mi corazón y por la cual saldré adelante sola para así darle lo mejor.

—¿P-Puedo verla? —cuestiono esperanzada.

—Primero te haré un chequeo para ver que todo esté bien —me dice, a lo que asiento muy eufórica —. No te preocupes por Gia, todo está bien con ella y se encuentra con personas que la aman mucho. Su papá no le ha podido quitar los ojos de encima ni un segundo.

Al escucharla mencionar al padre de mi bebé, otro recuerdo me golpea como un frío bloque de hielo, recordando lo sucedido y el por qué de mi repentino parto. Él es el responsable de todo esto, él es la razón por la cual no puedo estar con mi pequeña mariposa en estos momentos. Él y nadie más que él. Pero juro que me las va a pagar, juro que cada lágrima que he derramado va a ser llorada por él en lágrimas de sangre. 

—¿Sucede algo malo? —pregunta Jenna, a lo que niego con la cabeza —. Judah ha estado aquí todos estos días esperando a que despertaras. 

—¿Me podrías contar todo lo que me he perdido estos días mientras me haces el chequeo? —le pregunto ofreciéndole una sonrisa.

Llegué al hospital hace dos días inconsciente bañada en sangre, de la cual había perdido demasiada. Los doctores tuvieron que hospitalizarme de emergencia debido a que me encontraba en un estado demasiado crítico. Mi pequeña mariposa tenía problemas para respirar por lo cual ella también no se encontraba en las mejores condiciones. He estado dormida todos estos dos días gracias a la anestesia que me pasan a través de las cánulas, pero lo único que me tranquiliza es el poder saber que mi mamá se encuentra con mi pequeña mariposa, protegiéndola.

Judah ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora